Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 42

Santiago sacó el teléfono delante de César y la empleada y llamó directamente a Adam. Adam respondió rápidamente, todavía no sabía nada así que era alegre.

—Jefe, ¿qué pasa?

—¿Cuándo volveréis Vane y tú? —Santiago dijo con un tono calmado.

Adam de repente se calló. Lo que dijo Santiago le dejó un poco aturdido. Nunca había escuchado a Santiago llamarle así a Vanesa.

Sin embargo, menos mal que Adam era inteligente. Hizo una pausa durante un par de segundos y dijo,

—Vanesa todavía está aquí, en “El borde del cielo y del mar”. Aún no ha dicho cuándo va regresar. ¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo en el hotel?

Santiago sonrió.

—No pasa nada, solo pregunto. Divertidos.

Santiago colgó después de decir eso.

Las expresiones de César y la mujer eran un poco complicadas.

Santiago enarcó las cejas.

—¿Lo habéis escuchado?

No quería perder más el tiempo y cerró directamente la puerta.

Después, Santiago se puso muy molesto. La inacción que tenía César antes, probablemente era debido a que quería usar este incidente para chantajearle después.

Aún no se había hecho púbico el divorcio de él y Vanesa.

A los ojos de los demás, seguía siendo una persona casada. Pasar una noche con una mujer desconocida afectaría a su reputación. Para hacerle tener escrúpulos, César permitió que la empleada montara aquél escándalo en la puerta.

Santiago exhaló.

Pero, menos mal que fue Vanesa quien vino esa noche.

Sin embargo, si quería resolver este asunto, había otro problema: No se podía hacer público el divorcio de él y Vanesa.

No importaba cuál fuera el motivo del divorcio, no podía hacerse público en este momento.

Santiago frunció el ceño y volvió a sentarse en el sofá. Adam volvió a llamar en este momento.

Santiago le echó un vistazo y lo cogió.

—¿Qué pasa?

La gente no quería saber la causa, solo le interesaba el resultado. Además, el Grupo Icaza era grande y tenía muchos enemigos. En ese momento, a saber cuántas personas meterían las narices en esto. No se atrevió ni pensar en la influencia de esto.

Santiago se apoyó en el respaldo del sofá y cerró los ojos.

—Así que no hace falta regresar ahora, seguid jugando. No pasa nada.

Adam ya no estaba de humor para jugar y dijo,

—Olvídalo, ya estamos volviendo. Vanesita está mal del estómago, tiene que volver para tomarse el medicamento.

—Está bien, hablaremos cuando vuelvas.

Después de colgar, Santiago dejó el teléfono a un lado. En realidad estaba un poco molesto ahora.

En este viaje, muchas cosas parecían estar fuera de su control, lo que le hizo descontento.

Santiago esperó y recordó algo, por lo que rápidamente llamó a la Mansión Icaza.

Diana, su abuela, respondió a la llamada.

—Santi, ¿no estás ocupado ahora?

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