Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 50

Adam escuchó el comentario de Santiago, añadió de prisa,

—Cómo que superficial, cualquier chica con esas características serían muy adorables, ¿no? Si no buscas esas características en una chica, ¿entonces qué busca? —cuando dijo esto, él siguió —Vanesita es muy buena en realidad, ¿no te has dado cuenta de que ella es muy atractiva?

Santiago buscó un número con el móvil y mandó un mensaje al mismo tiempo le respondió a Adam,

—No me he dado cuenta, ¿ella es atractiva?

Adam se pensó un poco y se sentó al lado de Santiago.

—Mira, cuántos hombres se aprovecharon de la oportunidad para conocerla durante el camino, ¿esto no lo puede explicar?

Santiago se detuvo, luego asintió. Como que estaba de acuerdo con Adam. Era la verdad, en este viaje, siempre había los hombres querían coquetear con Vanesa. Desde el avión hasta el hotel. Incluso el cantante de aquel bar.

Él no podía entender cómo ella podía atraer a los hombres desconocidos. Adam vio la actitud de Santiago, siguió diciéndole,

—Solo tú, pues la habías conseguido antes y ya no te parece buena, las mujeres como Vanesa, muchas personas pagarían por ella.

Santiago se rió fuertemente.

—Te ha sobornado para decir cosas buenas de ella o qué.

—Te lo digo en serio, ¿por qué no me crees? —dijo con tono serio. Santiago miró a Adam cuando estaba libre, se negó con la cabeza sonriendo, no habló nada.

Adam vio que Santiago no le hizo caso, así que se cerró la boca.

Santiago envió un mensaje y dejó el móvil. En ese momento no tenía humor para trabajar. Pero no tenía otras cosas que hacer. Por eso echó un vistazo alrededor.

—Ya no podremos trabajar con el Grupo Antolin, verifique si hay billetes de avión y nos volvemos directamente.

Adam se quedó parado, miró fijamente a Santiago.

—¿Volvemos? Pero nos habían engañado, si no fuese Vanesita, estarías violado, ¿eh? ¿No vamos a hacer algo para vengarnos?

Santiago miró a Adam con miradas serias. Se suponía que era un tema que no le gustaba. Adam le dio un poco de miedo, explicó en voz baja de prisa,

—Lo que he dicho es la verdad, encima esa mujer era muy fea, ¿no te importa?

Él dio una respuesta imprecisa.

—Ya veremos.

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