Heredero de un multimillonario romance Capítulo 125

- ¿Regina? - dijo secamente. - ¿Cómo estás?

- Tu padre me invitó, pero el vuelo se retrasó. Llegué tarde. Y quería sorprenderte.

Una chica me pisó el pie. Llevó a Damir al plató. Y delante de mí, lo abrazó. Y había humedad en mis ojos... Estaban bailando.

Me sentí frío y enfermo por dentro. Me di la vuelta, y sobre piernas de algodón caminé hacia la casa, sintiéndome abandonada e insignificante. Las imágenes pasaban ante mis ojos una y otra vez, las imágenes de Regina sonriendo victoriosamente, acurrucada contra el hermoso cuerpo de Damir mientras él le rodeaba la cintura con los brazos y la miraba directamente a los ojos. Estas fotos quedarán grabadas no sólo en mi memoria sino también en mi corazón durante mucho tiempo.

- ¿Me echas de menos, pequeña?

De repente, la palma de la mano de alguien cayó sobre mi cintura. Quien había aparecido detrás de mí tiró de mí con confianza hacia él. Me giré y vi... ¡No lo esperaba! Jan Yampolsky. Con una cara sonriente y presumida.

- Я...

- Vamos a bailar.

No tuve tiempo de hacer mucho antes de que me metiera en el baile. Mi otra mano estaba en mi muslo, y entonces Ian me atrajo por el pasillo descarada e insistentemente presionada contra él.

- ¿Qué pasa, qué pasa?

- Bien", mentí, mirando todavía con amargura a Regina y Damir. La mano de Damir bajaba cada vez más en su firme culo. ¡Regina tenía un aspecto brillante! Con un vestido plateado y brillante bordado con joyas, cortado con una espalda abierta.

Riendo, Regina cogió a Damir por la nuca y lo acercó a ella, pasando sus rojas y largas uñas por su sedoso pelo.

Ahora se van a besar...

Aparté la mirada bruscamente. Fue muy difícil contener las lágrimas y la emoción. Estaba a punto de ser desgarrado como una cáscara de adentro hacia afuera. Dios, ¿por qué está pasando esto? No quiero experimentar esto, pero está sucediendo por sí mismo.

Mientras tanto, este Ian, que parecía un tipo muy extraño, no dejaba de molestarme con preguntas. Y cuando su mano bajó de repente a mi nalga, tuve una epifanía. Aparté al tipo, murmurando con fluidez:

- "Lo siento, no me siento bien, tengo que irme.

Sin esperar una respuesta, me alejo.

Me ahogo en la emoción.

Odio todo esto. ¿De dónde ha salido? Me apartó de Damir a propósito y le besó delante de mí. Para herirme de verdad...

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Heredero de un multimillonario