Héroe Retrasado romance Capítulo 259

Un hombre solitario. Qué lamentable. Lin Yuzhen se sintió mal por ese hombre, así en cuanto salió del auto, tomó el brazo de Jiang Ning y caminaron hacia el Club Masquerade.

Nunca había ido a un lugar así. A juzgar por la arquitectura y la decoración, era un lugar de categoría y Lin Yuzhen comenzó a sentirse un poco nerviosa. Pero con Jiang Ning a su lado, no le temía a nada.

Jiang Ning llegó a la puerta y se abrió. El mayordomo Zhao se acercó de inmediato.

―Señor Jiang, está aquí ―lo saludó con cortesía y el rostro lleno de sonrisas.

Cuando vio a Lin Yuzhen junto a Jiang Ning, supo quién era ella. Estaba un poco sorprendido. Ya que la había traído con él, claramente Jiang Ning estaba muy seguro de sus habilidades.

―Bienvenida, señorita Lin.

―Qué tal ―respondió ella cortésmente.

―Por aquí, por favor.

El mayordomo Zhao se inclinó un poco y les mostró el camino. Jiang Ning era el único a quien recibiría personalmente. De la misma forma, nadie además de él se habría atrevido a llegar tan tarde. Zhang Cheng y los otros jefes habían llegado hace mucho. Sentían miedo pero no se atrevían a mostrarlo en el rostro. Después de recibir la invitación del maestro Fu, muchos dudaban porque no estaban seguros de si ese banquete era una trampa en secreto. Puede que no salieran jamás si asistían a la cena.

Al final, todos asistieron. Nadie se atrevía a faltar. Había siete u ocho jefes sentados juntos y charlando. Algunos susurraban entre sí, intentando sacarse información con la esperanza de que alguien supiera lo que iba a ocurrir con Shengcheng. Todos, excepto Zhang Cheng, estaban muy conscientes de que habían tomado la decisión equivocada. Si lo volvían a hacer, definitivamente morirían.

El maestro Fu no les había hecho nada pero eso no significaba que hubiera olvidado lo que ellos habían hecho. Sólo que todavía no era el momento de saldar cuentas viejas. No obstante, Zhang Cheng se sentía intranquilo. Lo que más temía era que Jiang Ning y el maestro Fu acabaran luchando entre sí. Si se veía forzado a escoger entre ellos, no sabría qué hacer. No podía permitirse ofender a ninguno.

―El señor Jiang ha llegado.

Una voz resonó desde afuera. Los jefes sintieron que les había golpeado un rayo. Se levantaron de inmediato. Todos mantuvieron una expresión seria y no se atrevieron a hacer ruido al respirar. Jiang Ning entró con Lin Yuzhen mientras todos los demás se hacían a un lado y los miraban entrar con amabilidad.

―¡Hola!

Lin Yuzhen era una persona educada. Ya que otros la habían saludado, ella también tenía que hacerlo. Así que asintió y les sonrió. Después de eso, Jiang Ning la llevó a un lado.

―Siéntate.

Lin Yuzhen se volvió y susurró:

―Pero todos siguen parados.

―No tienes que preocuparte por ellos. ―Jiang Ning les echó una mirada―. Si no te sientas, ninguno se atreverá a hacerlo.