Damir
***
- Prepara la casa para mi llegada", le digo suavemente al teléfono al jefe de la guardia de mi mansión en el campo.
- Oh, ¿tardarás mucho?
- Sí", miro a Jana, que ahora abraza con entusiasmo a su hermano, mirando por la ventana y mostrándole algo, reconfortándolo con su voz suave y gentil.
La miro y algo en mi pecho se encoge.
Está derramando lágrimas de felicidad. ¿Por qué?
Porque sacó a su hermano del orfanato.
No porque le haya regalado un Bentley rojo o un bolso Louis Vuitton. Es porque el niño es un aguafiestas.
¿Cómo es eso? No lo entiendo.
No lo entiendo...
Es la primera vez que veo algo así.
- Sube a todos los sirvientes. La casa debe estar perfectamente limpia, la cocina debe ser siempre fresca y saludable, la comida de primera calidad.
- Por supuesto. Lo haré.
Jana tiene que comer bien y de buena calidad ahora. Para dos, como se dice. Parece agotada. Eso no es bueno. Me preocupa que el embarazo vaya bien.
Después de todo, quería mucho a este bebé. Es mi sangre. Y si Jana se queda embarazada, es el destino. Especialmente si se quedó embarazada de nuestro primer y único sexo con ella, y con el uso de un condón. Que se rompió de forma sangrienta.
No puedo explicar por qué de repente quise quedarme con el bebé y recompensar a Jana. Tal vez fue el momento en que mi instinto paternal entró en acción.
- Y lo más importante es que nadie puede saber nada de ella. ¿Sabes a quién me refiero?
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