Heredero de un multimillonario romance Capítulo 110

Abro los ojos en una mañana soleada y me sobresalto al ver a Damir de pie frente a mí. ¡Qué inesperado!

Sus labios gruesos y carnosos se separaron ligeramente en una mueca de desprecio, y sus ojos profundos e inigualables centellearon con una mirada de diversión.

- ¿Qué es?

- He estado esperando a que te despertaras.

El multimillonario parece estar de buen humor.

Se inclina hacia mí, apoyando sus robustos puños en el colchón a ambos lados de mi cuerpo tumbado en la cama. Lentamente, con la gracia de un tigre, se arrastra hacia mi cara, manteniendo su rumbo precisamente hacia mis labios...

La cama se hundió ligeramente bajo su imponente peso, haciéndome jadear con la boca.

- Eres tan hermosa y deseable cuando duermes.

La punta de su nariz toca mi cuello, corre... Lleva hasta el lóbulo de mi oreja, y luego lo cubre con sus labios sin avisar. Unos labios fríos y húmedos que aprietan con fuerza el punto sensible, provocando que pequeños escalofríos invadan mi piel.

Ahora llevaba una camisa fina y sedosa que se levantaba ligeramente sobre mis caderas, dejándolas al descubierto. Damir vio mis bragas rosas y gruñó. Su palma se posó imperiosamente sobre mis pechos en ese mismo momento, apretándolos con avidez. Apretó el pulgar sobre el pezón que sobresalía bajo la tela, y yo repetí inconscientemente el gemido de placer.

- Te subieron la camisa mientras dormías. Admiré sus firmes muslos y apenas pude contenerme para no abalanzarme. Vas a responder por esto, ¿de acuerdo?

- ¿Para qué? - Estoy confundido.

- Vas a responder por tener tanto sueño, dormir durante tanto tiempo, y yo volverme loco por ti, temiendo tocarte para no despertarte.

Comenzó a emocionarme y a lamerme el lóbulo de la oreja, lo que me hizo inclinarme hacia atrás, dejando escapar un gemido intermitente. Al mismo tiempo, su fuerte mano arrugó el tierno hemisferio de mi pecho, burlándose de mi pezón con el pulgar. Cientos de luces brillantes resplandecían ante mis ojos, amenazando con convertirse en auténticos fuegos artificiales de Nochevieja si Damir Uvarov decidía ir más allá: inmovilizarme en la cama, abrirme las piernas, arrancar la cremallera de los pantalones y tomarme obsesivamente sobre las sábanas de seda de la gran cama de matrimonio.

Pero no estará bien. Porque esta es la casa de su padre. Tenemos que mantener la distancia. Al menos aquí... En el territorio de un hombre muy poderoso. De lo contrario, si nos pillan, probablemente no acabará bien para nosotros, eso es lo que me dice mi instinto.

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