La Dama de los Sueños Dorados romance Capítulo 155

Era la primera vez que aquella organización benéfica que se encontraba con una situación así, pues nunca se imaginaron que el nombre del donante pudiera ser el suyo.

"Señorita Moore, todo aquí está grabado, si necesita algo, puedo organizarle los archivos ahora mismo."

"Está bien, hágamelos llegar."

Después de colgar el teléfono, ella se tocó la frente con la mano, sintiendo una ligera tensión. Luego llamó al hospital.

Se enteró de que el director ya había recuperado la conciencia, pero parecía algo abatido tras enterarse de que tendría que usar silla de ruedas.

En la cuenta de Ariana aún quedaban unos cuantos millones, lo suficiente como para buscar un nuevo local para el hogar de beneficencia.

Probablemente Ruth ya no estaría interesada en aquel terreno, pero Ariana tenía un acuerdo firmado y no iba a permitir ser tomada por sorpresa.

Antes de que pudiera decir algo, escuchó a Oliver preguntarle: "¿Necesitas un abogado?"

Ariana asintió.

"Elige a cualquiera que te agrade del departamento legal del Grupo de Inversión Borges."

Oliver hablaba con calma mientras recogía todos los documentos meticulosamente: "En cuanto a la reubicación del hogar de beneficencia, consúltalo con Nicolás."

El departamento legal del Grupo de Inversión Borges era conocido como el equipo invicto. Se decía que desde su primer caso hasta la fecha, nunca habían perdido.

Con ellos a cargo, hasta el caso más complicado podía ser ganado y ese departamento generaba ingresos por reclamaciones de daños y perjuicios que ascendían a millones cada año.

Con su apoyo, Ruth no tendría de dónde agarrarse.

Ariana lo pensó un momento y no rechazó la oferta.

"Gracias."

Caminaron juntos hacia la puerta y justo cuando la abrieron, se encontraron con la vecina de la noche anterior, la cual llevaba una bolsa con verduras y al verlos salir juntos, no pudo evitar aconsejar a Oliver: "Joven, ¿qué futuro puedes tener siguiendo a esta chica? ¿Cuánto puede pagarte al mes? Mi sobrina tiene cinco apartamentos en propiedad y si estás dispuesto, ella podría darte dos. Es una buena zona, después de eso no tendrías que preocuparte nunca más. Piénsalo, con tu apariencia podrías conseguir a cualquier chica."

Todo el mundo amaba la belleza y con lo guapo que era Oliver, la sobrina, que era bastante exigente, seguro que lo encontraría irresistible.

Ariana no pudo evitar sonreír al ver que Oliver aceleraba el paso y se apresuró a seguirlo.

Podían escuchar a la vecina murmurar detrás de ellos: "¿Por qué eres tan terco?"

Entraron al ascensor y Ariana reprimió una risa, lanzando una mirada furtiva a la expresión de Oliver.

Tenía la mandíbula tensa, los labios delgados y los ojos agudos.

Parecía que la temperatura dentro del ascensor había caído unos grados.

Ariana estaba a punto de decir algo para aliviar la tensión cuando las puertas del ascensor se abrieron y vio al hombre que estaba afuera.

Era Bruno.

La mirada de Bruno se endureció al ver a las dos personas dentro del ascensor y por un momento pareció que su cerebro se había congelado sin saber cómo reaccionar.

El ascensor era un lugar lleno de pequeños anuncios, donde la personalidad de Oliver no encajaban, pero su sola presencia llenaba el espacio con una belleza contradictoria.

El corazón de Bruno latía con fuerza, pues se sentía incrédulo.

"Oliver, ¿qué haces aquí?"

¿Cómo era posible que apareciera en el apartamento de Ariana y que ambos bajaran juntos?

Sabía que Oliver era alguien que valoraba la limpieza y que normalmente solo Nicolás podía acercarse tanto a él, pero en ese momento, el brazo de Ariana casi rozaba el traje de Oliver, era una distancia que hablaba de cercanía.

El rostro de Bruno se puso pálido y mientras su mente divagaba, se negaba a pensar en la posibilidad más atrevida.

Oliver, con la expresión inmutable, fue el primero en dar un paso adelante y decir: "He venido a ver a Ariana."

Nunca mentía y le desagradaba hacerlo.

Bruno se sintió como si estuviera congelado en un bloque de hielo y sus labios temblaron al mirar a Ariana con incredulidad, la cual sonrió y dijo: "Me tomé un día libre. Recientemente, el Grupo de Inversión Borges está considerando invertir en Programas Paradigma. Yo preparé la documentación y surgieron algunos problemas, por eso el presidente Borges vino a buscarme. Nicolás también estuvo aquí hace un rato. ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?"

Era una explicación para Oliver.

Bruno miró la blusa de cuello alto que llevaba Ariana y sintió una opresión en el pecho.

Si hubiera sido otra persona, seguro que le habría creído.

Oliver rara vez visitaba la casa principal y mucho menos se aparecería en la residencia de algún alto ejecutivo, pero, aparte de esa explicación, ¿qué más podía ser?

Imposible pensar que Oliver, con su grandiosidad, repentinamente decidiera favorecer a una mujer común con su presencia.

¿Cómo podría ser posible? Oliver jamás se rebajaría por una mujer de esa manera.

Bruno se reía de sí mismo en secreto, pensando que estaba preocupado sin razón. Aunque Ariana tenía su encanto, no era suficiente para cegar a Oliver.

"Ariana, le diste un millón de dólares a los Moore, vaya que tienes agallas, ¿estás tan ansiosa por cortar lazos con ellos? Debes saber que sin los Moore ya no tendrás quien te respalde y cualquiera podría pisotearte."

Ariana simplemente lo apartó y considerando que hasta una mirada era demasiado, dijo: "Cuando estuve con los Moore, nunca los vi como mi apoyo y respecto a lo que dices de que cualquiera podría pisotearme, estás invitado a intentarlo."

Bruno sintió un pinchazo en el pecho y sin poder evitarlo, agarró la muñeca de ella y con voz ronca le preguntó: "Ariana, dime, ¿alguna vez sentiste algo por mí, aunque fuera un poco?"

No sabía por qué tenía que preguntar eso, pero simplemente no podía conformarse.

Ariana siempre había sido una persona marginal en su vida, una mujer que él pensaba que se acostaría con cualquier hombre, pero en ese momento que sabía que la noche siguiente se anularía su compromiso, de repente se sentía inquieto.

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