Héroe Retrasado romance Capítulo 88

—De acuerdo. —Wang Gao escupió por fin dos palabras después de un rato.

A pesar de que estaba extremadamente indignado, no tenía alternativa. Xu Rong se había ido demasiado pronto y no sabía de eso, así que había perdido la oportunidad. Después de eso, lo perdería todo.

—Tampoco tenemos objeciones —dijeron los demás en cuanto vieron que Wang aceptaba.

Gao Fei comenzó a sonreír.

-Tomaron una excelente decisión.

Luego se paró y no quiso perder más tiempo ahí. Había ido con dos objetivos en mente. Uno era conseguir que Wang Gao y los demás siguieran a su jefe. El segundo era investigar qué le había sucedido a Hei Long. Ahora había cumplido los dos. Ya que Xu Rong no había aceptado, no había razón de que siguiera existiendo. Pronto llegaría una tormenta.

Gao Fe¡ acababa de salir del salón de té cuando recibió una llamada. La mirada engreída que tenía hace unos momentos desapareció al instante.

—¡Hermano Wu! Estaré ahí de inmediato.

Estaba totalmente horrorizado. ¿En verdad alguien había hecho pedazos a Lin Wu?

¿Qué clase de loco lugar era Donghai? Hei Long había perecido ahí y ahora también Lin Wu. Ni siquiera había podido contarle a Lin Wu las buenas noticias y había sucedido una cosa tan terrible.

Gao Fei se apresuró y se encontró con que, además de Lin Wu, todos los otros hombres que lo acompañaban tenían las piernas rotas. A Gao Fei se le fue el aliento. ¿Qué carajo estaba pasando?

—Llama al gran jefe y dile que envíe gente ya. ¡Ya!

Lin Wu yacía en una cama, con una expresión sombría.

-Entendido. El corazón de Gao Fei latía muy rápido y abrió la boca para preguntar qué había pasado. Pero después de ver que Lin Wu parecía listo para comerse a alguien, no se atrevió.

De vuelta en casa de Lin Yuzhen. Habían levantado todos los muebles que habían sido derribados. Con cuidado, Su Mei y Lin Yuzhen le pusieron ungüento a los hematomas de Lin Wen. Se negaba a ir al hospital.

Ahora, Lin Wen tenía una expresión bastante seria en el rostro y se veía firme y decidido. Era completamente diferente de cómo solía ser: dócil, débil y callado. Jiang Ning sacó un cigarrillo, pero recordó que estaba dentro de la casa. Estaba a punto de guardarlo cuando Lin Wen le

dijo:

—Dame uno.

Su Mei no lo impidió, así que Jiang Ning lo sacó, se lo puso en la boca y le dio fuego. Era el primer cigarrillo que había fumado en años. Después de darle una calada, comenzó a toser y su cara se puso roja.

—Tómate tu tiempo —dijo Su Mei con el ceño fruncido, su corazón se dolía por él. No lo detuvo, sino que le dio unas palmadas suaves en la espalda.

-Chicas, váyanse a su cuarto -dijo Lin Wen-. Jiang Ning, vamos a hablar en el balcón.

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