—Jiang Ning…
—Me moveré un poco.
Los ojos Jiang Ning miraron a Lin Yuzhen con gran anticipación. Lin Yuzhen dio un gran suspiro y se acomodó bajo la sábana. De inmediato se sintió cálido a su alrededor porque la sábana se sentía agradable y caliente.
—No… no tienes permitido moverte.
—No te tocaré —Jiang Ning asintió.
Liz Yuzhen quedó inmóvil por un rato y se dio cuenta de que Jiang Ning no se movía. Estaba como estatua y ni siquiera giraba, pero su rostro aún seguía sonrojado. Eran esposos y poco a poco estaba aceptando a Jiang Ning e incluso confiaba mucho en él. Sin embargo, aún sentía que llegar a ese nivel era ir demasiado rápido. Después de todo llevan tres meses de conocerse.
—¿Aún tienes frío? —no pudo evitar preguntar cuando al girar su cabeza vio que Jiang Ning estaba temblando un poco.
—Un poco —respondió Jiang Ning en voz baja.
Si aquellos enemigos suyos se hubieran enterado de que este hombre, mucho más fuerte que un toro, le tenía miedo al frío, hubieran quedado boquiabiertos.
—Entonces... puedes acercarte un poco.
La voz de Lin Yuzhen era aún más suave ahora, como un pequeño mosquito batiendo sus alas. Pensó que necesitaba conseguir pronto una sábana más grande. Jiang Ning poco a poco se movió hacia adentro y los dos estaban uno al lado del otro. La cara de Lin Yuzhen se puso aún más roja cuando pudo oler su aroma varonil. Ahora estaba aún más nerviosa.
—Duérmete.
Jiang Ning no hizo nada íntimo. Simplemente se dieron la espalda y cerca uno del otro para que la sábana pudiera cubrirlos a ambos por completo. Incluso podía sentir que el corazón de Lin Yuzhen latía muy rápido.
«Esta niñita, ¿tiene miedo de que no pueda controlarme?» se preguntó Jiang Ning. «¡Ojalá!»
……
Mientras Jiang Ning se entretenía y desayunaba muy tranquilo, un terremoto parecía haber pasado por Shengcheng. Todo el círculo ilegal estaba conmocionado. Aquellos hombres que aún no habían sido mandados no pudieron evitar jadear de horror y sentir su espalda cubierta de un sudor frío al escuchar esto.
—¿Golpearon a todos? ¿Zhang Cheng y el resto recibieron una paliza?
—¡Así es! ¡Aparentemente ni siquiera habían puesto un pie en Donghai aún y les rompieron brazos y piernas y los echaron de ahí!
—Además de eso, cada jefe tuvo que pagar cincuenta millones de dólares por hacer que esas personas trabajaran durante su tiempo de descanso.
Hubo un silencio. Silencio total. El miedo se sentía en el aire. Aquellos trescientos hombres eran los mejores que tenían esos cinco jefes. ¿Les habían roto sus extremidades antes de que entraran a Donghai? ¿Y el otro bando eran sólo treinta? ¿Qué demonios estaba pasando? ¿No había confirmado el maestro Fu que en Donghai no había señales en el norte? ¿De dónde vienen tantos peleadores altamente calificados? ¿El maestro Fu preparó esto como una trampa para que cayeran? No había razón para que él hiciera algo así. Su principal asesino, Espada Rota, era suficiente para hacer que todos temieran por sus vidas. Entonces, ¿qué estaba pasando? Donghai parecía estar cubierto por una capa de niebla y nadie podía verlo con claridad. Antes, todos estaban ansiosos por ir, pero ahora no se atrevieron a hacerlo. No arriesgaron sus vidas. No sólo ellos, incluso el maestro Fu no podía ver a través de la niebla.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Héroe Retrasado