—Zhao ya investigó a todos tus socios; Li Long está limpio, vino de una familia pobre, es responsable y es comprensivo así que se merece que lo ayude. —Sabía que Lin Yuzhen tenía muchas preguntas—. Su fábrica contrató a muchos trabajadores que habían sido despedidos y la última vez que su empresa estuvo en crisis vendió su casa y su coche para tener suficiente para pagarles el salario. —Jiang Ning sonrió y dijo—: Ya te dije que una buena persona hace el bien.
Lin Yuzhen asintió, siempre lo había creído porque Jiang Ning se lo había dicho. Nunca opinaba sobre lo que Jiang Ning decidía y siempre lo apoyaba, pero ahora sólo tenía una pregunta.
—Cariño, ¿cuánto dinero tienes con exactitud?
Ella sabía que Jiang Ning era rico. Cuando se casaron, Jiang Ning tenía miedo de que pasara frío yendo en moto al trabajo y le compró un BMW, después de eso pensó que Jiang Ning tenía más de un millón de dólares en el banco.
Pero cuando hizo una llamada al Banco Donghai y casi provocó que el director general se orinara en los pantalones, Lin Yuzhen pensó que tal vez Jiang Ning tenía más de diez millones de dólares en el banco. Después Jiang Ning le regaló al hermano Gou y al resto treinta coches en total, que sumaron quince millones y también compró un coche nuevo para su padre que costó más de dos millones. Parecía estar imprimiendo dinero o algo así, nunca parecía acabársele.
Cuando Jiang Ning se apropió de la empresa de Huang Yuming para dársela a su familia e iniciar el Grupo Lin, todo el capital inicial era de él y ahora había realizado una inversión personal por mil millones a Li Long como si estuviera comprando vegetales a un dólar. ¿Qué tan rico era en realidad?
—No tengo idea. —Jiang Ning sacudió la cabeza.
No lo sabía, el dinero no significaba nada para él así que nunca se molestó en saberlo ni estaba interesado en él.
—¿A qué te refieres con que no tienes idea? —Lin Yuzhen resopló y preguntó enfadada—. ¿Acaso tienes miedo de que me enamore de tu dinero?
—Estaría más que feliz si te enamoraras de él. —Rio mientras la empujaba hacia él. Lin Yuzhen se sorprendió y su rostro se puso rojo al instante, volteó a ver la entrada de la oficina, por suerte estaba cerrada.
—De verdad no tengo idea de cuánto dinero tengo, pero debería ser suficiente. —Jiang Ning dijo con seriedad. No mencionó que, si necesitaba dinero, todos los bancos del mundo se lo darían con gusto.
—Alguien golpeó a nuestros guardias de seguridad.
¡PUM!
La puerta principal de la oficina fue abierta a patadas, el cristal estaba roto y había fragmentos por todo el suelo.
¡PUM! ¡PUM!
Los dos guardias de seguridad aullaron de dolor y salieron volando, estrellándose contra el suelo, no pudieron levantarse en lo absoluto. Los dos hombres que llegaron medían casi dos metros de altura; sus cuerpos musculosos tenían un aspecto bastante aterrador, su piel era brillante y oscura y parecía tan dura como el hierro; sus ojos eran maliciosos, despiadados y sin emoción alguna.
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