Arthur.
Llegamos a Villa Fontana, a la residencia de mí ahora socio Dylan Castillo. Mi pequeña esposa está algo distraída y eso que aún no hemos entrado a la fiesta. Mis ojos recorren su cuerpo, realmente se ve deliciosa y ese vestido la hace ver bella, sexi, hermosa y linda para mí. Deseo desnudarla y hacerla mía, hasta saciarme de ella.
Debo controlar la Bestia que hay en mí.
Me aguantare las ganas hasta que termine la fiesta.
-¿Estas bien?-. Pregunté preocupado al verla frunciendo el ceño y mirando todo a su alrededor.
-Uh, estoy genial-. Me dice mostrando sonriendo.
La tomo de la mano entrando a la residencia de los Castillo.
Entramos al interior del salón, todo está bien decorado, la melodía es linda y suave, mesas, sillas de madera fina, los manteles son al estilo turquesa, las rosas artificiales de varios estilos decoran las mesas. Estatuillas y pinturas por toda la fina pared.
-Esto es un sueño-. Comentó mi esposa.
-¿Te gusta el ambiente?-. Pregunté al verla feliz y distraída viendo todo.
-Oh me fascina la decoración y las pinturas-. Murmura con los ojos brillosos.
-Vamos a saludar a la pareja.
Cariza asintió, pero sin quitar la mirada de las pinturas... Llegamos hasta el señor Dylan, él al verme me saluda con un apretón de mano, a su lado está su bella esposa.
-Bienvenido sea señor Arthur.
-Es un honor, felicidades-. Saludé sincero y Cariza con la mejilla sonrojada le entrega el obsequio.
-Que linda-. Exclama la esposa de mi socio, pero puedo ver como frunce las cejas...
-Disculpen quiero presentarles a mi futura Esposa, Cariza Golddy.
No puedo decirles que es mi esposa, sería escoria para otros verme casado con una menor; bueno ni tanto solo 6 años. Cariza extendió su mano con el de la señora, ambas se presentan, luego con el señor Dylan...
-Eres muy linda y joven... yo tengo un hijo creo que tiene la misma edad que tu-. Le dice la señora Melani, pero su mirada es confusa la puedo notar de esa manera. Dylan igual mira a mi mujer sin pestañear.
-En serio, usted no parece ser madre-. Le cometa mi esposa.
-Señor Arthur que tal si las dejamos un rato. Mientras ellas charlan, te presentare a los demás socios de mis proyectos.
-Buena idea-. Acepto con mi mejor sonrisa.
Me acerco a Cariza y le susurro que la dejaré unos minutos con la esposa de Dylan, ella asiente y besa mi mejilla.
Dylan me presento con muchos de sus socios, la plática empezó agradable, de vez en cuando echaba un ojo a mi esposa para ver que hacía.
Ella conversa animadamente y a la vez toca las pinturas. Después de media hora los amigos y socios de Dylan se retiraron para ir a estar con sus respectivas esposas, supongo no lo sé.
Antes de caminar en busca de Cariza, Dylan me habla nuevamente.
-Arthur me gustaría presentarte a mis dos mejores y grandes amigos desde hace mucho tiempo.- Asientó al ver a una pareja cerca de nosotros.
Una mujer muy linda de cabello marrón y ojos marrones aparece, junto a un señor rubio de ojos azules como el cristal...
-Hola-. Salude extendiendo la mano.
-Mucho gusto señor Arthur mi nombre es Jaime Hamilton y mi esposa es Martha de Hamilton.
-El gusto es mío señores-. Tomó la mano de la señora Martha y dejo un beso en ella.
Entablamos plática amena, pero mis ojos no parpadeaban al ver al señor Jaime, su mirada se me hace muy familiar.
Dos jóvenes se nos acercan. Supongo que el chico es hijo de Dylan y la nena... Mis ojos se agrandan de par en par al ver a la niña que está junto a la señora Martha. Ella tiene un parecido extraordinario con...
-Arthur él es mi hijo Júnior y ella es Jadara la hija de mis amigos-. Señala a la chica Rubia.
Quedó perplejo al ver un gran parecido con mi esposa.
-Hola-. Dijeron los dos al mismo tiempo.
-Hola jovencitos, mucho gusto-. Extendí las manos hacia ellos y les sonreí.
Remuevo la cabeza repetidas veces, esta niña se parece mucho a Cariza.
Veo venir a mi esposa con su hermosa sonrisa y a su lado la esposa de Dylan
Veo venir a mi esposa con su hermosa sonrisa y a su lado la esposa de Dylan.
-¡Hola amigos!-. Grito Melani abrazando a la señora Martha.
La amo tanto desde aquel día en que me confeso que yo le gustaba, era tan pequeña que me sorprendió tanto.
La contemplo mientras deslizo su ropa interior... Sus ojos están dilatados y sus manos acarician sus pechos redondos, me agrada ver como se toca ella sola. Me quito mis zapatillas y luego la ropa quedando desnudo. Mi pene quiere explotar, pide a gritos ser liberado y enterrado en esta cosita rica que tengo frente a mí.
Las piernas de mi esposa se abren para mí, ella las enreda en mi cintura, aprieto su cintura, acerco mi boca a su pecho, lamiendo y chupando sus pezones, ya están duros por lo excitada que está.
-Arthur ya no podré soportarlo más, te necesito dentro de mí inmediatamente-. Suplica jadeante.
-Lo estaré mi amor-. Le digo dejando besos húmedos por su cuello, clavícula y luego labios. Deslizo mis dedos en su vagina, los meto y hago círculos.
Cariza chilla al sentir como muevo mis dedos dentro de ella, introduzco mi pene, gimo al sentir lo cálida que está su vagina, me muevo lento y luego rápido, el sonido de nuestros cuerpos chocando se escuchaban en la habitación como una melodía.
-¡Oh si mi Bestia! Tómame duro-. Exigió agitada y con la voz cortante.
Su Bestia, eso me considera.
Los gemidos de ella y los míos, se mezclaron formando una melodía excitante y desfrenda.
La volteo levantando sus caderas, su hermosa y redondas nalgas, se ven exquisita la atraígo a mí.
Froto mi miembro en su clítoris, beso su trasero y luego subo mis besos húmedos hasta su espalda.
La penetró nuevamente perdiéndome en su interior.
-¡Eres una Bestia!-. Grita moviendo su trasero al compás de mis embestidas salvajes.
He corrompido a mi esposa.
Mis sentidos se apagan al sentir como su fluidos de placer se derraman en mí. Cierro los ojos al sentir mi liberación.
Ambos llegamos al clímax, me salgo de ella y me tiro sobre la cama, la tomo de la cintura atrayéndola a mí cuerpo, beso sus labios mojados, nuestra respiración es incontrolable.
-Eres única mi amor-. Le digo lamiendo mi labio.
Sonrie con los ojos cerrados, se acurruca en mi pecho.
-Te amo Arthur-. Dijo antes de quedar dormida, beso sus labios y de mi boca sale las mismas palabras.
-Te amo Cariza.
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