AL CARAJO TODO
MONICA
Desperté de sueño hace tiempo que no dormía tan bien, cuando abrí los ojos me fije a un lado mío donde debía de estar Maxwell pero no estaba, fruncí el ceño y me pare para buscarlo, busque en el baño pero no estaba, me dirigí al closet y tome una camisa de Maxwell ya que no quería bajar desnuda, tal vez estén más personas.
Cuando estoy bajando las escaleras me topo con un olor que hace que me de hambre, al llegar a la cocina me encuentro a Maxwell cocinando solo en bóxer, me acerco y lo abrazo por detrás.
Él se voltea y me besa la cabeza.
-No te tenías que despertar aun, yo pensaba en subirte el desayuno a la cama- se separa de mí.
-Lamento arruinar tus planes pero por lo que veo está cocinando, yo no sabía que cocinaba bien señor Maxwell, espero que este no sea un plan suyo para envenenarme y parecer que es un accidente de intoxicación- el me mira perversamente.
- No es mala idea, pero acéptalo se ve bien y no es lo único que se hacer bien- se acerca a mí.
-y ¿Qué sabe que más sabe hacer bien? - él se inclina dejando nuestros labios rosándose.
-Te lo demostrare pero no ahorita ya que vamos a desayunar- besa mis labios pero se separa para seguir cocinando, yo solo me siento en la mesa y lo espero.
-Su desayuno está listo mi bella novia- trae en cada mano un plato y se va para luego traer una jarra de lo que creo es jugo de naranja y vasos luego se sienta a mi lado.
-Se ve delicioso deberías de haber estudiado para chef y no administración- el asiente, haciendo una mueca.
-Gracias a mi bella novia descubrí mi verdadera vocación, lástima que sea hasta ahora- empezamos a comer y de lo rico que esta no pude evitar gemir, o tal vez lo hice para provocarlo eso nunca lo sabrá.
-No hagas eso- advierte Maxwell, dejando de comer para mirarme.
-¿Hacer que?- me hago la tonta, le sonrió con inocencia.
-Tu sabes que, para la próxima que lo hagas no me importara hacerte mía en esta mesa- me rio, pensando si hacer ese ruido de nuevo.
-Eres todo un caso, pero no estaría mal- digo sin mirarlo pero con una pequeña sonrisa, luego lo vi y negué y empecé a comer de nuevo.
Luego de haber comido nos dirigimos al baño a lavarnos los dientes juntos, él tenía todo planeado ya que hasta compro un cepillo nuevo para mí, me quedo con la duda de desde cuando estuvo planeando esto.
Me apoya contra la pared haciéndome gemir por lo frio que se encuentra, el me aprieta con una mano la nalga derecha pero con la otra se dirige a mi pecho donde me da caricias y pellizca mis pezones ya erectos haciéndome gemir más yo paso mi mano por su espalda y la aruño haciendo que el gruña, deslizo una mano su amigo pero él me detiene dejándome de besar y mirando mis ojos.
-Eres una traviesa pero aun no- me baja y toma un frasco de shampoo y lo coloca en mi cabello dándome masajes yo repito la misma acción, y así nos la pasamos bañándonos mutuamente, cuando terminamos salimos secándonos unas toallas.
-Te juro que no me cansaría de bañarme todos los días de esta forma- me seca el cabello.
-Al carajo todo- digo para besarlo bruscamente a lo que el tarda en reaccionar unos segundos pero termina correspondiendo a mi beso, nos dirigimos a la cama donde el me besa el cuello y baja por mi pecho repartiendo besos y da una pequeña mordida a cada pezón bajando más su camino de besos hasta mi ombligo hasta llegar a mi monte de venus me mira a los ojos mientras abre mis piernas bruscamente para después meter su cabeza en medio.
-Desde que te volví a ver he querido hacer esto- lame mi botón y lo succiona lo que me hace arquearme y gemir pidiendo más, sigue lamiendo mientras mete dos dedos en mi haciendo que ponga mis manos en su cabeza haciendo más presión.
-No pares- repito mientras gimo él es un experto en esto ya que me da la corrida de mi vida con solo su lengua y agiles dedos, él es un dios del sexo pero probablemente nunca se lo diré ya que e le elevara el ego más de lo que ya está.
-Eres exquisita y lo mejor es que estas muy lista para mí- dice lamiendo sus dos dedos los cuales saca de mi interior.
-Y ¿sabes que es lo mejor?- niego aun aturdida- que eres solo mía.
-Y que esto apenas está comenzando- dice parándose para darme un beso cargado de amor y deseo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: incitame a pecar