Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 270

Se puso Erika de repente enojada.

Estaba esperando por toda la noche a que le llevara Alexander para la villa, pero no vino finalmente. Cuando se puso en contacto al día siguiente con la villa, le dijeron que ayer Alexander se había acostado temprano apenas volvió a la villa.

«Debería estar contento sin mi presencia a su lado».

Se quedó tan furiosa que ni siquiera desayunó, pero no podría discutirlo con él.

«No me hará caso porque lo tomará como un capricho, pero, si no volveré a la villa ni me llevará Alexander ahí, ¿me abandonará al final?»

Pensando en ello, Erika se sintió de repente inquietante.

«Ahora ellos están ocupados en lo del Internet, si lo resuelven lo antes posible, Alexander se quedará más relajado y me llevará a la villa sin tomar en cuenta lo que había hecho antes. Cuando todo se quede resuelto, todo se acabará».

Echó a reír Erika.

Pero, ¿cómo resolverlo de manera rápida?

«Vanesa es lo clave de la solución. Si ella publica ahora una declaración en que atribuye el divorcio a la diferencia de sus caracteres, los internautas lo creyó».

Después de un profundo respiro, Erika dijo,

—Declara lo que pasó ahora en el Internet. Con tu explicación, todos los problemas se van a resolver.

Vanesa no la contestó sino clavó sus ojos en el televisor.

Erika repitió,

—¿Me oyes?

Ni siquiera la miró Vanesa, comió tranquila el fideo.

Erika se puso de pronto enojada,

—¡Qué vulgar eres! Si no hubiera sido por la amistad entre tu familia y la de Icaza, nunca te habría podido casar con mi hijo.

Vanesa echó a reír,

—Sí, tienes toda la razón. Pero al final me casé con tu hijo y lo dejé divorciado. ¿Qué remedio tienes?

La furia de Erika se volvió aún más tremenda.

«¡Sin vergüenza! ¡Zorra!»

La miró Erika contrariada mientras Vanesa se río a carcajadas.

—Oye, no tengo tiempo de sobra para las tonterías, hazlo ahora mismo y de aquí en adelante, no tendremos ninguna relación —dijo Erika.

—¿Qué quieres que lo publique? ¿Que es todo mentiroso nuestro divorcio y el propósito es reselver su problema con el Grupo Antolin? ¿Que Santiago no estaba con Lidia en aquel día? ¿Las fotos que se tomaban son falsas? —dijo Vanesa.

—Vanesa, ¿te estás haciendo la tonta o qué? —dijo Erika en un tono enojado.

Vanesa se comió de un golpe los fideos y se levantó,

—Sí lo estoy, pero tú lo estás aún más. La última vez dijiste que no me supliques nunca, pero hoy estás aquí mismo haciéndolo, ¿tan pronto rompes tu propio compromiso?

Dirigiéndose a la cocina, Vanesa añadió,

—Además, si quieres que lo haga, es mejor suplicarme con una actitud más modesta. Pero de verdad, aunque no haga nada, tu hijo debería agradecerme por mi silencio, ¿no? No me provoques, o diré todo.

Escuchando sus palabras, Erika cerró sus ojos con los puños bien apretados. De repente recordó lo humillada que estaba cuando se veía obligada a pedirle perdón aquí mismo.

Las olas de humillación se le empujaron una tras otra.

Cuando Vanesa salió de la cocina, Erika estaba todavía allí inmóvil.

Limpiando la mesa, Vanesa dijo,

—Si no tienes nada que decir, voy a descansar.

Erika abrió de pronto los ojos y la miró con un rostro lívido.

Apenas Vanesa subió a las escaleras, Erika se lanzó sobre ella gritando,

—¿Quién crees que eres? ¿Cómo te atreves a humillarme de tal manera?

Erika le agarró el cabello con violencia y Vanesa se quedó aturdida por su inesperado ataque.

Pero Vanesa actuó con aún mucho más violencia para contraataque, se dio una vuelta para agarrar su brazo y lo revertió con rapidez.

De pronto Erika gritó,

—¡Suéltame! ¡Me duele!

—Veo que no has aprendido nada lección de los errores, Señora Erika —dijo Vanesa.

Apenas la soltó a Vanesa, Erika agarró un objeto que lo tuvo a su lado para lanzárselo,

—¡Puta!

Lo apartó Vanesa fácilmente. Caminó adelante y la abofeteó con violencia,

—¡Y tú ere Puta!

Terminadas las palabras, volvió a patearla con tanta fuerza que Erika se cayó de pronto al suelo.

«Veo que te faltan aún más golpes para aprender de los errores, ¿eh? Y ahora es el mejor momento, pero no tienes que agradecerme, pues me gustaría hacerlo».

Después de decirlo, la abofeteó de nuevo.

—Voy a matarte—gritó Erika—. Llamaré a la policía para que te vean cómo me tratas y para que nos devuelvas todo lo que has conseguido de Santiago.

Vanesa echó a reír,

—Genial, hazlo ahora mismo.

Terminadas las palabras, Erika se retrocedió rompiéndose en sollozos.

«Nunca había sido tratado de tal manera.»

Con un estremecimiento recorriendo todo el cuerpo, Erika agarró el teléfono que estaba a su alcance,

—Ahora mismo llamo a Santiago para que veas lo cruel que eres.

Vanesa la miró con cierta impaciencia,

—Date prisa entonces, o no lo volverás a ver nunca.

Con las manos temblando, Erika marcó la llamada de Santiago.

Apenas recibió su llamada, Santiago se quedó sorprendido, pensaba que lo llamaba para quejarse de Alexander.

—Mi hijo, ven aquí, o me moriré en manos de Vanesa —dijo Erika llorando.

Santiago le preguntó con ansiedad,

—¿Dónde estás?

—Estoy en la casa de Vanesa. Ven aquí pronto, Santiago, me quería matar la Vanesa —murmuró Erika.

Santiago se levantó de repente,

—¿Cómo?

Terminadas las palabras, escuchó los gritos de Vanesa,

—Sí, date prisa, Santiago, o de verdad mataré a esa puta.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Atrevido: Amor Retardado