Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 335

Cuando oír que la abuela de Santiago le dijo estas palabras, Vanesa no sabía qué contestarle. Por eso, le preguntó a Vanesa si pudiera acompañarla a la iglesia para pedía una señal. Claro, al oír esta petición, la primera reacción de Vanesa sería rechazarla. Ella ya no tenía ninguna relación con Diana.

La abuela suspiró y dijo que Vanesa siempre tenía buena suerte, entonces quería su compañía para acercarse a la misma buena suerte.

Vanesa se rio

──No la he tenido. Mire usted mis vidas anteriores. No parece que tenía buena suerte.

La abuela respondió

──No, todo ha cambiado para ti. Ahora ya eres una persona afortunada. ¿Sabes? Después de la adivinación en la casa de Tatiana, los negocios de su familia se han marchado muy bien de repente. Y esto te debe a ti.

La abuela también tenía una habilidad de convencer a alguien.

Vanesa agarró su pelo

──Creo que debe ser Santiago quien le acompañe. Él también siempre ha tenido buena suerte.Claro, excepto de casarse con ella.

La abuela dijo con una voz muy profunda:

──Vanesa, ¿ya no quieres tratar con nosotros por el divorcio de Santiago?

Vanesa sostuve el móvil, sin hablar. La verdad era que ya no quería tener ningún contacto con los miembros de la familia Icaza. No negó que el exmarido se convirtiera en un amigo, pero solo un amigo común. Podía aceptar contactar con Santiago de vez en cuando, pero no acompañar a su familia afuera. Creía que sería inadecuado.

La abuela siguió hablando

──Nunca te he pedido nada. Entonces, por favor, prométemelo.

Vanesa suspiró y luego dijo un vale. Parecía que era imposible rechazar su petición. Entonces le prometió y si hubiera la próxima vez, le rechazaría directamente.

Por otro lado, la abuela estaba muy contenta y dijo que su chófer le recogiera mañana.

Vanesa dijo un bueno y colgó el teléfono. Luego, tardó mucho tiempo en silencio y se echó a reírse. No sabía que acaso le extrañaba la vida del pasado en que tenía malas relaciones con la familia Icaza.

Fabiana, que estaba a su lado, se rio

──He oído todo. Parece que la abuela de la familia Icaza te trata muy bien.

Vanesa se sonrió

── ¿De verdad?

Pero antes no. La cordialidad de la abuela para ella, igual que la paciencia de Santiago, apareció después del divorcio. Parecían cosas de sobra.

Vanesa no salió de la tienda hasta el mediodía y se marchó hacia un supermercado para comprar unas comidas y luego a casa. Sin embargo, al pasear en la zona de verduras y frutas, se encontró con unas conocidas. Se asombró y no pensaba que las podía encontrar.

Erika parecía de buen humor después del divorcio, al menos no lo que había imaginado. Porque pensaba que Erika era tan frágil y estaría de mal estado de ánimo, o algo pesimista, pero resultó no. No tenía mucha diferencia del pasado. Quizá era que la noticia de su divorcio todavía no fue notada y creía que todavía tenía oportunidad de volverse con su marido.

Vanesa las miró por un rato y luego desvió su vista para elegir las comidas. Erika y Lidia, estaban charlando con risas, y la vio Erika cuando se volvió el cuerpo. No había mucha gente en el mercado. Además, Vanesa era mujer sobresaliente de la multitud, guapa y de moda. Erika se sorprendió y luego frunció el ceño.

Lidia le preguntó

── ¿Qué pasa?

Sin recibir la respuesta, ella también la vio. Lidia, era una mujer que siempre podía ocultar sus emociones, gustos y disgustos. Entonces, solo la expresión solo paró un momento en su cara y luego se le acercó a Vanesa con sonrisas

── ¿También estás aquí?

Vanesa se volvió lentamente para mirarlas

──Sí. Qué casualidad.

Erika miró a Vanesa mientras mordió sus labios, obviamente disgusto, pero le saludó

──Hola.

Vanesa la ignoró. Toda cambió. Erika no se atrevía a buscarle problemas porque ella podía controlarla con la noticia de su divorcio.

Lidia miró a Vanesa y luego a Erika porque se asombró mucho por el comportamiento de Erika. Vanesa dejó de mirarlas y siguió elegir las comidas, y luego se marchó empujando el carrito.

Después de que Vanesa ya estuviera lejos, Erika escupió

──¡Puta! ¡Todavía cree que es alguien!

Lidia se rio y dijo

── No es necesario enfadarse por este tipo.

Erika solo se atrevía a hablar mal de Vanesa detrás

──También no quiero discutir con tal mujer. ¡De verdad es mal educada como una loca! Si peleo de palabras con esta mujer, parece que soy también mal educada.

─Claro. Usted tiene toda la razón ──Lidia se rio──. Además, Santiago ya se divorcia de ella y desde luego ya no tiene nada que ver con la familia Icaza. No nos enfademos. Solo necesitamos echar este tipo de nuestra vida.

Erika tomó la mano de Lidia

──No podía dejar a ella entrar en nuestra familia si no fuera el abuelo de Santiago quien insistía en que se casara con mi hijo. Por eso, siempre he sentido culpable al enfrentarme a ti.

Lidia mordió los labios y su sonrisa en la cara parecía un poco dura

──Todo ha pasado.

Erika suspiró

──Exacto. Desde luego, tú y Santiago se marcharán bien. Vale, no mencionemos más sobre esto.

Lidia miró hacia la dirección donde desapareció Vanesa, meditando. La verdad era que le parecía muy difícil acercarse ni un paso hacia Santiago. Porque él siempre mantenía una actitud muy indiferente hacia ella y ya no sabía cómo podía esforzarse para lograr este hombre.

Después de hacer la compra, Vanesa volvió a casa y muy pronto recibió la llamada de Stefano, quien estaba riendo en el teléfono y dijo que le pasó algo a la familia Covarrubis. No se sorprendió nada de eso porque él siempre estaba calculando trampas para toda la familia de Erick.

Stefano no sintió la pasión y alegría de Vanesa cuando oyó la noticia, y entonces siguió hablando como decirse a sí mismo

──Anoche Facundo salió a divertirse y cuando estaba en el camino hacia casa, ya medio borracho, y pidió que el chófer parara el coche y bajó a vomitar. Entonces, alguien le robó. Pero Facundo era un hombre de mal humor, añadido con la función del alcohol, claro que no quería dejarse robado por alguien y empezó a pelear con dos pícaros. El chófer, como tenía mucho miedo, ni siquiera atreverse a bajar del coche. Entonces, Facundo resultó muy herido y fue entregado al hospital.

Vanesa dijo

──Vale. ¿Los dos pícaros? ¿Fueron comprados por ti?

─Claro que sí ──Stefano dijo orgulloso──. Facundo es un cabrón y solo yo me atreve a enseñarle una lección.

Vale. Él tenía una fama más mala que Facundo, y solo el más cabrón podía arreglar el cabrón. Stefano se echó a carcajadas

──Esta mañana, fui al hospital. Tenían los huesos fracturados de los brazos y las piernas. Estela estaba llorando como si se rompiera el corazón.

Vanesa suspiró

──Ten cuidado. Debe haber llamado a la policía.

─No importa ──Stefano dijo──. He pagado bastante. Deben estar callados ──Luego siguió──. Ah, a propósito, he vio la madre de Santiago en el hospital. Quería saludarla, pero se me ocurrió de que no te gustas. Entonces la ignoraría. Además, a Erika tampoco no le gustaba Stefano. Él estaba muy claro de eso. Entonces, no quería buscar disgusto a sí mismo.

Vanesa levantó el ceño,

──¿De verdad? ¿Por qué estaba en el hospital?

Stefano le respondió

──No lo sé. Le vi hablando con el médico. Parecía que no quería ser vista, con las gafas del sol, los pasos muy cuidados como un ladrón.

Vanesa pensó un poco

──No hay alguien que está enfermo de la familia Icaza. ¿Acaso le pasa algo de la familia de sus padres?

Stefano negó directamente

──No creo. ¿Por qué se portó como un ladrón si solo fue al hospital a cuidar a fu familia? Creo que debe ir al hospital a preguntar secretamente la situación de alguien, como yo.

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