La Dama de los Sueños Dorados romance Capítulo 112

El rostro de Ariana se oscureció, pero antes de que pudiera decir algo, escuchó cómo Ander le contestaba primero.

"¿Así le habla señor Borges a su prometida? ¿Siempre tan desagradable?"

La palabra "prometida" golpeó los nervios de Bruno como una puñalada.

El asco y el desprecio en su cara eran evidentes, como si Ariana fuera basura, y le diera náuseas con solo mirarla.

"Lo que es Ariana, solo merece un trato como el mío. Ander, ¿acaso te has encariñado con ella? Hay miles de mujeres llorando por ti, ¿te da tiempo de preocuparte por todas? Y eso que cuando Jacinta fue rechazada por ti delante de todos, después se perdió entre tanto coqueteo, y a ti parecía no afectarte en lo más mínimo. Tu corazón es más duro que una piedra, ¿qué derecho tienes para hablar de mí?"

Bruno dijo eso con un tono de autosuficiencia, sin darse cuenta de que estaba avergonzando a su propia prima.

Después de todo, en su opinión, Jacinta tampoco era la gran cosa; si tuviera algo de dignidad, no se habría envuelto en tantos escándalos.

Ella y Ariana eran tal para cual, incapaces de vivir sin un hombre.

"Cuando comes con Ariana, ¿no piensas en Jacinta? Ellas son iguales, ambas están dispuestas a arrastrarse ante los hombres, solo esperando que alguien se acueste con ellas, es asqueroso."

Bruno hablaba con vileza, impulsado por la furia.

Cuando se dio cuenta de lo que había dicho, ya era demasiado tarde. Ariana ya lo había abofeteado.

No era la primera vez que Bruno recibía una bofetada, pero esa vez fue con más fuerza.

Con la mejilla ardiendo y la sangre brotando de la comisura de sus labios, sintió una mezcla de dolor y odio.

Se tocó la mejilla y sintió como su pecho vibraba de ira.

Esa desgraciada lo había golpeado de nuevo, ¿quién se creía que era?

¿Acaso no podía mencionar las cosas sucias que ella había hecho?

Bajo el peso del odio, había también un dolor que no podía ignorar.

Ariana retiró su mano y le dijo: "¿Terminaste tu escena? Bruno, con quién me acueste no es asunto tuyo. Tarde o temprano vamos a anular nuestro compromiso, ¿para qué te desesperas? ¿Acaso por un lado me encuentras sucia y por otro estás esperando tu turno? Es una lástima, nunca estuviste en mi radar, ya estás fuera de él, ¿entiendes?"

"Fuera de mi radar."

"Ariana es en realidad muy interesante."

"Je, entonces deberías encontrar interesante también a Jacinta. No pretendas que no sé lo que hay entre ustedes."

Ander no tenía intención de enredarse con semejante niñato, mientras tanto mantenía una mano que descansaba sobre la solapa de su traje y decía: "No conozco bien a la señorita Rivera."

Apenas habían cruzado unas pocas palabras y ya le estaban atribuyendo a él la caída de Jacinta, era realmente injusto.

Bruno desvió la mirada con desdén y dijo: "De todos modos, Ariana es mi prometida. Aunque se caiga la cama en la que duerman, no tiene sentido. Si yo no rompo el compromiso, tú no serás más que su amante."

Ander ya había llegado a su auto cuando escuchó esas palabras y se detuvo en seco diciendo: "Señor Borges, debe saber que nosotros, los que jugamos con las palabras, muchas veces carecemos de sentido moral. A veces, por una chispa de inspiración, somos capaces de cualquier cosa. Aún no he explorado el papel de un amante clandestino, pero si Ariana está dispuesta a darme esa oportunidad, no es algo que descartaría por completo."

Bruno estaba tan enfadado que no podía articular palabra alguna; en cambio solo podía quedarse mirando cómo el auto de Ander se perdía en la distancia.

Con la cara tensa y sin saber bien qué lo impulsaba a hacer todo eso, marcó el número de Ruth en su teléfono.

"Madre, lo he pensado bien, quiero casarme con Ariana, de inmediato, sin demora."

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