Héroe Retrasado romance Capítulo 239

Él nunca bromeaba con esas palabras. Quería hacer a Donghai un lugar tan fuerte como el hierro, un lugar donde nadie se atreviera a causar problemas. Y hablaba en serio. Sin embargo, esta gente seguía y seguía llegando a dar problemas. ¿Acaso pensaban que no se atrevería a matarlos? Jiang Ning simplemente no podía molestarse con fulanos. Algo que podía aplastar entre sus dedos no era nada para él.

―Tú… ―La voz de Lu Xun tembló―. Te atreves…

¡CRAAAACK!

Antes de que pudiera terminar de hablar, Jiang Ning pisó a Lu Xun y este murió al instante. No había nada que Jiang Ning no se atreviera a hacer.

Dragón Explosivo seguía tumbado en el suelo. Tenía todas las extremidades rotas y seguía escupiendo sangre. Tembló al ver que Jiang Ning mataba a Lu Xun con sólo pisarlo. Quería levantarse pero no podía moverse. Abrió la boca pero sólo le salió más sangre. Miedo. No había rastro de arrogancia en la cara de Dragón Explosivo. Sólo había miedo en su mirada. Tenía miedo de ese demonio llamado Jiang Ning.

¿Quién era ese hombre? Era aún más poderoso que Espada Rota cuando era más joven. Sólo se habían atrevido a hacer su movida cuando Espada Rota era mayor. Sin embargo, de todas formas había sido necesario que los tres dragones se unieran para poder derrotar a Espada Rota ahora. Pero Jiang Ning era como un abismo. Quien se enfrentara contra él era hombre muerto. Tenía miedo y estaba arrepentido. No le preocupaba si iba a morir o no. Temía que, ya que Lu Xun había muerto, Lu Qian estaría furioso y definitivamente intentaría vengarse de Jiang Ning. Cuando eso sucediera, toda la familia Lu iba a perecer. Jiang Ning no era alguien contra quien pudieran pelear.

Los ojos de Dragón Explosivo se abrieron de par en par al mirar al Jiang Ning. Quería volver y decirle a Lu Qian que no volviera nunca a Donghai. ¡Nunca! Sin embargo, no tenía esa oportunidad.

―Jefe… jefe… Nunca venga a Donghai… Nunca… ―seguía repitiendo Dragón Explosivo.

Jiang Ning lo miró y resopló.

―Tírenlos al mar.

Jiang Ning no los siguió viendo y caminó de vuelta a su habitación privada. Sin demora, llegaron unos hombres y arrastraron a Dragón Explosivo y a Lu Xun como si fueran dos perros muertos. Trapearon el piso y todo volvió a la normalidad, como si nada hubiera pasado.

Después de desahogar su frustración, Jiang Ning ya no estaba tan furioso. Ni siquiera el mejor boxeador de los círculos ilegales del este de Europa tenía las agallas de interrumpir su tiempo con Lin Yuzhen.

―Te ayudaré a secarte la espalda.

Jiang Ning asintió pero no dijo nada.

―¿Qué pasó afuera? ―preguntó con voz dulce mientras le secaba el agua de la espalda.

―Nada. Dos perros callejeros llegaron corriendo pero ya los eché ―respondió Jiang Ning con desinterés.

Lin Yuzhen no pensó si le estaba diciendo la verdad o no. Tenía su atención puesta en la gran cantidad de cicatrices que cubrían la espalda de Jiang Ning. Accidentalmente tocó una con el dedo y se recogió como si la hubiera electrocutado. Esas horribles cicatrices debían haber sangrado mucho antes de sanar. Tenía tantas. ¿Cuánto había pasado Jiang Ning y cuántas heridas había sufrido? ¿Y quién lo había cuidado cuando se lastimaba?

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