Cada vez más y más calor, un calor que quema a Estrella hasta no poder...
Estaba como si estuviese dentro de un enorme horno y lo único que podía salvarla era el hombre que tenía delante.
Su beso, como el mejor refrescante, Estrella arqueó su cuerpo y le respondió con besos apasionadamente...
Besó sus finos labios al azar, hasta la barbilla y luego directamente a su garganta...
Al besar su garganta, no pudo controlar su fuerza y sus dientes chocaron accidentalmente en ella, dejando una pequeña marca de sangre.
Adán no sólo no sintió dolor, sino que se le despertó un deseo más profundo. También sentía que estaba drogado ¡todo su cuerpo estaba caliente!
Estrella se abrazó a su cuello perdidamente, sentándose a horcajadas en su cintura, ¡maldita iniciativa!
¡Esta mujer!
Las venas de la frente de Adán sobresalían, sus ojos oscuros ardían de lujuria ¡como si quisiera comerse a la mujer que tenía delante de un solo bocado!
¡Hasta que la mano de la mujer impacientemente presionada en el centro de sus pantalones, la sangre de Adán hizo una oleada violenta en todo su cuerpo, directamente al fondo debajo de su abdomen!
Justo cuando estaba agarrando la mano de Estrella, exigiéndole que desabrochara el cinturón, ¡el teléfono que dejó a un lado sonó de repente!
Aquel teléfono que sonaba ruidosamente sin parar, no tenía intención de dejar de sonar.
Las cejas de Adán se fruncieron, sus ojos oscuros echaron una mirada al identificador de llamadas, era su cuñada.
Sujetando a la mujercita que se movía en sus brazos, tomó el teléfono del lado y contestó-
-¿Qué pasa?-
Olivia se congeló un poco, la voz de Adán era fría y enfadada, seguramente molesto después de haberle arruinado algo bueno.
Respiró profundamente y dijo -Adán, lo siento, no cuide bien a la Paulita...-
Al mencionar a la Paulita, los ojos oscuros de Adán se despejaron al instante -¿Qué pasó con Paulita?-
Olivia dijo con voz sollozante -La Paulita estaba jugando con Dante en casa con los pies descalzos, los dos corrían por todos lados y la Paulita se resbaló accidentalmente y cayó golpeándose la frente contra el armario, sangró mucho... Ahora estamos en el Hospital del Pueblo... Adán, lo siento mucho... Todo es culpa mía...-
La lujuria dentro de los ojos de Adán se desvaneció en un instante, respondió -¡Iré allá ahora mismo!-.
La mujercita en la cama se apegaba a él de nuevo, Adán la llevó al baño, la metió en la bañera y abrió la ducha al máximo de agua fría.
-Ah... que frío...-
Estrella que estaba desnuda en la bañera, con esta agua fría haciendo que todo su cuerpo se encogiera en una bola, su cuerpo estaba frío y caliente al mismo tiempo, dos sensaciones contradictorias se alternaban, su carita se frunció.
Adán la arrojó al baño -¡Cálmate!-
Cuando Adán la vio acostada en la misma cama con Ricardo, casi teniendo intimidad, había mucha ira dentro de él, incluso ahora que salió de la suite presidencial y dispuso que una camarera se encargará de esa mujer, ¡todavía tenía rabia!
Estrella ¿cuál es exactamente su relación con ese sobrino suyo? ¡Lo investigará bien!
...
Fuera de la sala de urgencias VIP del Hospital del Pueblo.
Olivia ya había llorado y cuando llegó Adán, con los ojos rojos e hinchados dijo sollozando -Adán, de verdad no fue mi intención...-
Dante se colocó a un lado susurrando temerosamente -Tío, de verdad no era la intención de mi mamá, todo es culpa mía, si no hubiera perseguido a mi hermanita, no se habría caído-
La Paulita asintió con su pequeña barbilla, su carita rozando los brazos de Adán, su vocecita temblando de tanto llorar -Papá, ¿dónde está Estrella? Echo de menos a Estrella-
Adán rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo de su hija y dijo -Podrás ver a Estrella mañana por la mañana-
Al mencionar a Estrella, el Roberto volvió a enfurecerse, golpeando el bastón al piso con su mano y diciendo indignado -¡Esta madre! Aunque no cuidara a la Paulita, ahora que está herida y hospitalizada, ¡ni viene a verla! ¡Qué vergüenza! ¡No tiene corazón para su hija! Realmente dudo que pueda cuidar de la Paulita-
Adán frunció el ceño -Ya Papá, vayan todos a casa, yo me quedaré aquí con la Paulita-
Olivia tragó saliva y tomó la iniciativa de hablar -Adán, ¿y si me quedo yo también aquí?-
La Paulita que tenía en sus brazos se encogió con su pequeña espalda y dijo incomoda -Papá, quiero que tú y Estrella se queden conmigo, ¿le pedirás a Estrella que se quede conmigo?-
Adán acarició la cabeza de la pequeña -Papá, cuñada, vayan todos a casa-
El Roberto asintió -De acuerdo, si ocurre algo recuerda llamarme, mañana por la mañana vendré con la la niñera Felipa para traer el desayuno a la Paulita-
Olivia se mordió el labio, así que tuvo que seguir al Roberto y marcharse.
Cuando salieron de la sala de urgencias, Adán rodeó a la pequeña con sus brazos y le preguntó pacientemente -¿Cómo te caíste Paulita?-
La pequeña se abrazó al cuello de Adán con sus manitas y dijo con el ceño fruncido -El hermano me perseguía y me caí al pisar agua del piso-
En el suelo de la casa, ¿cómo puede haber agua?
Se frunció aún más el ceño de Adán, pero instruyó a su hija -Entonces la próxima vez, debes prestar atención, no puedes correr con los piecitos descalzos en casa, ¿entendido?-
La pequeña asintió obedientemente -Si, ya no me atreveré-
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