LEVI
llego a mi oficina.
—¿Entonces? —Me pregunta Tobias, quien al parecer revisa su reloj con insistencia—. Siento que algo me ocultas, huele a problemas.
Este tipo es un imbécil, pero un buen abogado, una de las razones por las que es mi mejor amigo, es porque es la única persona que conozco del planeta, que no tiene alma como yo. Esa es la razón por la que nos llevamos tan bien.
Guardo silencio un par de segundos.
llaman a la puerta y casi puedo asegurar que se trata de la secretaria de mi abuelo, es una Sra. malcriada.
—Joven Evenson —dice con un tono de voz casi tan molesta—. Su abuelo y hermano lo están esperando en su oficina.
Lo sabía.
—Diles que no tengo tiempo.
—Lo siento, me temo que su abuelo no está de buen humor.
—Algo que compartimos los dos el día de hoy.
—Es importante —dice para luego salir sin decir nada más.
Cierra la puerta a sus espaldas, dando un portazo, sabe que odio que hagan eso, aunque lo hace solo para molestar. Mi abuelo, sin duda, le da muchas beligerancias.
Tobias, permanece sentado frente a mí, con cara de póker.
—Creo que violé a una mujer —confieso con lentitud—. No lo sé, puede que si lo haya hecho.
Al parecer mis palabras llaman su atención, ya que enseguida frunce el ceño.
—¿Crees o estás confirmándolo? —enarca una ceja con incredulidad—. Cuéntamelo todo.
—Tengo imágenes vagas del momento, Clara… Esa m*****a arpía, juro que cuando la vea la voy a mandar al otro mundo —respondo cerrando los puños con fuerza, pensar que ella me había drogado, metiendo una sustancia tóxica en mi copa de vino.
—¿Clara? Creí que era solo una mujer superficial que no le importa nada más que las apariencias —añade Tobias con mirada fiera, nunca le ha agradado esa mujer, y bueno, ahora tenemos una cosa en común.
—Es una bruja.
—Como tu abogado, necesito más información, y sé más detallado, cada cosa es importante, te escucho —se inclina hacia adelante.
Recordar que esa mujer traicionera hubiera jugado sucio con ayuda de mi hermana, me enerva la sangre. Termino por contarle todo.
—Ya veo —replica Tobias con una media sonrisa.
Tobias me mira fijamente, está estudiando mis expresiones, es como un maldito robot.
—Conociéndote, supongo que tomaste medidas y te encargaste de las cámaras de seguridad del hotel, ¿cierto?
—Por supuesto, sabes que no soy de los que dejan cabos sueltos, en cuanto salí de la habitación, le llamé a uno de mis agentes para que se encargara de borrar toda la evidencia.
Tenso el cuerpo.
—Deja, me encargo yo.
[...]
Me voy —me dirijo hacia la puerta.
—Suerte con el demonio mayor.
Se marcha, me quedo en mi despacho un par de segundos más, hasta que alguien abre la puerta sin llamar, la única persona que suele hacer eso, es la persona que más me cansa.
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