Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 228

Vanesa se levantó muy temprano al día siguiente y después de asearse bajó a preparar el desayuno, Santiago bajó más tarde y se dirigió a la cocina para saludarla.

«Parece que no está molesto por haberse quedado fuera de mi habitación anoche. Es decir, no tuvo tantas ganas para dormir conmigo... Tampoco le importo».

Vanesa se sintió de repente un poco frustrada: «después de todo, no me amas».

Vanesa puso la mesa y Santiago se acercó para desayunar. En la mesa, él le dijo,

—Al mediodía, Adam llevará a un obrero a la tienda y que haga los preparativos para la reforma de la tienda. Pronto todo estará listo.

—Gracias —dijo Vanesa.

Santiago se sorprendió, fijándose en ella por un momento. No había pensado que ella también sabía comportarse educadamente. Pensó que ella sólo sabía enfadar a los demás.

Ninguno de los dos habló hasta el final del desayuno. Tal escena era un poco similar a cuando no estaban divorciados, salvo que en este momento estaba ausente la señora Erika.

Santiago terminó su desayuno primero y se despidió de ella, diciendo,

—Me voy a trabajar, Adam se pondrá en contacto contigo a la hora de comer.

Vanesa no miró a Santiago, se limitó a asentir con la cabeza. Cuando Santiago se había ido, Vanesa dejó sus palillos por no tener apetito. Ella se levantó, recogió la mesa y fue a sentarse en el sofá del salón.

Simpliemente se sentaba allí sin hacer nada más que meditar. Había muchos líos en su cabeza que necesitaba resolver, pero no sabía la manera. Por lo tanto, se sentía muy inquietante.

Vanesa llevaba casi una hora sentada allí antes de que sonara su teléfono. Lo cogió y descrubrió que era llamada de Stefano, luego le contestó en tono impaciente,

—Estoy ocupada. No tengo tiempo para jugar a las cartas contigo. Vete a la plaza o al parque, allí habrá un grupo de ancianos con tiempo libre. Estarán dispuestos a jugar contigo.

—No te busco para jugar a las cartas, tengo algo que decirte —Stefano explicó—, algo muy serio.

Vanesa se sorprendió de que este tipo pudiera tener algo serio que decir...

«¿Acaso un tipo que no tiene nada que ver con la seriedad podrá encontrar algo serio?»

—Vale, vale...dime —respondió ella.

—Acabo de recibir una llamada de mi padre, ¿sabes lo que ha dicho?.

—parece que no es algo importante, adió — dijo Vanesa molestada y estaba a punto de colgar.

—¿Por qué no me colaboras? Ay... ¡Qué follón!—se quejó Stefano.

Vanesa guardó el silencio, así que la otra parte no tenía más remedio que confesar lo todo.

—Mi padre dijo que la familia Merazo le invitó a cenar juntos, aunque no entendí exactamente todo lo que había dicho.

—¿Quién? ¿La familia Merazo, la de Lidia?

Vanesa estaba muy sorprendida, de verdad esto era muy serio.

— ¡Eso! Aparte de esa familia Merazo, otra familia no tiene la oportunidad de contactar con mi padre. Si fuera cualquiera, mis hermanas lo habrían rechazado de inmediato.

—¡Qué extraño! ¿Está tratando de cooperar con tu familia? Acaba de establecer una asociación con la familia Icaza, e inmediatamente se pone en contacto con tu familia... ¡Qué eficiencia!

—No estoy muy seguro, pero dudo que sea una coincidencia. Piénsalo, antes la familia Merazo no ha mencionado que quería trabajar con mi familia, pero se ofreció a invitar a mi padre solo después de esa cena cuando tú y yo nos hemos encontrado con la familia Merazo. Lo que pretiende esa familia es bastante sospechable.

—¿A qué tipo de negocio se dedica tu familia? ¿Existe alguna posibilidad de colaboración con esa familia? —Vanesa le preguntó directamente.

La familia Morillo tenía un gran negocio y estaba involucrada en varias áreas. Las cuatro hermanas de Stefano, y sus cuñados contaban con una red de negocios lo suficientemente amplia. Pero él no estaba muy interesado en los negocios, de manera que no era capaz de responder a esta pregunta con precisión.

—¡Uy! Pues...El negocio de mi familia se dedica a casi todos los ámbitos de la vida. Si quiere cooperar de verdad, es posible hacerlo.

—Entendido, ¿pero por qué me llamas?

—Mi padre quería que le acompañara, pero en realidad no lo quería hacer. No jugarán a las catras conmigo, tampoco será divertido comer con los desconocidos... Pero mi padre dijo que la familia Merazo me había mencionado en la invitación, así que quería que me presentara como señal de respeto —Stefano hizo una pausa antes de seguir diciendo—. No iré solo sin la compañía de una conocida. Lo que pasa es que si no hay nadie que me agrade en la mesa, no tendré apetito ...

El resto, lo no hacía falta decir más, Vanesa ya lo entendía. Dijo sin rodeos,

—¿Quieres que te acompañe?

—¡Qué genial! ¡Sabes leer mi mente! —Stefano exclamó—. Si me acompañas, al menos podré verte y hablar contigo.

—Pero... ¿Cómo? ¿De qué forma me presentaré? La familia Merazo te está invitando a cenar. ¿No haré el ridículo si yo voy para allá sin la invitación del anfitrión?

—¡No! Por supuesto no —respondió Stefanocon énfasis—. Tú tienes mi invitación que vale más importancia. Si alguien se atreve a decir una palabra contra ti, te defendré a toda costa. No te preocupes, sígueme allí y todos te respetarán.

—De verdad, no es muy conveniente que me meta en eso.

Vanesa no quería ir por estar harta de escuchar que hablaran de los negocios en la mesa, porque ella no los entendía en absoluto, tampoco le interesaban. Sin embargo, quería saber la razón de la invitación de la familia Merazo.

— Vamos juntos. Tranquila. Si tú no vas, yo tampoco iré.

—Emm... Lo acepto, pero debo advertirte algo muy importante. Que tengo mal carácter, así que...Si alguien me provoca, me vuelvo agresiva. No asumiré la responsabilidad cuando la situación se ponga fea.¿Entiendes?

—Tranquila. A quien se atreva a ofenderte, lo dejaré jodido.

—De acuerdo, avísame de la fecha y la dirección.

—Sería esta misma noche, porque mi padre dijo que esta noche volviera de todos modos. Cuando todo esté determinado, mandaré a alguien que venga a recogerte.

Vanesa lo aceptó, y colgó el teléfono. En realidad, tal aceptación se debió a que quería encontrase con Lidia en la cena.

—¿Quiere ser empresaria? No puedo perder esta oportunidad de testiguar.¿Eh?—

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