La atmósfera se volvía más tensa con cada día y la presión aumentaba. Era como si hubiese pólvora en el aire. Una vez que Ye Xinhuo empezara a avanzar hacia Donghai, el ambiente estallaría. Mucha gente del norte regresaba a Shengcheng. Habían olvidado por completo la advertencia que Jiang Ning les dio la última vez.
¿A quién le importa lo que dijo un hombre muerto?
Incluso había familias discutiendo en secreto cómo dividir los recursos. Evidentemente, no le daban mucha importancia a Jiang Ning. No era más que el líder de un círculo ilegal de ciudad pequeña, y no tenía nada que ver con la familia Jiang del norte. ¿Quién le seguiría temiendo?
Nada de esto le molestaba a Jiang Ning.
No estaba preocupado ni nervioso. Seguía viviendo de la misma manera que siempre. Dormía temprano, despertaba temprano, comía el desayuno que Lin Yuzhen le preparaba, llevaba y recogía a Lin Yuzhen del trabajo y la acompañaba a las aguas termales y al spa.
La única diferencia era que Su Mei les había dado una manta más grande. Temía que alguien pasara frío por la noche si la manta era muy pequeña.
Así pasó un día tras otro. El décimo día, ¡era el día D!
— ¡Ye Xinhuo viene en camino!
—Ya partió del norte, y llegará a Donghai hoy.
—Vamos a ver, vamos a ver cómo muere Jiang Ning.
—Ja, ja, ja, fuiste tan arrogante en el pasado, Jiang Ning. Hoy conocerás tu fin.
El duelo se llevaría a cabo en una isla, cerca del puerto de Donghai. El hermano Gou pasó toda la mañana ahí.
No evitó que la gente se acercara. Incluso proveía botes para los espectadores interesados en ver el duelo. Las personas del norte debían pagar quinientos mil por boleto.
—Va a morir, ¿y aun así quiere ganar dinero?
—Pfff, remaré mi propio bote.
—¿Quinientos mil? ¡Eso es un maldito robo!
El hermano Gou ni se inmutó, eran quinientos mil por cliente. ¿Creían que podían ver a Jiang Ning pelear sin pagar? ¿Creían que el costo por verlo era tan barato?
—¿Por qué no han llegado?
—Maldita sea, está helando. ¿Por qué Ye Xinhuo escogió este lugar desolado?
—Ahí venden cobijas de lana, pero cuestan cien mil cada una. ¡Eso es un maldito robo!
En la muchedumbre había gente maldiciendo. Jiang Ning moriría pronto y sus hombres seguían buscando ganancias. Una vez que Jiang Ning muriera, ¿cuánto tiempo podrían aferrarse a ese dinero? Tendrían que regresarlo casi de inmediato.
—¡Está aquí! ¡Ye Xinhuo está aquí! Es el bote de la familia Luo.
De pronto, alguien comenzó a gritar.
Un yate apareció, navegando a lo lejos. Ye Xinhuo se encontraba erguido en el frente del yate, como un mástil. Como si estuviese clavado a la cubierta. La brisa marina aullaba al chocar con él, pero no se movía.
En verdad era un artista marcial talentoso. Jiang Ning era hombre muerto.
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