-¿Tú ya sabías que mamá aceptaría?
Jiang Ning soltó su cobija.
-Los dos son gente leal a su familia. Es difícil cambiar lo más básico de sus personalidades. Además, el viejo ya habrá sufrido lo suficiente para darse cuenta de que obró mal.
¿Qué tan bien podría vivir en una residencia de ancianos un hombre que había tenido un ataque? No era necesario ser un genio para saberlo.
—Mi abuelo no era así antes —dijo Lin Yuzhen en voz muy baja—. Por lo menos era bueno conmigo cuando yo era niña. Luego de que mi papá tuviera ese accidente de auto, Lin Qiang tomó las riendas de la familia y decía que las niñas eran inútiles porque eventualmente tendrían que irse de la familia para casarse. Entonces todo cambió...
Jiang Ning sabía que Lin Yuzhen estaba intentando convencerse de estar de acuerdo con Lin Wen.
-Sí, es culpa de Lin Qiang y de su hijo. Qué lástima que los dejamos ir -dijo Jiang Ning-. ¿0 quieres que los encuentre y les dé una paliza por ti?
-No -respondió ella-. Gou y los demás los matarán.
Todos la llamaban jefa Yuzhen y siempre que la veían le hacían una reverencia en ángulo de 90 grados. Al principio, Lin Yuzhen no estaba nada acostumbrada porque sentía que era la esposa de un gran jefe de la mafia o algo.
Después, sólo se volvió una formalidad que era extraña en sí misma. En todo caso, no obstante, la reverencia que le mostraban nunca cambió. Siempre era la misma.
-Lo que diga mi esposa -respondió Jiang Ning.
—A dormir, entonces.
Lin Yuzhen se volteó y no dijo más. Jiang Ning quiso decirle que el piso estaba muy frío pero se resignó a seguir soportándolo. No hablaron más en toda la noche.
A primera hora de la mañana, el número tres estaba esperando en la puerta con el BMW Serie 7 nuevecito.
Jiang Ning y los demás se cambiaron de ropa y estaban listos para ir al hogar de ancianos a recoger a Lin Xiao.
Residencia de ancianos Qingshan.
Era una residencia promedio en Donghai y todo el tiempo admitían a mucha gente. Las tarifas no eran muy costosas, así que el servicio no era tan bueno. De hecho, había algunos rumores de que maltrataban a los ancianos. Además, como era bastante barato, no siempre había lugar.
Lin Wen y los demás fueron directamente a la oficina del director para hablar sobre llevarse a Lin Xiao. En cuanto el director vio que eran muchos y que llegaron en un BMW nuevo, se portó muy cortés e hizo los arreglos sin demora.
Después de un rato, volvió y les dijo:
-A Lin Xiao se lo llevaron de la residencia ayer.
-¿Quién? -Lin Wen se puso nervioso al instante.
Nadie en Donghai se preocuparía por Lin Xiao ahora. Le había dado un ataque y no podía ni valerse por sí mismo.
-No te preocupes, si Jiang Ning dice que puede encontrarlo, entonces lo hará. -Su Mei intentó confortarlo.
Sabía que Lin Wen se preocupaba por el viejo.
Jiang Ning hizo que el número tres los llevara a casa y él se adelantó a ver a Huang Yuming. Toda Donghai estaba pasando por una enorme renovación y se iba a convertir en una gran red de información. El gobernador Zhang se encargó del círculo legal y Huang Yuming del ilegal. Todavía estaban en las etapas iniciales, pero estaba siendo muy eficiente.
Encontraron muy rápido a Lin Qiang. Ese hombre se había atrevido a volver a Donghai.
-Está en la estación de televisión. -Huang Yuming frunció un poco el ceño—. No sé qué esté planeando. Gran Jefe, ¿quiere que lo saque de ahí?
Jiang Ning negó con la cabeza. Era mejor no hacer nada precipitado en una estación de televisión porque podría tener un efecto negativo en el público y eso sería difícil de arreglar, incluso para el gobernador Zhang. El poder de los medios era algo que merecía respeto y era independiente de todo lo demás.
-Quiero ver qué trama ese tipo —respondió Jiang Ning—.
Y llama a Zhang. Ustedes dos tienen que dejar todo listo cuanto antes y asegurarse de que Donghai sea firme como el acero. No olviden cubrir los medios.
Huang Yuming asintió. No había pensado en los medios.
En la estación de televisión, Lin Qiang estaba sentado en un sillón. Lin Xiao estaba junto a él, con el rostro pálido e inexpresivo, como si sólo estuviera esperando morir. Un ligero hedor venía de él. Lin Qiang no tenía idea de con qué frecuencia lo bañaban en la residencia.
-Señor Lin, el programa está por comenzar. Prepárese. -El presentador miró alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie y susurró-: El joven amo Yu dijo que sólo tenía que seguir el guión.
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