Moana
A la mañana siguiente, me levanté de mala gana y me preparé para mi cita con Kelly, mientras me vestía, un pozo crecía lentamente dentro de mi estómago, llenándome de pavor.
-No me gusta-, dijo Mina, había estado hosca conmigo desde que tomé la decisión de reunirme con Kelly.
-Estoy recibiendo mala energía de esto, realmente no creo que debas ir-.
-No pasará nada-, respondí en voz alta con un suspiro mientras me maquillaba, sin darme cuenta una vez más de que alguien podría oírme y pensar que estaba hablando sola.
-Es sólo una visita al medico-.
-Podría ser más que eso-, insistió Mina, -Podría ser una trampa-.
Me recogí el pelo en un moño y negué con la cabeza.
-No pasará nada, ella no hará nada, además, si algo empieza a ponerse raro, me iré sola a casa-.
Mina guardó silencio, sabía que estaba furiosa conmigo, pero no podía vivir suponiendo que todo el mundo iba a ir por mí.
No se trataba sólo de mí, sino también de Edrick, Ella y el bebé, tenía que intentar ser lo más diplomática posible, porque eso sería lo único que podría hacer que Michael me odiara un poco menos.
Quizá, una vez que se supiera que yo era un hombre lobo, el hecho de que también había sido amable podría endulzar el trato aún más, de ese modo, no tendría que volver a preocuparme de que Michael intentara echarme de la casa de Edrick.
Durante estos dos últimos meses, el ático también se había convertido en mi hogar, tampoco quería criar a mi bebé en un hogar sin su padre.
Una vez que terminé, di un paso atrás para revisar mi atuendo. Kelly siempre fue un poco degradante cuando se trataba de mi cuerpo, así que por esa razón me sentí obligada a poner un poco más de esfuerzo en cómo me veía hoy, sabía que era infantil por mi parte preocuparme por lo que ella pensara de mí, pero no podía evitarlo.
Satisfecha con mi aspecto, salí de mi dormitorio para desayunar, Selina había prometido cuidar de Ella hasta que yo volviera, y cuando entré en el comedor, ya había un plato preparado para mí, Selina, que me estaba sirviendo una taza de café cuando me acerqué, me dedicó una débil sonrisa.
-¿Estás segura?-, preguntó en voz baja, terminando de servirme el café y entregándome la jarra de crema y el plato de azúcar.
-Puedo ir contigo en su lugar, si no estás segura; Amy y Lily pueden cuidar a Ella-.
Sacudí la cabeza. -No pasa nada-, mentí, aunque en realidad a estas alturas no estaba tan segura de que fuera a ir bien.
-Es sólo una cita con el medico-.
Selina pareció un poco insatisfecha con mi respuesta, pero no volvió a sacar el tema.
Desayuné despacio; muy lento de hecho, porque las puertas del ascensor se abrieron y Kelly entró en el vestíbulo antes de que yo hubiera terminado.
-¿Hola?- llamó Kelly, oí el ruido de sus tacones sobre el parqué, dejé el tenedor y me limpié la boca, tragando los huevos y la tostada a medio masticar.
-Aquí-, respondí, poniéndome de pie.
La cabeza de Kelly asomó por la puerta, para mi sorpresa, tenía una cálida sonrisa de disculpa en la cara, sin una pizca de sarcasmo o desviación detrás, sin mediar palabra, se acercó corriendo a mí y me sorprendió una vez más, me abrazó y, mientras me abrazaba, me susurró al oído:
-Siento mucho la forma en que te he tratado, siento haberte abofeteado la otra noche, te prometo que te lo compensaré-.
No sabía qué decir, pero antes de que pudiera siquiera hablar, Kelly se apartó y volvió a hablar.
-Me alegro mucho de que hayas decidido hacer esto conmigo-, dijo mientras se separaba.
-Nos vamos a divertir mucho hoy, he elegido un sitio muy mono para comer y he pensado que después podemos ir de compras, si te apetece-.
Selina intentó apartar a Ella, pero la niña no lo aceptó y se cruzó de brazos, sacando el labio inferior en un mohín.
-¡Moana, por favor, déjame ir contigo!-, dijo, -¡por favor!, necesito ir-.
Kelly y Selina se callaron y me miraron, me sorprendió un poco la repentina insistencia de Ella en ir, cuando antes le había parecido bien, ¿por qué ahora se lo tomaba tan en serio?, ni siquiera parecía que quisiera ir porque fuera a perderse algo de diversión; parecía realmente angustiada por la idea de no ir conmigo y, al mirarla, pude ver cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.
-Ella, ¿por qué no te quedas en casa?-. preguntó Kelly, agachándose a la altura de Ella.
-Moana volverá pronto, te lo prometo-.
Pero Ella ni siquiera miró en dirección a Kelly, mantuvo su mirada fija en mí, inquebrantable y severa, igual que su padre, y en ese momento, de alguna manera, supe que tenía una verdadera razón para querer venir conmigo, no podía explicarlo, pero, por alguna razón, sentía que era importante que Ella viniera, era casi como un sexto sentido; incluso Mina reaccionó con fuerza, instándome a que dejara venir a Ella.
-¿Por favor?- gimoteó Ella por última vez.
Finalmente asentí.
-De acuerdo-, dije, tendiendo la mano, -puedes venir-.
Ella soltó lo que casi pareció un suspiro de alivio y corrió hacia mí, cogiéndome de la mano.
Le dije a Selina, que seguía confusa en la puerta, -No pasa nada-, mientras Ella y yo entrábamos en el ascensor. Kelly se detuvo un momento, todavía agachada, antes de volver a ponerse en pie y caminar rígidamente hacia nosotras.
Kelly permaneció en silencio durante el trayecto en ascensor, Ella se quedó entre nosotras, aferrada a mi pierna de forma casi protectora.
Aunque una parte de mí pensaba que era algo más de lo que parecía, aparté esa parte de mi mente y me dije que Kelly y Ella sólo actuaban así porque no se llevaban muy bien.
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