IntensaMente (COMPLETO) romance Capítulo 51

C I N C U E N T A

Eran las nueves y Ander aún dormía, es un poco dormilón algunas veces.

América estaba en casa con su pequeña Gabi y Daniel, sus hijos. Cath estaba preparando el desayuno especial para los pequeños que le enseñó Marta, nosotras tomábamos apuntes para luego prepararlas, mis hermanas tenían planeado salir de Shoping y no podía llamar a Crystal para que se reunira con nosotras si todavía hay tensión por lo sucedido anteriormente.

—Luego que te fuistes, Mauro tuvo algunos problemas con su esposa y luego se arreglaron y ella quedó embarazada y ahora tienen un pequeño de dos años.

—¿Qué? Mauro Mallory tiene un hijo...  —afirmo incrédula.

—Es tan bello, en el almuerzo lo veíamos mimarlo y se ve que es buen padre.

—Jamás lo ví en esa faceta.

—Todos cambian. Nada es para siempre. Y Cathy  ¿es varón tu baby?

—Si...  ¿Como sabes? —pregunta asombrada la chica.

—Pues por las creencias. Se dice que es niño si la madre tiene la barriga recogida y puntiaguda, o sea, hacia delante y si es niña es regada y ancha. Y parece un niño. Lo es...

—Si. Es varón. Quiero ponerle Matthias, que tenga algo de su papá.

—Eso es lindo. —decimos las dos que la vemos amasar

—Estos pastelitos van a quedar exquisito. —dice cambiando de tema.

Los hijos de América se encuentra en la sala de juego donde están algunos juguetes de Ander. Allí podrán bochinchar y podrán hacer el ruido que quieran. En la parte alta de la casa estan las habitaciones y abajo se encuentra la cocina junto con el comedor, el living o sala de estar como llaman algunos, mi despacho al lado de mi estudio, una pequeña biblioteca y la sala de juego de mi hijo.

Ésta casa me encanta porqué están los espacios que más necesitábamos y a pesar de ser mucho es acogedora.

Mi pequeño entra a la cocina y con ojos dormilones me abraza.

—Ma'...

— ¿Qué quiere mi chiquito?.

—Tengo hambre... —las chicas me sonríen mientras tomo a mi hijo y subo las escaleras hacia su habitación para alistarlo para la visita.

Le preparo su baño y le escojo su ropa, un conjunto deportivo Adidas que le regaló Nicholas en su cumpleaños, sus gomas y listo.

Lo saco del baño y lo ayudo a vestirse, la puerta se abre tras unos toque y pasa el que menos esperé.

—¡Papá...!  —grita mi hijo y salta de la cama a los brazos de Aaron.

—Campeón... —lo abaja de sus brazos— vamos termina de vestirte —el se acerca a mi y le coloco su sudadera gris.— había venido a llevármelo a pasar un día de padre e hijo pero veo que tienen visitas. —asentí y terminé de arreglar a Ander.—  ¿podemos hablar?

—No es el momento. Para otro día... Puedes tener tu día de padre he hijo, quizás regreses más tarde o te quedas con nosotros. —Ander lo ve esperando respuesta de su parte.

—Hijo  ¿que quieres?  ¿que me vaya o venga más tarde a por tí?

—Puedes quedarte y jugamos Playstation con Gabi y Dani. —dijo felíz.

—Bien. Jugaremos entonces.

Salí dejándolos solos, sé que tienen que hablar ellos, como padre e hijo, ayer se fue Aaron y Ander se quedó algo distante con él, tiene que hablarse y arreglarse, cuando hablé con él, el me contó que Anne estuvo diciéndole cosas a él, que su padre no lo querría cuando naciera el nuevo bebé, que él era un estorbo y que debería irse y no regresar. Esa mujer me está buscando y me va a encontrar, opongase quien se oponga, quién sea pero esa mujer le tengo que dar un stop.

—¿Qué vino hacer el jefe?

—Tú jefe —le digo a América— vino a ver a Ander.

—¿Tan guapo? Vino a verte a tí...

—Claro que no... —sólo vino con un blue Jaen y una camisa manga corta que muestra sus músculos tonificado del brazo y su perfume tan varonil, soy inmune, se que es un hombre guapo y por lo visto siempre lo será y nada cambiará. —como siempre. Vino a pasar un día con su hijo como todo padre.

Bajaron y se fueron a la sala de juego, nosotras llevábamos comida y seguíamos en la cocina hablando como si llevaremos años sin hablar.

—Voy a llevarles estos pastelitos —salí con la bandeja y antes de abrir completa la puerta escuché la conversación de mi hijo con Aaron.

—¿Sabes que te amo? ¿verdad?. Eres mi hijo y eres todo para mí.

—Mamá me dice que tú me amaste sin conocerme.  ¿Como me amabas sino me conocías?

—Tu mamá es muy lista y sí, te amé antes de conocerte ¿te cuento un secreto? Siempre te deseé en mi corazón y eres mi pequeño milagro, siempre te he amado sólo que no te tuve cerca para demostrártelo y quiero recuperar el tiempo perdido y ser esa familia que debimos ser.

—Yo también te amo papá... ¿me dejarás conducir algún día tu carro?.

—Claro, todo lo que tengo es tuyo.

Creo que es hora de interrumpir. Entré abriendo con el pie más la puerta y los encontré sentados todos en el suelo, los hijos de América se encontraba con unos trenes y mi hijo armaba unos logos con Aaron. Aclaré mi garganta y rogué para que las lágrimas no salieran de su lugar.

—Aquí les traigo unos pastelitos. —de inmediato los niños se pararon y agarraron sus pasapalos y Aaron permaneció pensativo.

Salí y más atrás él.

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