Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 61

Adam era sensato. Al ver la expresión disgustada de Vanesa, sabía más o menos lo que estaba pensando enseguida. Miró a Santiago y dijo decentemente,

—¿Qué pasa, jefe? ¿Son cosas del trabajo? Qué ocupado estás, aunque estemos de vacaciones.

Santiago le echó un vistazo a Adam, luego dejó el teléfono pero no respondió nada. De esta manera, Vanesa suponía que la persona que había enviado el mensaje, era una mujer.

Pero realmente le sorprendió que Santiago enviara mensaje, porque preferiría hacer llamadas. Creía que así era más eficiente y los mensajes eran un medio demasiado laborioso.

«Pero se pueden cambiar los hábitos, ¿no? Solo no quiere perder el tiempo con la gente que no importa».

Vanesa se reclinó en la silla y se rió para sí misma.

Adam dejó de hablar también. El tiempo de espera para la comida era un poco largo. Los tres no hablaban, el ambiente era similar al interior del taxi en el camino.

Santiago bebió un sorbo de agua, luego miró a Vanesa, como si pensara en algo.

—Toma la pastilla —rompió el silencio Santiago.

Vanesa se sorprendió por un momento y luego asintió. Tenía algo medicamentos que debería tomar antes de las comidas. Pero Ella ya lo olvidó.

Vanesa abrió lentamente la mochila y sacó unas pastillas.

—Tienes que comer tantas pastillas antes de las comidas —Adam siseó.

—Sí, ya no tengo hambre después de comer esto.

Santiago echó un vistazo a las pastillas pero permanecía silencio.

Vanesa tomó las pastillas rápidamente, se las puso en la boca y las tragó con un sorbo de agua, luego respiró hondo y se giró para mirar hacia la cocina.

—¿Tienes problemas de estómago durante muchos años? —dijo de repente.

Vanesa se sorprendió y luego miró a Santiago.

—Al menos diez años.

Había tenido este problema estomacal desde que era una niña. Santiago asintió, pero no dijo nada más.

Él sabía todo sobre la familia de Vanesa, porque antes de conceder el matrimonio Enrique se lo había dejado claro. Y, aunque Enrique no lo hubiera dicho, sus familiares también la habrían investigado de cabeza a pie.

—Lo sabrás cuando llegue el momento.

Adam estaba un poco descontento y se centró en la comida porque Santiago no le dio la repuesta directa.

Vanesa pensó un rato y dijo,

—Por cierto, anoche vi la mujer que te había drogado.

Santiago estaba aturdido y Adam también, Adam giró la cabeza para mirar a Santiago,

—¿Vino a verte otra vez?

—No —respondió Santiago frunciendo el ceño.

Vanesa admitió,

—La eché. Justo la había visto y la regañé, lo que la puso muy furiosa —echó un vistazo a Santiago y siguió—, parece que esta vez la envió César, no sé qué intención tiene.

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