Vanesa no se quedó muy sorprendida porque sabía que no había pasado nada ese día entre Santiago y esa mujer.
«Las cámaras que estaban equipados en el evento podrán explicar todo, ¿no? Pero ahora este malentendimiento se convirtió en escándalo por opinión pública. Hace falta aclarar todo ahora».
Sin vacilación, Vanesa llamó directo a Santiago,
—¿Te afectan en algo las noticias?
En un tono tranquilo, Santiago dijo,
—En una parte sí, porque no todo el mundo sabe la verdad.
Frente a los escándalos, el público solía confiar en la parte más vulnerable.
—Hay cámaras que grabaron todo —dijo Vanesa ansiosa.
—Supongo que las habían destruido —dijo Santiago suspirando.
«Si no es así, esa tonto César no se atreve a hacerlo».
—¿Destruyeron todas? —dijo Vanesa con cierta impaciencia.
Aquel día, Vanesa se había ido a varios lugares, aunque apartó de la multitud, las cámaras tendrían que tenerla grabada.
—Si se atreven a publicarlo, tendrían preparado todo necesario para luchar contra mí, creo que no habrá nada prueba en las cámaras —dijo Santiago.
Mientras Vanesa se quedó callada, sonó el anuncio de la llegada del vuelo que tomó el cantante. Entonces Vanesa se dirigió directo hacia la salida.
—¿Estás en el aeropuerto? —preguntó Santiago.
—Sí, para recibir al cantante —dijo Vanesa.
Después de un silencio por largo tiempo, Santiago dijo,
—Pues, no pasa nada, podré resolverlo yo mismo.
Terminadas las palabras, Santiago colgó el teléfono antes que que Vanesa respondiera.
Vanesa se quedó atónita viendo el móvil por unos segundos, luego caminó hacia adelante esperando a la llegada del cantante.
Poco después, lo vio aparecer, y le saludó agitando las manos.
Con una guitarra consigo, nada equipaje tenía el cantante. Cuando llegó a su frente, Vanesa lo miró de arriba abajo y preguntó,
—¿No tienes equipaje?
—Tengo un amigo aquí, y me alojaré en su casa, así que no llevo equipaje —dijo el cantante.
Luego se dirigió con Vanesa hacia otro lado, pero apenas salieron de la salida, bajó del coche que estaba atrás una mujer de edad mediana. Con las gafas de sol y vestida bien elegante, la mujer dijo,
—Erick, ¡basta ya! Vámonos a casa.
Se detuvo de repente el cantante y Vanesa los miró al uno tras el otro preguntando,
—¿Quién es?
El cantante no le respondió.
La mujer lo miró en silencio, mientras el chófer se le acercó intentando tomar su guitarra, pero lo apartó el cantante y suspiró profundo.
Luego se volvió y caminó hacia el coche junto con Vanesa.
«¿Qué está pasando?¿Ahora quiere subir al coche?»
Sin nada vacilación, Vanesa se metió al coche y la siguió el cantante.
Cuando el chófer arrancó el coche, Vanesa se dirigió al cantante,
—Pero ¿qué pasó? No entendí nada.
—Perdón —dijo el cantante.
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