Ex esposa vuelve a mi romance Capítulo 7

—¡¿Por qué no nos casamos este fin de semana?! Por favor, Scott, no perdamos más tiempo —insistía Laura

—Por favor, Laura, ya tenemos todo dicho y hecho.

—Bueno, pero, es que yo estoy segura de que en el salón imperial pueden acceder a darme fecha, ayer marqué cuando te fuiste y tienen disponibilidad este sábado, además ya vi mi vestido, me lo entregarían mañana mismo.

—¡Ya basta! —exclamó en un grito que la impactó—. Esto no será la gran boda, Laura, solo será por el civil, firmaremos, y punto, no habrá invitados, solo si alguien de mi familia quiere ir, y no insistas, no retrocederé —sentenció con firmeza

La mujer se levantó rabiosa

—Ah, ¡Claro! Pero, ¿Y con Valentina? Con ella te casaste por la iglesia, echaron la casa por la ventana, se casaron en menos de quince días, Scott, en el jardín de la mansión, ella lució un vestido de sueño, fue hermoso, ¿Por qué con ella no fuiste así de duro?

—¡Ya! —exclamo con desespero—. Estoy cansándome de tus quejas, Laura, será como te he dicho y punto final, ahora me voy.

—¿A dónde? Pero, si acabas de llegar.

—Tengo trabajo que hacer —dijo y salió de ahí, dejándola perpleja, la mujer decidió que no debía insistir, supo que ya no era un buen momento, y que, además, no conseguiría hacerlo desistir.

Scott se reunió en una cafetería con el investigador privado, él le entregó unas fotos de Valentina

—Necesito encontrarla, quiero saber, ¿Dónde está? ¿Cómo está? Todo.

—Es su esposa, sucedió algo entre ustedes.

—Es mi ex esposa, hemos firmado los papeles de divorcio.

Él hombre asintió

—Entiendo, bien, la buscaré, y en cuanto tenga noticias le informaré.

—No escatime en gastos, estoy dispuesto a pagar el dinero necesario para estar al tanto del bienestar de Valentina.

El investigador estuvo de acuerdo, y luego se despidieron.

Scott manejó a casa, solo para darse cuenta de que estaban despidiendo a Meredith, que ya se iba para estudiar en Harvard, la observó casi irse

—Meredith, pequeña, cuídate mucho, sabes que cuentas conmigo —él intentó abrazarla, pero ella se alejó, no quería volver a hablarle

—¿Encontraste a Valentina?

Él negó

—Aún no.

—¿Puedes dormir por la noche? —él bajó la mirada y ella subió al auto con Frank que la llevaría a Boston.

Scott entró en la casa, estaba abatido y su madre pudo verlo

—¿Cuándo será la boda?

—¿Cuál boda? —exclamó con duda

—Pues tu boda con Laura, ¿Acaso no van a casarse?

—Ah, sí, claro, en dos semanas.

—Bien. No ayudaré en nada, pero supongo que será aquí la ceremonia civil.

—Sí, solo será por el civil, será algo muy simple.

—¿Estás seguro de lo que haces, hijo? No te veo bien.

Scott no pudo ocultar su rostro trágico y triste

—¡Valentina! ¡Valentina! Estoy harta de escuchar hablar de ella —dijo alejándose de su alcance, si tanto la amas, ve por ella, ¡Búscala! A ver si te perdona, lo dudo mucho.

Scott la miró arrugando el gesto, de pronto las palabras de Laura le sonaron terribles, no entendía quien era ella, pero la mujer tomó su ropa y se encerró en el cuarto de baño.

Él se levantó, se visitó y se fue, volvió a la casa, ahí todo era silencio, todo era oscuridad, bebió whisky hasta que estuvo lo suficiente ebrio para quedarse dormido. No se daba cuenta de lo perdido que se encontraba ahora.

Laura salió del hotel, estaba dispuesta a ir a buscar a Scott, debía acostarse con él, y así, por fin, hacerle creer que el bebé de casi siete semanas, era suyo. Estaba por tomar un taxi, cuando Charlie apareció ante ella, la tomó del brazo

—¡Así que aquí te escondes, mujerzuela! Te dije que te encontraría en el mismo infierno —exclamó con rabia, tomando su brazo y obligándola a caminar, debían cruzar la avenida, ahí estaba el auto del hombre, ella luchaba—. Grita, e iré a decirle todo a Scott Brighton, no querrás eso, ¿Verdad?

Ella tembló de miedo, negó, y siguió su camino, de pronto observó un auto que venía, ella luchó por desprenderse del agarre de Charlie, lo logró y el volvió por ella, entonces, Laura sacó fuerzas de su interior y lo empujó tan fuerte, Charlie dio un tras pie, y el auto lo embistió, el conductor se detuvo, Charlie estaba inconsciente sobre el suelo inerte, y Laura corrió, lejos de ahí, sin importar cuanto el conductor gritara su nombre.

Laura subió a un taxi y huyó, llegó hasta la casa donde alguna vez Scott vivió con Valentina, ella siempre había querido vivir ahí, entró, y observó el lugar, tenía una decoración exquisita, cuando Scott y ella estaban por casarse, él le pidió vivir en la mansión Brighton, pero ella nunca quiso vivir ahí, sin embargo, él no quería que ella estuviera sola, y no pudo negarse, pero siempre miró esa casa desde lejos, anhelando vivir ahí, caminó e imaginó a Valentina decorando cada rincón, podía sentir su presencia como un fantasma que la perseguía

«No me caías tan mal, Valentina, solo te vi como una niña caprichosa y enamoradiza de un imposible, como cualquier chiquilla, ahora veo que te subestime lo suficiente, no, no eras solo una niña, eras peor, fuiste una hiedra enredándose en mi hombre, no importa lo que yo haya hecho, él fue mío primero, y será para siempre, tampoco me importa Charlie, merece estar muerto, me prometió amor y felicidad, pero ¿Qué me dio? Solo malos tratos, y golpes crueles, no, Valentina, no mereces el amor destinado para mí, y pelearé contra tu recuerdo, contra uñas y dientes, saldrás de la mente de Scott, tan rápido, como te metiste en su cama, aprovechando mi ausencia» pensó con amargura.

Subió la escalera, ahí estaba Scott en la cama, tendido, aun vestido, y ebrio completamente. Se acercó a él, y comenzó a quitarle la ropa, Scott abrió los ojos, sintiendo esas manos sobre su cuerpo, intentó detenerlas, pero no pudo, ella se deshizo de su camisa, y prosiguió por sus pantalones, pero fue más difícil, al fina lo consiguió, intentó besarlo, acariciarlo, él se negó, ella besó su cuello

—Valentina, ¿Eres tú? —dijo mirándola, tenía la vista borrosa, no sabía con quien hablaba, Laura quiso maldecir, quiso gritar de rabia, pero luego tuvo una idea brillante

—Sí, soy yo.

—¡¿Volviste, pequeña?! ¿Por qué te fuiste? —exclamó casi en un sollozo—. He tenido miedo por ti —dijo acunando su rostro

—Estoy aquí —dijo ella como un susurro

—Lo siento, mi amor, lamento romper tu corazón, solo quiero, que estés feliz, solo quiero verte sonreír, no sé que sea esto, me duele el alma, solo de pensar que sea mi culpa tu desgracia, no me explico que siento… ¿Culpa? ¿Acaso es la compasión el camino al amor? Valentina, te extraño, duerme aquí, mi amor, como antes, quiero que me abraces como lo hacías después de hacer el amor, quédate, por favor.

Ella se abrazó a él, Laura estaba derramando lágrimas de dolor, y celos, ahora lo sabía bien, lo habái perdido para siempre, pero incluso él estaba ciego, no quería admitir la cruel verdad, que Laura salió de su corazón desde el momento en que lo abandonó y Valentina se metió sin posibilidad de salir, él se durmió y ella se liberó de su agarre, terminó de desvestirlo, luego, ella esperó al amanecer, estaba resignada, Scott Brighton ya no la amaba, su corazón no le pertenecía, pero de todos modos, sería su esposo, y el padre de su hijo, lo quisiera o no.

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