Al entrar en la oficina de Oliver, el aroma del café la envolvió.
Oliver no tomaba café instantáneo; por lo que su oficina contaba con una pequeña sala para tomar café, y tras rodear la esquina junto a los ventanales, se hallaba la sala de descanso.
En ese momento él estaba sentado, con su mano adornada con un reloj de plata pura apoyada sobre la mesa de mármol, mientras que su mirada se perdía en pensamientos profundos.
“Presidente Borges.” Lo llamó ella, intentando disipar el pinchazo en su pecho.
Oliver empujó hacia ella unos documentos que estaban sobre la mesa, entrelazó sus manos frente a él en una actitud totalmente profesional.
“No dijiste la verdad en la sala de conferencias.”
Ariana se sintió injustamente acorralada, luchando por no dejar que su comportamiento la afectara, mientras él parecía manejar la situación con demasiada soltura.
“¿Cómo sabe usted que no dije la verdad, presidente Borges? Los ejecutivos estaban muy de acuerdo con invertir en Programas Paradigma, y además, la señorita Johnson es una de sus accionistas.”
“¿Crees que mi inversión en el proyecto tiene algo que ver con Isabel?”
“¿No es así?”
Después de esa pregunta retórica, Ariana se arrepintió, sintiendo que había perdido su capacidad básica de juicio.
Estaba a punto de decir algo para remediar la situación cuando la puerta de la oficina se abrió y Nicolás, junto con otros dos ejecutivos, entraron, pareciendo tener la intención de realizar una reunión improvisada.
Los dos ejecutivos, sabiendo cómo comportarse, se sentaron en el sofá al margen, esperando en silencio a que Oliver terminara lo que estaba haciendo.
Oliver no les prestó atención y frunció el ceño hacia Ariana preguntándole: “¿Por qué lo piensas?”
Ariana notó que los ejecutivos ya estaban mirando, pero no parecían sorprendidos; ya que probablemente ni muertos adivinarían que ella y Oliver tenían un romance.
Ariana se mordió el labio, sintiendo que solamente ella estaba jugando un desdichado monólogo.
El director financiero, no queriendo quedarse atrás, y maldiciendo en su interior al viejo astuto, también intervino diciendo: “Exacto, la inversión no es un juego, no debe ser influenciada por las emociones. El presidente te ha buscado en privado porque valora tu capacidad, no deberías ser tan caprichosa.”
Justo cuando terminó de hablar, Oliver cerró el archivo que tenía en sus manos y dijo con tono indiferente: “¿Les pedí su opinión a ustedes dos?”
Los dos, al darse cuenta de que habían cometido un error, se encogieron de hombros, deseando poder desaparecer.
Oliver se reclino en su silla y fijó su mirada en Ariana diciendo: “Dices que no debemos invertir, pero, ¿cuáles son tus razones?”
Ariana, recordando los datos que había visto en la pantalla grande momentos antes, se decidió a hablar sin reservas.
“La razón era que el fundador había renunciado a las cláusulas de control, ¿acaso eso no era suficiente? Si el fundador ya no manejaba la empresa, ¿quién decidiría el rumbo de la compañía en el futuro? ¿El Grupo de Inversión Borges, quizás? Eso sería como si el Grupo de Inversión Borges hubiera comprado un negocio en vez de hacer una inversión. Que el fundador renunciara tan fácilmente al control solo mostraba que le daba demasiada importancia a los beneficios a corto plazo. Aunque el Grupo de Inversión Borges invirtiera cien millones, o incluso doscientos millones, para convertirse en el mayor accionista, ¿qué pasaría con los otros inversores? Con la mentalidad actual del fundador, siempre y cuando el precio fuera lo suficientemente alto, permitiría que cualquiera se uniera. Pero si los demás inversores estaban ansiosos por vender sus acciones para hacer dinero rápido, ¿podría acaso esa empresa tener un desarrollo a largo plazo?
Si los otros inversores vendían sus participaciones, definitivamente causaría inestabilidad en la compañía. Seguro que el presidente Borges ya había escuchado ese tipo de riesgo vecinal, era como cuando comprabas una casa; también tenías que fijarte en qué tipo de vecinos tenías alrededor.”
Lo que ella decía coincidía exactamente con lo que pensaba Oliver.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Dama de los Sueños Dorados