Héroe Retrasado romance Capítulo 275

El maestro Fu no midió sus palabras y miró con frialdad a Ye Xinhuo. Continuó con tono sombrío:

―He hecho tanto por la familia Luo y mira lo que me ha hecho.

―Maestro Fu, usted no es una persona imprudente. ―Las emociones de Ye Xinhuo no cambiaron nada. Miró firmemente al maestro Fu. ―Después de ese incidente hace veinte años, conoce las consecuencias de ser imprudente.

El amo Fu sonrió con frialdad. Miró la taza que estaba en la mesa. La tomó con cuidado y derramó el té en el suelo. Claro que recordaba lo que ocurrió hace veinte años. Nunca lo olvidaría. Había elegido ser el perro de la familia Luo y ganar enormes cantidades de dinero para ellos en Tianhai. Esa fue su elección, pero fue la que tuvo que hacer. ¿Y ahora? La familia Luo nunca cumplió su parte del trato.

―Esta taza es para el amo.

El maestro Fu derramó el té en el suelo, como se brindaba por los muertos. Ye Xinhuo frunció el ceño. Estaba siendo muy irrespetuoso.

―De hoy en adelante, la familia Luo y yo no tenemos nada que ver ―dijo―. No nos debemos nada, así que no voy a entregar Shengcheng.

Ye Xinhuo endureció aún más el ceño. Dejó sin cuidado la taza en la mesa y fulminó al maestro Fu con la mirada. Su voz se volvió mucho más fría.

―¿Ya lo pensó detenidamente? ―En los ojos de Ye Xinhuo destelló una intención asesina―. ¿De verdad creyó que una espada rota podría salvarle la vida?

Tenía órdenes de arriba. Si el maestro Fu aceptaba, las cosas eran más sencillas. Pero de cualquier forma tenía que matarlo. Él lo sabía y el maestro Fu lo entendía aún mejor. De repente el maestro Fu lanzó una carcajada.

―Espada Rota no está en Shengcheng ―dijo muy directamente―. Si quieres matarme, adelante. Pero no voy a entregar Shengcheng. Si la familia Luo la quiere, pueden venir a pelear por ella.

Era un precio que pagar más alto de lo normal. El maestro Fu era realmente salvaje. Ye Xinhuo entrecerró los ojos. ¿Espada Rota no estaba en Shengcheng? ¿Entonces dónde? Del único de quien debía cuidarse era de Espada Rota. Este legendario espadachín que tenía casi cincuenta años sólo tenía una espada rota en las manos, pero aun así era un artista marcial extremadamente hábil.

Más y más sangre salía de la nariz y de la boca del maestro Fu. Tosió violentamente y escupió sangre. Sin embargo, permaneció bien derecho como un viejo pino que se rehusaba a ceder ante la edad.

―Qué lástima, no pude matarte. ―La sonrisa en el rostro del maestro Fu se volvía cada vez más espeluznante. ―Ye Xinhuo, hace tiempo, mi esposa murió por tu mano… Parece que no puedo cobrar esta venganza.

―¿Dónde está Espada Rota? ―rugió Ye Xinhuo, rabioso.

Ahora estaba más preocupado por el otro. Si ese aterrador espadachín estaba oculto entre las sombras, eso significaba problemas.

―Se… se fue al norte.

En los labios del maestro Fu se dibujó una expresión astuta y maliciosa. Luego, dejó de respirar y se quedó ahí sentado como una estatua, inmóvil para siempre.