¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 125

Llegamos a la habitación, deseo acostarme por un largo tiempo, mi marido hace que me acueste y quita los zapatos de mis pies, les da un leve masaje, que ejerce todo el alivio que necesito, se levanta, lo veo ir al cuarto de baño y regresa con una toalla húmeda, sabe que eso alivia las dolencias de los pies, ha leído cuanto libro referente a embarazos de alto riesgo le ha llegado a sus manos.

No lo puedo culpar, a mí también me interesa saber sobre ello. No nos han dicho que el embarazo es de alto riesgo por el momento, pero conforme se vayan acercando las semanas debemos estar atentos a todo. No me gusta pensar que voy a tener alguna complicación, es solo que no hay que pasar por alto si se llegara a presentar. Estar alertas.

Me ayuda a levantar y busco un pijama que ponerme, es muy incómodo dormir con la ropa del trabajo, así que me cambio delante de Owen sin ningún tipo de coquetería o intensión sexual, es él que quien más me cuida en ese aspecto, porque si por mi fuera, estuviera la mayor parte del día encima de él. Le echo la culpa a las benditas hormonas. No hace falta mencionar que la seguridad de los bebés viene primero. He tratado de mantenerlas al margen, me ha sido difícil, pero lo he logrado.

‒Ahora trata de dormir un poco, estaré aquí mismo en la habitación, cualquier cosa me avisas.

‒Claro que sí, amor.

Soy una paciente muy obediente. El escritorio está ubicado cerca de la ventana a un lado de la cama, no me han prohibido hacer ninguna actividad en particular solo que debo reposar por dos semanas, no voy a estar todo el día acostada y eso Owen lo sabe bien. También traje trabajo de la oficina, mis obligaciones no han parado. Lo observo cuando toma asiento al frente de su laptop.

‒ ¿Quieres un té o un vaso con agua?

‒Así está bien amor, no quiero levantarme corriendo para ir al baño.

‒Tienes razón, entonces te dejo dormir.

He estado pensando en varios nombres para los bebés, he investigado y por lo regular son tres niños o tres niñas o dos niños y una niña o viceversa, estoy esperando con impaciencia el día que nos digan los sexos de nuestros bebés, de igual manera los voy a amar por igual. En esta familia todo se apuesta, los hombres quieren que sean niñas y las mujeres que sean hombres, yo estoy en medio de los dos, es un regalo por triplicado y serán recibidos con los brazos abiertos.

Me despierta un delicioso aroma, mi amado hombre ha preparado la cena, no sé en qué momento me quedé dormida, lo cierto es que he dormido más de la cuenta y ese aroma ha despertado mi apetito.

‒Huele bien ¿Qué cenaremos?

Digo cuando veo que entra de nuevo a la habitación, trae puesto el delantal y se ve adorable, me lo puedo comer, este hombre cualquier cosa que se ponga se le ve divino. He llegado a pensar que en su otra vida fue modelo de pasarela.

‒He preparado una deliciosa pasta a la boloñesa y ensalada cesar, sé que te encantan.

‒Mmm, suena perfecto.

‒ ¿Cenamos en el comedor o prefieres aquí?

‒Vayamos al comedor.

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