Después de la muerte de Enrique, la salud de Diana también fue de mal en peor. Durante este tiempo, había estado rezando y se había convertido en vegana.
Santiago primero preguntó a Diana por su salud, y luego dijo,
—Abuela, tengo algo que decirte.
—Dime, qué cosa es para que te pongas tan formal.
La última vez que Santiago fue tan formal, fue para decirles que se iba a divorciar de Vanesa.
Diana todavía recordaba la expresión y los ojos firmes de Santiago. La verdad era que, Diana no estaba de acuerdo con el divorcio entre Santiago y Vanesa. Al igual que no estaba de acuerdo con su matrimonio antes. El matrimonio no era un juego de niños, no creía en el dicho de que iba a traer suerte.
Ella fue la primera en oponerse cuando Enrique le dijo a Santiago que rompiera su compromiso de matrimonio con la familia Merazo y se casara en cambio, con Vanesa.
Pero después de considerar los diversos motivos, Santiago aceptó. Sin embargo, Enrique murió de todos modos.
Ya después, ella siguió siendo la primera en oponerse cuando Santiago dijo que se iba a divorciar de Vanesa.
La generación anterior tenía una actitud más seria respecto al matrimonio. Si había decidido casarse, debería cumplir con ello para toda la vida. Pero, toda la familia Icaza estuvo de acuerdo, menos ella. Y además la actitud de Santiago era muy firme, por lo que no dijo nada más.
Al fin y al cabo, era asunto de los jóvenes. D no era buena demasiada intervención.
Santiago guardó silencio en el teléfono por un rato.
—Ha sucedido algo aquí, y puede estar relacionado con mi matrimonio con Vanesa. Por lo que me preguntaba si podían, por parte de la familia, no decir nada sobre el divorcio de Vanesa y yo.
Diana estaba desconcertada.
—¿Qué pasa, qué te ocurrió?
Adam dijo que ella se sentía un poco mal y volvió para tomarse las pastillas.
Adam todavía parecía molesto.
—Es demasiado descarado este Grupo Antolin, ¿no? Aunque sus empleados fueran muy ineptos, no tienen las agallas para darte afrodisíaco. Así que César estaba relacionado con este asunto
Adam ya se dio cuenta de que había algo raro en la cena. César intentó emborracharle pero finalmente se escapó con la excusa de ir al baño.
—Si ellos lograran con éxito, nuestros términos del contrato tendrían que cambiarse —Adam se sentó frente a Santiago.
Si Santiago hubiera hecho el amor con esa empleada ese día, ya sin mencionar si podrá librarse de ella en el futuro, pero en esta cooperación, seguro que ellos tomarían las riendas. En realidad, Santiago no esperaba que una empresa tan grande pudiera hacer algo tan despreciable.
Había visto muchas trampas y trucos sucios, pero no había encontrado una situación así: tender una trampa al principio. Por eso no tenía ninguna preparación.
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