Heredero de un multimillonario romance Capítulo 89

Soy un cobarde. Tan cobarde que fue un poco vergonzoso. Mis mejillas estaban sonrojadas porque Damir me llevaba en brazos por la cabina delante de un tercero.

- Así. - Me sentó en el gran y cómodo asiento junto al ojo de buey, sonriendo con la comisura del labio derecho. - Estás conmigo. Así que estás a salvo. Este avión sólo caerá si yo lo quiero.

Lo dijo con una voz tan firme que me golpeó un poderoso destello de placer.

- Relájese y disfrute del vuelo. ¿Quieres algo? ¿Bebidas, fruta? El sexo...

Al oír la última palabra, jadeé, y los ojos de este predador prepotente se oscurecieron con saña.

Una guapa azafata pasó por delante de nosotros, haciendo sonar sus tacones, lo que me hizo sentir aún más avergonzado. Debe haber oído hablar del sexo... Y de los grandes delanteros que inspeccionaban cada rincón del avión, hablando también por la radio.

- ¡Señor, permiso para informar! - un tipo grande con un traje estricto, con una camisa blanca y una corbata negra se acercó a Damir.

- ¿Qué tienes?

- Todo despejado. Estamos listos para ir.

- Bien. Alerta al piloto.

- Lo tengo.

El guardia se paseó por la cabina, desapareciendo en el siguiente compartimento, y Damir se inclinó bruscamente hacia mí.

Está a punto de besar...

Por reflejo, cerré los ojos, esperando que sus suaves labios cubrieran los míos... pero en su lugar oí un clic. Abrí los ojos. Fue el cinturón de seguridad. Damir acababa de abrocharme el cinturón. Por un breve momento, pude sentir el sabor acre de la decepción en mi boca. Mi otro lado vicioso quería ese beso...

La cabina se balanceó y despegamos del suelo. Grité y me apreté los ojos, poniéndome pálida. Damir me agarró rápidamente la mano, apretándola con fuerza.

- Tranquila, Jana, tranquila... Inhala, exhala. ¡Vamos! ¡Repite después de mí!

- Entrar y salir... Entrar y salir...

Respiré cuando me lo mostró, sentí su mano en la mía y me calmé considerablemente.

- Buena chica. Sí, eso es. ¡Buena chica!

Me atrajo contra su firme pecho, apoyando mi cabeza en su ancho y seguro hombro. Unos labios fríos tocaron mi sien con un beso. De esta manera, probablemente pasaron algunos minutos. Por un momento, no me di cuenta de que el avión había ganado la altitud adecuada y que la parte más tensa había terminado.

- Ya está, ya puedes abrir los ojos. Vamos, no tengas miedo. Ábrelos y mira por la ventana: qué belleza hay ahí fuera...

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Heredero de un multimillonario