IntensaMente (COMPLETO) romance Capítulo 53

C I N C U E N T A- y- D O S

—Y ése es el lugar.

Christopher me indica dónde quiere hacer la casa.

—Ok. Pero ¿por qué quieres salir de Toronto habiendo playas y muy lindas aquí mismo?

—Lo sé, pensé al principio en Ward's Island Beach, Woodbine, Bluffer's Park y Sugar... ah Marie Curtis Park, Wasaba, pero hablé con mamá y ella me contó que conoció a papá en Sauble Beach... bueno y por eso lo escogí.

—Claro eso es muy especial, ya los planos están terminados, encontré al equipo de trabajo y obra y el permiso y la documentación del terreno está cubierto sólo de empezar.

—¿Y como para cuándo terminas la casa?

—Es un trabajo con muchos detalles, la casa estará terminada para finales del mes y comienzo de agosto y a mediados de agosto los detalles de jardinería y los adornos que pediste.

—Eso es increíble. Entonces dejo esto en tus manos.

—No te preocupes.

Colgó.

Respiré hondo, me tocaba un trabajo y no sólo de diseño sino dirigir la obra.

Me gustaba y mucho. Más que fuera en la playa. Tendría que irme unos días y dejar a un encargado que dirigiera y tomara la batuta cuando yo no esté.

Me levanté del sillón y me fui a la cocina. Era domingo y le di el día a Cath para que fuera con su mamá. Mi hijo estaba con su papá en casa de sus abuelos. Desde que pasó ayer lo de Aaron me propuse demostrarle lo que soy capaz de hacer y es mi momento, no dejaré que el lo arruine, detecte que actuó de manera desenfrenaba por celos, celos a que otro hombre me tenga y eso cegó su razonamiento ¿Que? ¿No quiere tenerme pero tampoco que otro hombre me tenga? Eso es injusto, estamos en un tira y afloja que sólo por capricho de él para serse sentir más hombre, no sé, machista.

Era temprano así que fuí a mi cuarto y busqué mi traje de baño, el rojo que me regaló Alessa cuando visitamos unas playas fuera de Cambridge.

Dos piezas que hacían ver mi cuerpo más joven, añiñado, mi cuerpo cambio por el embarazo, me eché cientos de cremas contra estrías y manchas y bah... no tengo estrías pero la sensación de que mi cuerpo no es el mismo está presente. Mis senos por otra parte aumentaron un tantito y lo agradezco, se ha mantenido arriba igual que mi trasero firme, gracias a series de ejercicios que hice y que he olvidado hacer.

No tengo a Ander y quiero un día sólo para mí.

Me coloqué un vestido playero negro casi transparente y sandalias y salí de allí. Mi auto me llegaba a Bluffers, tenía tiempo sin visitar mis playas, sólo unos minutos para ir a relajarme.

Llegué y estaba lleno de turistas, estábamos entrando en verano y muchas familias se reúnen en lugares tan hermosos como estos.

Me acerqué a unas sombrillas vacias y tiré mi bolso allí. No traje nada sólo salí de mi casa y ya, el auto lo dejé a unos metros lejos de donde estaba. Me tocaría luego mandarlo a lavar para sacarle la sal.

La gente estaba en su mundo y yo solo me perdía en el horizonte, en las aves volando, el choque de las olas y el sonido que producía. Me levanté con decisión y me quité mi vestido y fuí a meterme a la playa. Esa era mi intención antes de ser derribada por un mastodonte.

Moví mi mirada hacia el causante de que esté en el suelo y era un hombre guapo, moreno, con unos ojos claros que tenían un brillo seductor y esa sonrisa matadora. Y así de matador su cuerpo esculturado. Me ayudó a levantar y escuchaba voces de lejos que lo llamaban.

—Disculpa, flaca. Soy Eliezer —me extendió su mano

—Venecia... —le sonreí— no te preocupes.

—¿Todo bien Eli? —volteamos a ver quien preguntaba— ¿Venecia? —asentí embobada, ese hombre con ropa es bellísimo y con traje de baño también.

—Christopher... —sólo dije.

—Lo lanzaste muy lejos y no la ví y viste como casi la atropellé.

—¿Relajandote? —preguntó alzado una ceja ¿acaso puede ser más atractivo?

—Ander está con su padre y decidí darme un día para mí.

—Que bueno ¿te nos unes? —asentí embobadisima y me quedé hablando.

El ir a nadar quedó de segundo plano. Me puse mi vestido y los acompañe a un local, como una cantina abierta hacia la playa.

— Y ¿cuantos años tienes Venecia?-/ —preguntó Eliezer— eres excelente en tu trabajo. —tenía una mirada seductora y muy atractiva.

—Veintisiete —dije pensando— con once meses y veintiocho días, dentro de aproximadamente cuarenta y ocho horas cumplo mis veintiocho.

—¿Y hay fiesta flaca? —pregunta el moreno.

—Me temo que no, hace poco que regresé y mis amigos están fuera y los que están aquí no se si se recuerdan de la fecha más bella que tiene el año —los hombres sonríen por lo que dije.

—Bueno ¿aceptas salir con nosotros? Puedes decirle a tus amigos más cercanos y podemos hacer una cena y ese día pasarlo genial. —dice Christopher.

—Me parece genial. Y así conocen a mi hijo. Es encantador y muy sociable, ¿cierto Christopher? —le recuerdo.

—Sí. El pequeño me vió y lo primero que hizo fue preguntar si soy el novio de su mamá. Lo que me sorprendió es que fuera de Lovecraft —se sincero— jamás escuché que tuviera un hijo y decir verdad que llevo tiempo yendo a reunión de esa empresa ya que ellos son los encargados del asunto de mantenimiento en la que trabajo.

—¿Lovecraft? ¿él chinito? —me reí por su comentario.

—Que no te oiga, es coreano y sí tengo un hijo con él, lo sucedido es que me fuí hace cuatro años cuando estaba embarazada y di a Luz fuera y no le dije que era de él hasta hace más de un mes que se enteró y pues ahora estoy aquí y él con su hijo. —omití mucho y resumí la historia.

—Guao... Lovecraft, es un hombre poderoso y arrogante.

—Algo.

—Y te dejó escapar —dijo negando Eliezer— yo nunca te dejaría. —el color de mi traje de baño se incorporó en mi piel.

—Hay hombres muy idiotas. —dije sonriendo

Almorzamos y luego de charlar un rato nos dimos un chapuzón, el agua estaba cálida y gocé con esos hombres y no hubo formalidad ni nada que representara una relación estrictamente laboral, profesional, estábamos como unos viejos amigos que disfrutan de su tiempo libre.

Manejaba feliz recordando mi día, me sentía joven, alegre y había algo no fugaz.

Sabía que lo volvería a repetir, salir sola o acompañada, como fuese pero disfrutaría mi juventud, mi tiempo, mi trabajo y todo de todo.

El portón de mi casa estaba abierto, vi un auto que no conocía y estacione cerca de éste, tenía la cochera prácticamente vacía ya que siempre dejaba el auto afuera por flojera a meterlo, salí y me dirigí al cobertizo y enseguida alguien abrió la puerta del auto.

Bajó Aaron con el Ander.

Miró mi atuendo y de seguro mi cabello áspero por la playa.

—Un día de playa —hablo él.

—Estaba sola y decidí salir, no sabía que vendrías tan temprano —sólo eran las seis.

—Si. Acabamos de llegar y toqué el timbre muchas veces y comprendí que no estabas, tengo que ir con Anne, se sentía mal y estaba esperándote, te llamé pero no contestaba. —cierto, mi teléfono se descargó de tantas fotos que nos tomamos. Fotos que subiré hoy mismo.

—Se descargó. —mire a mi hijo que tenía cara de cansancio— ¿disfrutaste mucho con papá? —asintió.

—Sí, fuimos a Kelso y nos encantó —dijo con entusiasmo, Kelso es un lugar muy hermoso para caminar, es un lago artificial construido para evitar inundaciones en el área se puede rentar botes, tablas de remo o sólo admirar la belleza y conversar.

—Eso es increíble... —lo levanto en peso con dificultad, un día de sol agota de mil maneras— estas pesado pequeño.

—Yo te ayudo. —se ofrece

—No Aaron. Vé con ella, te necesita. —dije mientras abría la puerta.— despídete de papá —le digo a mi pequeño, éste susurra algo apenas audible y antes de cerrar la puerta escucho su auto Audi, el no usa ese tipo de auto, me sorprendió.

—Amor debes comer antes. —le digo a mi bebé

—Pero tengo sueño mamá ¿por qué no mejor duermo un poquito y luego cómo?

—¿Por qué no mejor te bañas, comes un sándwich y luego duermes toda la noche?

Fui con él en brazos a su habitación y le quité su ropita y lo bañé, sus ojitos se cerraban solos, al terminar le puse una pijama cómoda y lo obligue a bajar, le preparé un sándwich y veía como movia su boquita con los ojos cerrados, se veía tan cuchi tan bello, tierno, lo amo.

— Mami quiero una bici como la que me dió el tío Manuel pero sin rueditas —dijo en alemán. Parece que habla dormido, come habla en alemán y sigue con los ojos cerrados— quiero nadar como los surfistas.

Abro los ojos sorprendida y le quito el plato de comida a mi hijo y lo tomo en brazos y me voy a su habitación, entro al baño y le cepillo los dientes, él tiene la virtud de hacer todo dormido, y le obligo a orinar, dice que no tiene ganas pero de tanto insistir hace. Si no lo pongo a orinar, se puede hacer en la cama tiene sólo cuatro años y la incontinencia ligada con el sueño pesado es una mala mezcla.

Lo arropo y apago su luz, luego de comer lo que mi hijo dejó, me dí la ducha que necesitaba, mi piel, pelo y todo en mi reclamaba una ducha, algunos piensan que vivir la vida es echar el mejor polvo del momento, tener una vida sexual muy activa o poseer mucho dinero y hacer cosas extraordinarias llamando la atención de todos a tu alrededor, vivir la vida es compartirla con aquel que amas y disfrutar si tienes dinero o no, ese pequeño detalle que experimentas a diario, las nuevas y pequeñas cosas aprendidas, el nuevo amigo o amiga conocida, tu entrega en lo que haces, la felicidad no es hacer lo que quieres sino querer lo que haces, esos pequeños detalles te marcan, procuremos dejar huellas en aquello que hacemos y hablamos, conocer, reír, hoy reí como hacía mucho que no reído y goce sin tener sexo o experimentar un deporte extremo que despertara mi adrenalina. No, vivir la vida, va más allá de nuestro automático estilo de vida, nos mantenemos en un estado manejo automático, salgamos de la simpleza y vayamos por todo. Vivir es estar presente, participar y tomar parte, gozar. Tener un hijo o ser la cabecera de una familia no nos limita a vivir la vida, la vida está para vivirla y aveces parecemos muertos en vída, sí lo único que nos hace diferentes a los zombis es que ellos no tienen cerebros.

Me recosté pensando en que haré el martes y se me vinieron muchas cosas a la cabeza, sólo soy una mujer que cumple veintiocho y entra en los veintinueve y sale de los veintisiete con una carrera exitosa y un motor que la ayuda a seguir adelante llamado Ander y con el favor de Dios espera seguir sumando números a su años de vida.

Todo esto me recuerda que necesito salir más seguido.

Sólo vive. Yo antes de tí y  sigo siendo yo,  son libros que nos dejan ver la vida de varias perspectivas y todas a través de un espejo ¿quienes somos? Los que aprovecha de vivirla, los que ven a otros vivirlas o los que hacemos tropezar a otros para que no vivan. ¿Quienes somos? Yo decido vivir, crear mi historia, crear capítulos que siendo sincera quizás no sean buenos y algunos sean estresantes y dolorosos pero es de suponer ¿no? Si me duele, si siento, si sufro es porque estoy vivo. Si sientes dolor, sufrimiento, amor y miles y miles de cosas sean cual sean es simple: estas vivo.  Y mientras lo estemos tenemos oportunidad de corregir nuestros malos pasos y retractarnos de nuestras malas decisiones.

Sólo hay una vida y hagamos lo que hagamos puede cambiarla, recordemos que cosechamos lo que sembramos y la regla de oro es que no hagamos lo que no queremos que nos hagan deben estar presente en cada un de nuestros pasos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: IntensaMente (COMPLETO)