Olfateé el aire de mis fosas nasales ante sus inmodestas palabras. Apretó los dedos en un puño hasta que le dolieron en el asiento de cuero de la limusina. Y asintió con la cabeza.
Yate...
Sexo en la playa bajo las palmeras, sobre la arena blanca.
¡Suena tan apetitoso!
¿Quién no querría hacerlo?
- Te quiero a ti. En la parte superior. ¿Me vas a montar? М? Una vez que estamos en el barco y luego en la isla.
La palma de la mano sigue acariciando mis piernas desafiantemente. Los esparce ligeramente. Empiezo a respirar con más frecuencia, con emoción.
Se inclina hacia delante, capturando el lóbulo de mi oreja, tirando de él con los labios húmedos hacia su boca. Susurros...
- También quiero tomarte por detrás. Ponerte a cuatro patas y ensartarte bruscamente en mi polla, toda su longitud dura como una roca...
- Sí-Mir..." mis labios tiemblan y mis ojos se ponen en blanco. Mis pezones se endurecen bajo el vestido de forma tan insoportable que me dan ganas de arrancarme el sujetador y tirarlo a la basura, sofocando la incomodidad.
Hablar de su deliciosa longitud me excita aún más, como demuestra la sensación de humedad entre los pétalos de terciopelo.
- ¿Tu queja significa que la respuesta es sí?
Presiona su pulgar a través de la tela de mi vestido contra mi clítoris hinchado, y vuelvo a gemir, apretando las mandíbulas.
- Ahhh...
- Trato.
Damir se endereza, quitando su mano de mi rodilla. Alisé mi vestido.
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