Heredero de un multimillonario romance Capítulo 75

- Quiero elegir algunos conjuntos atractivos para mí.

- ¿Para todos los días o para una ocasión especial? - Los ojos de la morena brillaron.

- Para un especial... -me acomodé un mechón de pelo detrás de la oreja y murmuré suavemente.

Marat me oyó de todos modos, porque estaba de pie detrás de mí.

Esto es vergonzoso...

Estaba bastante claro que Damir y yo no estábamos jugando al ajedrez en su despacho, ¡y luego en su dormitorio! Aun así, soy una chica modesta. Y Marat, por cierto, me mira demasiado de cerca. Especialmente en mi trasero. Sé que su trabajo es mantener los ojos abiertos, pero me mira más a menudo, evaluando la zona.

O... ¿podría estar equivocado?

- ¡Oh, lo entiendo! ¡Vamos! Os voy a enseñar algo que me llegó ayer, de la nueva colección.

Dejamos a Marat a cierta distancia y me dirijo a los probadores, donde me pruebo un delicioso modelo de lencería.

Mi pecho retumba de placer cuando toco el fino encaje, o arrugo la suave seda con mis dedos. ¿Puede la lencería ser tan perfecta? ¿Y despertar una tormenta de excitación?

Es que cuesta más de lo que puedo ganar en un par de años.

Conjunto negro rocoso con delicadas inserciones de encaje en el trasero y el pecho, delicado conjunto melocotón de costosa seda japonesa... Incluso hay modelos franceses de guipur de alta calidad. ¡No puedo dejar de mirar!

Me ofrecieron diferentes modelos, diferentes estilos, diferentes colores. Pero lo único que tienen en común es la sensualidad. Justo lo que estaba buscando.

- Toma, otro juego, ¡pruébatelo! - el mismo amistoso que me ofrece Olga. - ¡Oh! ¡Me he acordado! Tenemos otro modelo, ¡es la bomba! Será perfecto para ti. Un momento, ya lo cojo yo.

Oh...

Me hierven las entrañas.

La cortina se abre y una chica desconocida irrumpe en el camerino con una expresión feroz en el rostro. Sólo tengo tiempo de cubrir mi cuerpo semidesnudo con las manos en señal de indignación:

- Está ocupado.

Miro a la desconocida con sorpresa, y ella me mira a mí...

Una morena alta con labios carnosos y pestañas postizas, con el pelo largo recogido en una coleta alta, con un vestido corto de moda y tacones altos.

Un bolso Gucci agarrado bajo el brazo. Me mira con tanto veneno, como si la hubiera insultado con una palabrota. Y me va a pegar por ello...

Se balancea.

Me agarra del brazo, tirando de mí hacia ella, y sisea con rabia:

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Eres la amante de mi marido?

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