V E I N T I U N O
Luego de un maravilloso día de cumpleaños, el sábado mi nueva familia se reunió a celebrarlo. Me sentí amada. Era algo nuevo. Todo va de viento en popa.
Sigo peleando con Aaron, cada día me quiere en su casa y dice que la mía es muy insegura.
Que es más probable que el viento la derrumbe un día de estos.
Quizás tenga razón pero quiero demostrarle que lo quiero no por sus bienes.
Hoy iremos a revisar un terreno que lleva tiempo sin ser poblado.
Según los ingenieros, hay túneles subterráneos que conducen a otras áreas y que necesitan mantenimiento.
Estoy con mis vaqueros, mi franela cómoda esperando a que mi Bob Construye venga.
Aaron con su Aston Martin, me lleva a las afuera de Toronto.
—Es un poco alejado, más que todo, boscosa.
—¿Que piensas hacer allí?
—Algunas estructura irían a un museo por su antigüedad y luego levantarlo para hacer un conjunto residencial, ya que la zona es turísticamente llamativa.
—Uno de los ingenieros dijo que era antes una zona de guerra.
–Amor. Siglos pasados... —soltó una risa ante mi dato random.
—Igual me da miedo... —fruncí el ceño pensando, podríamos encontrarnos muchas cosas allí.
—¿Piensas que vendrán unos de los soldados ingleses a buscarte...? —se carcajea.
Mi mala cara hace que deje de reír.
—Si viene un soldado le digo que te lleve a ti primero... —me cruzo de brazos.
Él sólo se ríe por mi acto infantil
Nos bajamos en una zona llena de remolques de la empresa.
Algunos ya están trabajando.
Aaron me pasa el casco y los lentes de seguridad.
Hay varias estructuras caídas.
El olor a la naturaleza es fuerte en esta zona.
Camino por una estructura en forma de iglesia que llamó mi atención.
Hay marcas en las paredes.
Hay una mesa con varios planos, mi asiático toma mi mano y me hace pasar.
Están discutiendo cómo proceder en el área y yo me pierdo en las marcas de las paredes.
Todo lo que toco se deshace en mis manos. La antigüedad se huele en el lugar.
Sus brazos me rodean— ¿Que piensas?
—Lo ruino que está el lugar.
—Para eso estamos aquí.
Camina a mi lado curioseando el área, hay otros cuartos en el otro extremo.
Algunos toman fotos, otros escriben.
¿Tan importante es es lugar?
Siento a Aaron atrás, y sigo mi camino hacia otra habitación más, pero es imposible, quedé suspendida en el aire y luego de soltar un grito acompañado con el de Aaron caigo y empiezo a rodar en tierra hasta que una pared me sostiene.
¡Rayos...! mi columna.
Miro alrededor y todo está oscuro.
—¿Aaron...?
Lo primero que dije.
—¿Estas bien pequeña?
—¿Donde estás? —le contesto con otra pregunta.
El enciende su celular. Y me encuentra, él está en el otro extremo.
Me hala y revisa mi cuerpo y luego alumbra hacia el techo por donde caímos.
Está oscuro y ni con el celular se vé.
—No hay señal.
—Tampoco tengo —digo cuando reviso el mío que sufrió con la caída y la esquina de mi iPhone se quebró.
Miramos a los lados y encontramos dos caminos. Derecha e izquierda.
—Tín Marín de...
—No juegues con la suerte... —me quejo— tomemos la derecha.
—¿Por qué no mejor la izquierda...?
—Mejor derecha...
Ahora peleamos por cual tomar.
—Izquierda...
—Derecha...
—Yo tomaré la izquierda, Venecia —regresó el asiático mandón.
—Yo tomaré la derecha Aaron Lovecraft, Ok.
Cada quien tomó su camino.
El túnel está sujeto de puras maderas. Las paredes son firmes pero cada vez que camino cae arena con el sonido de mis pisadas.
No se cuanto duré caminando pero me encontré con él. Los túneles se unían formando uno solo.
Aún mi molestia seguía porque Aaron me dejó tomar el camino sola.
Coincidimos y seguimos juntos el caminito.
—¿Estas molesta?
—No.
—¿Segura?
—¡Si...! —chillé
—Con mi vida.
Colgó.
—Nos toca esperar... —dice y aún en el suelo me levanta y me abraza.— ¡Me asusté. —confiesa.
—Igual yo... pero lo único que me tranquilizaba es que estaba contigo.
—¡Te amo...!
Fuimos por el río.
El agua era clara y se veían las piedras bajo ésta.
Es hermoso, su fauna.
—¡Me gusta...!
—Es increíble... éste es uno de los ríos que llaman la atención de los turistas.
—¿Que te parece si nos bañamos...?
—Pero Arthur...
—Caminamos por horas, de aquí que venga nos habremos bañado, secado y bronceado... —digo quitando mi ropa.
—¡Venecia...!
—Amor... ¡recordemos Kingston!
—¡Menos...! Que tu padre me encuentre teniendo algo allí contigo... ten por seguro que hasta el día de hoy es mi existencia.
—Pero...
—¡No...!
—¡Aguafiestas...!
—Guarda las ganas para cuando lleguemos a la casa.
—Ganas nunca faltan... sabes, tu familia es muy hermosa.
—Ya es tu familia... ten por seguro que te quieren más a tí que a mí.
—Estoy dispuesta a tener una familia contigo...
Su expresión cambió.
—¿Que sucede?
—Te dije que no puedo tener hijos. No podré darte una familia, tengo un mínimo de un nueve porciento de fertilidad... O algo así.
—¿No te gustaría adoptar?
—¿Te gustaría adoptar? —su expresión se relajó.
—Me gustaría tener una familia contigo sin importar si solo estamos los dos o si le damos amor a otro ser que lo necesita... sea el modo seremos tu y yo.
—No quiero amarrarte, toda mujer quiere ser madre.
—Que adoptemos no significa que no seamos padres. Padres no son los que hacen sino los que crían, eso te lo puedo decir yo que ví en una sirvienta una madre.
—Tienes razón... ¡nuestro amor superará ésto...!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: IntensaMente (COMPLETO)