La Dama de los Sueños Dorados romance Capítulo 54

En una habitación donde la luz titilaba suavemente, impregnando el aire con un aroma a tequila, Oliver se acercó para ver la pantalla de la computadora que ella había dejado a un lado y esta mostraba información sobre Wilson Business.

"Ángel vendrá."

Él se sentó y abrazándola por detrás con suavidad, le preguntó: "¿Temes verlo?"

Ella sí sentía miedo, pero era por Inés Torres. Quería entender mejor a Ángel para saber si podría proteger a Inés en caso de que los Torres decidieran causarle problemas.

"Con la alianza de los Torres y Wilson Business, nadie podrá reemplazar a Ángel en su familia, ¿verdad?"

Oliver no respondió de inmediato, simplemente la abrazó, mientras estaban sentados en un cómodo sofá cerca de la ventana.

Ariana trató de ignorar el calor reconfortante que crecía dentro de ella, pues eso era una señal preocupante.

No había bebido nada, pero su piel parecía vibrar como si la tocasen, se sentía un poco embriagada.

Su mente se quedó en blanco por un instante, hasta que sintió un cosquilleo en su cuello.

Sus labios se deslizaban sobre su piel, sin dolor y casi con ternura.

Él debía de estar borracho.

Las pestañas de Ariana temblaban y ella se apartó ligeramente, cuando dijo: "ArkinTec y el Grupo de Inversión Borges no tienen mucho en común. El Grupo de Inversión Borges ya se había expandido internacionalmente desde que tú lo tomaste bajo su mando. No deberían necesitar esta colaboración, ¿es por el Señor Flois? Vi que él también se graduó de Harvard, ¿es tu amigo? Ah, más despacio."

Él rio suavemente, levantándola en brazos hacia el baño.

"Ariana, ¿segura que quieres seguir hablando de esto?"

Ariana se mordía el labio, temerosa de aquel flirteo controlado por él.

"¿Podrían qué?"

Ariana ya no pudo hablar más, pues ella estaba así y él aún la presionaba con preguntas, parecía disfrutar viendo su confusión y eso era detestable, pero al final, Ariana había sido derrotada. La ira y la resignación se extendieron por sus ojos mientras rasguñaba su espalda con frustración.

Si en el mundo hubiera dos tipos de pecados, Oliver vestido sería uno y Oliver desnudo sería el otro.

Ariana era dolorosamente consciente de cómo se precipitaba hacia su propia caída.

Recordó las palabras de Jacinta, que podía tener a Oliver por una noche, pero le llevaría el resto de su vida amarlo.

Eso sería demasiado doloroso.

Pero, ¿quién lo mandaba a ser Oliver?

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