Heredero de un multimillonario romance Capítulo 97

Olfateé el aire de mis fosas nasales ante sus inmodestas palabras. Apretó los dedos en un puño hasta que le dolieron en el asiento de cuero de la limusina. Y asintió con la cabeza.

Yate...

Sexo en la playa bajo las palmeras, sobre la arena blanca.

¡Suena tan apetitoso!

¿Quién no querría hacerlo?

- Te quiero a ti. En la parte superior. ¿Me vas a montar? М? Una vez que estamos en el barco y luego en la isla.

La palma de la mano sigue acariciando mis piernas desafiantemente. Los esparce ligeramente. Empiezo a respirar con más frecuencia, con emoción.

Se inclina hacia delante, capturando el lóbulo de mi oreja, tirando de él con los labios húmedos hacia su boca. Susurros...

- También quiero tomarte por detrás. Ponerte a cuatro patas y ensartarte bruscamente en mi polla, toda su longitud dura como una roca...

- Sí-Mir..." mis labios tiemblan y mis ojos se ponen en blanco. Mis pezones se endurecen bajo el vestido de forma tan insoportable que me dan ganas de arrancarme el sujetador y tirarlo a la basura, sofocando la incomodidad.

Hablar de su deliciosa longitud me excita aún más, como demuestra la sensación de humedad entre los pétalos de terciopelo.

- ¿Tu queja significa que la respuesta es sí?

Presiona su pulgar a través de la tela de mi vestido contra mi clítoris hinchado, y vuelvo a gemir, apretando las mandíbulas.

- Ahhh...

- Trato.

Damir se endereza, quitando su mano de mi rodilla. Alisé mi vestido.

- Hace mucho calor", explica. - Un poco más tarde.

- La ciudad es tan luminosa y moderna. - Casi pego la frente al cristal, incapaz de apartar la mirada del maravilloso y parpadeante paisaje.

Los flamantes rascacielos, las calles entrelazadas, las palmeras y la hermosa naturaleza. Estoy sorprendido... ¡Estoy muy impresionado! Qué disonancia en mi cabeza, después de las condiciones en las que estoy acostumbrado a vivir. Al verlo todo, hice un paralelismo y me di cuenta de que estaba viviendo en un basurero.

- Primero, te llevaré a la mansión, donde viviremos.

- ¡Muy bien!

La voz de Damir se vuelve repentinamente grave, seria. Me doy cuenta de que está a punto de decir algo muy importante.

- Y voy a presentarle a mi padre.

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