¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 76

Mi lógica no puede estar equivocada, lo puede intentar y si Olivia se siente confusa me puede dejar y no lo soportaría, la amo demasiado. Por eso quiero ponerle un límite a Justin que vea que no se la voy a poner tan fácil. Con un anillo en su dedo es una gran barrera para evitar que se le acerque. Esto no se trata solo de sexo casual, yo quiero todo con Olivia.

–Hermano, Livy no va a regresar con él, yo lo sé muy bien, ¿Pasó algo? ¿Te dijo algo después de su conversación con el cretino ese?

–No, pero ya me conoces, entré en pánico y estoy dispuesto a pedírselo hoy mismo de ser posible.

Ella soltó una sonora carcajada, tomándolo como un buen chiste. Siempre ha penado que soy un exagerado al actuar precipitadamente, puede que tenga razón, sin embargo mi instinto no me puede estar fallando.

–Espera un poco hermano – sigue riendo – apenas llevan una semana de novios o menos creo, pensará que te urge una cita con el loquero.

Cualquiera podría pensar eso, y asegurar que no estoy en mis cabales, pero estoy totalmente cuerdo, era lo que quería para Olivia y para mí, estar juntos por siempre. Despertarme en la mañana y ser lo primero que vea.

–Sí, estoy loco, pero por ella.

–Debes tomar las cosas con calma, presionándola no vas a ganar nada.

–Pero la amo.

– ¿Ya se lo dijiste?

Pregunta con una curiosidad notable.

–No.

Espero recibir de ella un regaño, por no decirle a su amiga que la amo todavía. Pero es todo lo contrario. Nunca sabré cuando estoy bien o cuando estoy mal con mi hermana.

–Menos mal, ya me había preocupado, deja pasar por lo menos una semana o dos.

–Como me siento en estos momentos, pienso que es demasiado tiempo.

–¿Y si te dice que no?

–Trataré de encontrar la manera de convencerla.

–Ya te había dicho que no hay que presionarla, ella siente muchas cosas por ti, solo dale tiempo.

–Podríamos tener un compromiso corto y casarnos lo más pronto posible.

–Hey, hey, hey, para el carro – me interrumpe – apenas están caminando y ya tú quieres correr y hasta volar, así mucho menos quiero que la presiones.

–Me empiezo a desesperar y tú no ayudas.

–Te estoy ayudando, te estoy diciendo que esperes.

– ¿Una semana?

–Dos – recalca.

Wow, eso es definitivo, le salió lo tía regañona. Yo que pensé tomar esa medida tan extrema el día de hoy, qué bueno que lo guardé hasta consultárselo. No estoy seguro si hubiera sido lo correcto ahora que Jillie me lo dice.

–Dos semanas entonces.

–Estoy feliz por los dos y quiero que sepas que los quiero mucho – yo sé que la adora – y que al formar parte de mi familia me hace quererla más como mi propia hermana.

–Eso lo sé, y también sé lo mucho que ella te quiere a ti, ahora van a ser más inseparables.

–Pero no la vas a tratar mal, tienes que sacarte esos celos de la cabeza, a ella no le gusta.

–Gracias por decírmelo.

Después de un abreve pausa sabiendo que la llamada había llegado a su fin, me encuentro bajo la leve sospecha de que Jillie sabe algo más de lo de Justin.

–Te dejo, hermano, dile a Livy que se ponga en contacto conmigo, por favor.

–Sí, señora.

–Y a mucha honra.

Regreso a la habitación y Olivia sigue en su profundo sueño, todavía es temprano, regreso a la sala y enciendo el televisor, me quedo un buen rato pasando de canal en canal y no interesando por uno en concreto. Apago el aparato y me decido a cocinar algo para el almuerzo, busco en la alacena y me encuentro con un paquete de pasta italiana. Es fácil y rápido de hacer. Coloco el contenido del paquete en una cacerola con agua caliente.

En otra pongo carne molida a calentar. Para preparar un espagueti a la boloñesa.

En lo que están las pastas, busco en el refrigerador si tiene queso parmesano. Cuando todo está listo regreso a la habitación, me dirijo al pequeño sofá que se encuentra a un costado de su cama. Reviso en correo electrónico desde el móvil, aun siendo sábado los clientes demandan nuestros servicios durante la tarde, pongo en la agenda algunas citas para el lunes y martes, me llama la atención un mensaje de parte de la secretaria de Matt Morgan, que viene adjunto un documento como urgente.

Como ese caso lo lleva primeramente Olivia lo dejo a su criterio y que ella lo abra en cuento pueda. Veo que se lleva muy bien con la secretaria de este. Lo reenvío a su correo y le pongo una etiqueta de prioridad. En cuanto prenda su móvil le marcará el mensaje. Por lo menos pasan unas tres horas. Me levanto del sillón y empiezo a caminar por la habitación, tiene fotos de ella de niña arriba de una cómoda, unas con mi hermana de una excursión a Arizona en los acantilados del gran Cañón.

Una con sus padres, donde todos sonríen, al parecer es en una boda porque ella trae un ramo de flores en las manos, reviso todas y no encuentro nada relacionado con su ex, me da un gran alivio, no haberme topado con ningún recuerdo de su relación anterior. No debo ser un novio celoso, debo confiar al cien por ciento. En el tiempo que llevamos es muy poco lo que ha hablado para referirse a su exnovio.

Se mueve inquieta, llamando mi atención, se descubre y se estira como un gatito, se me ocurren muchas palabras para describir lo que me provoca ver su esbelto cuerpo, que me incita a estar dentro de ella. Mi mirada sigue un camino desde sus pies hasta sus ojos. Me sorprende dándole un descarado y hambriento vistazo. Ella se ruboriza y se aclara su voz. Es como si nunca la hubieran observado así.

– ¿Ya puedo levantarme de la cama, doctor?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!