El tono de voz de Espada Rota era muy serio. Rara vez usaba ese tono para hablar. Sólo hablaba así cuando se trataba de un asunto extremadamente serio.
―Es cierto que otras personas no merecen matarlo, pero no morirá por mi mano.
Jiang Ning se terminó su cigarro. Dobló la invitación y la guardó en su bolsillo. Si fuera alguien más, sería una falta de respeto hacia el maestro Fu y Espada Rota ya le había cortado la cabeza de un tajo. Sin embargo, eso significaba que Jiang Ning asistiría al festejo.
―Me retiro ahora.
Espada Rota no dijo mucho. Juntó las manos cortésmente, luego se volteó para irse.
―Si fuera diez años más joven, podríamos echarnos un asalto.
Jiang Ning habló después de que Espada Rota se había alejado unos diez pasos. Espada Rota se detuvo.
―Intente vivir lo más que pueda.
Espada Rota asintió. No dijo nada y desapareció. Jiang Ning lo miró irse. Sabía que ya había decidido que iba a morir. Sin embargo, antes de eso, Espada Rota quería enfrentarse a él. Probablemente ese era su último deseo, pero Jiang Ning no se lo iba a conceder.
Hurgó su bolsillo en busca de un chicle y se lo echó a la boca. Después de mascarlo un rato, sintió que no era suficiente, así que sacó otro. Lo masticó otro rato y se sopló en la mano. «Ya no olerá el humo del cigarro, ¿verdad?».
Caminó de vuelta a la sede del Grupo Lin y fue directo a la oficina de Lin Yuzhen. En cuanto entró, Lin Yuzhen levantó la mirada y se le arrugó la nariz. Parecía un gatito intentando olfatear algo.
―Sí. Ya pusimos en orden los detalles de los proyectos y papá dio su aprobación, así que sólo necesito llevar el contrato a Shengcheng para firmarlo.
Lin Yuzhen parecía un tanto emocionada. El Grupo Lin estaba encontrando el camino hacia Shengcheng. El avance en los últimos tres meses había sido prácticamente un milagro. Todo había salido tan bien. Aunque se habían encontrado algunos problemas, todo estaba resuelto. Era buena práctica para Lin Yuzhen. Podía ayudarla a mejorar sus habilidades con buen paso. Por supuesto, sabía que era en parte porque Jiang Ning la había estado ayudando todo ese tiempo. De todas formas, estaba nerviosa por entrar al mercado de Shengcheng. Sentía que todo estaba sucediendo demasiado rápido.
―Jiang Ning, ¿crees que estamos moviéndonos demasiado rápido?
―Vivimos en un mundo que se mueve rápido, así que todo debe hacerlo también. ―Jiang Ning todavía tenía un gajo de naranja en la boca mientras balbuceó―: Pero, claro, no puedes moverte tan rápido con ciertas cosas. Podría afectar la interacción entre marido y mujer.
A Lin Yuzhen le tomó un rato darse cuenta de qué quería decir con «interacción entre marido y mujer». De inmediato se le enrojeció el rostro. ¿Estaba insinuándole algo? Todavía no había intimado con Jiang Ning, pero eso era pedirle demasiado. Por alguna razón, Lin Yuzhen pensó en la vez que estaban en los baños termales juntos y vio el cuerpo poderoso y musculoso de Jiang Ning.
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