Verónica se sentía como si el mundo se desmoronara a su alrededor, la ira y la frustración la abrumaban hasta el punto de que sus ojos comenzaron a inyectarse en sangre.
¿Cómo podía estar sucediendo todo eso? ¿No debería ser Ariana quien estuviera en esa situación?
La oscuridad empezaba a nublar su vista, mientras Inés comenzaba a desvanecerse ante sus ojos.
Inés, con los brazos cruzados y luciendo un vestido rojo que resaltaba su figura, no había podido contenerse al ver aquel vídeo.
Esa noche, ella estaba en el bar Sol y Mezcal cuando Verónica hizo su entrada triunfal.
"¿Quién te sacó del orfanato, eh? ¿Ya se te olvidó? Los Moore te dieron de comer, te dieron de vestir, y mira cómo les pagas, robándole el prometido a Ariana y encima convenciéndolos de romper el compromiso. Realmente no tienes vergüenza."
"Decirte mosca muerta es hasta un halago. Mira cómo te rebajas en ese vídeo, Bruno parece que prefiere esta clase de mujeres baratas."
Esas palabras fueron un golpe demasiado fuerte, y las demás personas en el lugar retrocedieron como si intentaran esquivar un golpe físico.
Todos conocían a la hija adoptiva de los Torres y nadie se atrevía a acercarse a ayudar a Verónica.
Después de todo, Verónica estaba equivocada en esa historia, y si ellos intervenían, ¿qué pasaría si recibían un golpe también? Inés claramente no estaba para juegos esa noche.
Así que lo único que podían hacer era quedarse al margen y disfrutar del drama.
Verónica apenas podía contener la rabia y sus ojos rojos estaban fijos en Inés.
Quería devolver cada insulto y quería exponer el lío de Inés con Ángel.
Pero su pecho temblaba con tanta fuerza, humillada hasta el extremo, que no podía articular ni una palabra.
Ojalá no hubiera ido al reservado esa noche, así no habría perdido la dignidad de esa manera.
Todo era por Ariana.
Los labios de Verónica temblaban, y sus dientes se hundían en su piel hasta que comenzó a salir sangre de ellos.
Quería refutar la verdad del vídeo, pero era tan evidente que solo un ciego diría que era falso.
Ariana la había destruido completamente.
Sentía que su mundo estaba colapsando, necesitaba salir de allí, no podía soportar más humillaciones.
Como un payaso, agarró su bolso y casi sale corriendo.
Al llegar, dudó antes de entrar.
Después de un largo rato de lucha interna, las lágrimas brotaron de sus ojos justo al abrir la puerta.
No podía recuperar su reputación, pero al menos tenía que asegurarse de que los Moore la perdonaran.
Aún no se había casado con Bruno y, aunque él fuera generoso, la gracia de un hombre era efímera y podía cambiar en cualquier momento.
Antes de asegurar su posición con Bruno, tenía que aferrarse a los Moore.
"Roberta, lo siento, fue un error, Bruno estaba demasiado herido esa noche y bebimos más de la cuenta." Balbuceó entre lágrimas, tratando de culpar al alcohol por su desliz.
Roberta y Luis Moore permanecieron en silencio. El vídeo se había difundido rápidamente y en aquel momento casi todo el círculo social de Los Ángeles estaba al tanto.
En el pasado, las damas adineradas que frecuentaban con ella los eventos de ArkinTec siempre le decían que era una despistada, al permitir que un forastero se llevara al que sería su futuro yerno.
Sin embargo, Roberta observaba la expresión de tristeza en el rostro de Verónica y recordaba aquel diario personal, lo cual le provocaba un sentimiento de compasión.
"Vero, ¿cuándo fue que..."
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