Héroe Retrasado romance Capítulo 255

En la casa en las montañas en las afueras de Shengcheng.

Había una cabeza sobre la mesita del té. La cabeza de Lu Qian. El maestro Fu la miraba y no parecía estar molesto por la sangre chorreada sobre la mesa. Dijo con calma:

―Has sido eliminado. ¿Sabes por qué? ―Sonaba como si estuviera hablando con alguien que seguía con vida, como si Lu Qian no estuviera muerto―. Fuiste demasiado imprudente. Te habías aguantado durante más de diez años, ¿por qué no te aguantaste unos cuantos más? Le vendimos nuestra vida a otros y ahora hasta perdiste la tuya.

El maestro Fu hizo una seña con la mano y Espada Rota se llevó la cabeza. Aún había sangre en la mesa pero al maestro Fu no pareció importarle. Siguió haciendo el té despreocupadamente.

Sin embargo, tenía una expresión siniestra, como si estuviera meditando un problema. Había adivinado cómo terminarían las cosas, pero la manera en que llegaron a ese final estaba más allá de lo que pudiera imaginar. «Demasiado poderoso». Era lo único que tenía en la mente. Jiang Ning era demasiado poderoso. Era tan poderoso que era aterrador. Hacía que todos le temieran.

El poder de la familia Lu no tenía igual en Linhai. Aunque el maestro Fu tenía a Espada Rota, sólo podía asegurarse de que los dos lados permanecieran estancados. Sin embargo, conforme envejecieran, el maestro Fu y Espada Rota no serían rivales para Lu Qian en unos cuantos años. Cuando eso sucediera, el maestro Fu tendría que ceder el círculo ilegal de Shengcheng.

Ahora Lu Qian estaba muerto, al igual que sus mejores hombres. Todo por ese tal Jiang Ning. Había aparecido apenas hace tres meses y parecía completamente inofensivo.

―Me las arreglé para pedir prestado un cuchillo muy bueno, pero es uno imposible de domar.

Al maestro Fu le empezó a doler la cabeza. Sabía lo que Jiang Ning quería decir cuando decidió no matar a Lu Qian. Era su respuesta para el maestro Fu después de entrar en su juego. Había expresado su sinceridad, ¿y el maestro Fu?

―Todos dicen que soy un viejo zorro astuto. ¿Y tú? Eres un joven zorro astuto.

El maestro Fu esbozó una sonrisa. No había odio ni malicia en su rostro. Sólo admiración y respeto.

Espada Rota regresó. El aura asesina a su alrededor seguía tan espeluznante como antes y la mayoría de las personas no se le acercarían.

―¿Qué planea hacer? ―Su voz era fría y distante como siempre.

Espada Rota negó con la cabeza y no dijo nada.

―La gente como yo nunca tiene un buen final.

Una sonrisa se quedó en el rostro del maestro Fu y no parecía tener miedo.

―Una vez que eres el perro de alguien más, puede que te veas glamoroso por fuera, pero sabes cuánto sufrimiento y dolor hay que soportar. No debiste haberte involucrado en esto.

―Pero lo hice.

La voz de Espada Rota estaba llena de determinación.

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