Extinción de mates romance Capítulo 41

Sentí una mezcla de emociones, mi boca estaba abierta pero no salia ninguna palabra. Estaba en shock, no podía creer que esto me estuviera pasando a mi.

—¿que pero...? —negué con la cabeza mientras trataba de ordenar mis pensamientos.

—¿porque nunca me lo dijiste? —pregunte en un hilo de voz apenas audible.

Me vino a la mente todos los momentos que pase junto con Elio, había sentido algo por el pero no sabia con exactitud que era ¿era amor? No lose, no se comprará con lo que siento por Leonardo.

—tenia miedo, siempre pensé que en algún momento... No lose lo nuestro se daría pero después llego Leonardo. —murmuró Elio con amargura y tristeza.

Elio se levantó de su cama posicionándose frente a mi, mirándome con ternura.

—eligeme Natale, por favor. —susurro en mi oído con voz ronca.

Posicione mi mano en su abdomen en un intento de alejarlo de mi lado.

—basta Elio, acuéstate aun estas lastimado. —dije suplicante.

Si Leonardo se entera de esto seguro peleará con Elio.

—prometo hacerte feliz, prometo estar siempre a tu lado a pesar de todo Natale, dejame estar contigo. —acarició mi Mejía con suma delicadeza, después con su dedo índice acarició mis labios acercándose a ellos.

Gire mi rostro de forma rápida evitando así el beso.

Me dolía hacerle esto a Elio pero no era lo correcto, amo a Leonardo y no pienso cambiarlo por nadie.

—entiendo. —murmuró de mala gana separándose de mi lado.

—Elio yo... —dije tratando de explicar lo que pensaba.

—esta bien Natale, no soy lo suficientemente bueno para ti. —dijo con melancolía.

Mis ojos comenzaron tornarse cristalinos, quería llorar.

—perdoname Elio. —dije con voz quebrada.

Elio suspiro con pesadez mirándome con tristeza evidente, bajo su mirada unos segundos pero después volvió a clavar su mirada en mi.

—esta bien, no importa. —dijo con voz suave.

Me acerque a el con paso lento e inseguro, Elio me miraba con una sonrisa triste mientras esperaba mi próximo movimiento.

—encontrarás a una buena chica, ya lo verás. —dije segura mientras lo abrazaba con fuerza.

—tu eres esa buena chica. —murmuró con desánimo.

—no lo soy, confía en mi. —me separe de su lado caminando hacia la puerta con paso lento dispuesta a salir de ese lugar.

—vendremos pronto. —dije con una sonrisa.

—no te preocupes, Nina ya vendrá a sacarme de aquí. —dijo tratando de sonar alegre.

Yo asentí y cerré la puerta caminando ala sala de espera.

—¿como te fue? —pregunto Leonardo curioso.

—bien, ¿donde están los chicos? —pregunte cambiando de tema, no quería discutir con Leonardo, no ahora que estamos bien.

—vienen en camino, nos iremos a casa, a Italia. —dijo mirándome expectante.

Abrí mi boca sorprendida para después sonreír radiante ¡alfin iríamos a casa!

—¡es perfecto! —dije emocionada.

—si y tu amiga dijo que nos casariamos en un mes ¿que te parece? —pregunto con asombro.

Lo primero que pensé fue en Elio, eso lo destrozaria ¿pero que podía hacer? Tarde o temprano Leonardo y yo nos casariamos.

—es... Genial. —murmure fingiendo alegría.

Pero en realidad estaba triste por Elio, siempre fue un gran amigo para mi ¿pero ahora que pasaría? No quería que las cosas cambiarán entre nosotros pero creo que ya era tarde para eso.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Extinción de mates