La niñera y el papá alfa romance Capítulo 133

Moana

Para cuando recogí a Ella y la llevé a casa, me había olvidado casi por completo de la mujer llamada Olivia que llamaba al orfanato. Ella y yo pasamos el resto de la tarde dibujando y jugando en el ático y, para cuando llegó la hora de cenar, estaba demasiado cansada y hambrienta después de mi largo día como para pensar en casi nada.

—Vamos a prepararnos para cenar, Ella —dije. No estaba segura de lo que Selina y las criadas planeaban preparar para cenar aquella noche, pero tenía ganas de sentarme y relajarme un poco. Ayudé a Ella a recoger sus libros para colorear y sus juguetes, y luego le pedí que se lavara las manos y se aseara antes de volver al comedor para comer.

Sin embargo, cuando entramos en el comedor, me sorprendió comprobar que no había cena. De hecho, cuando asomé la cabeza a la cocina, no parecía que Selina y las criadas estuvieran preparando nada en absoluto. Las tres estaban sentadas alrededor de la isla de la cocina con té y sus propias comidas, pero no se había preparado nada más.

Estaba a punto de abrir la boca para preguntar si debía preparar algo para mí y para Ella —cosa que no me importaba en absoluto hacer— cuando de repente oí que se abrían las puertas del ascensor y la voz de Edrick llegó bramando a través del ático.

—He traído pizza —me dijo. Mientras hablaba, ya podía olerla y se me hizo la boca agua al instante. Hacía siglos que no comía pizza, pero aún más me sorprendió oír que el multimillonario alfa compraba pizza para llevar para cenar.

—¡Sí! ¡Fiesta de pizza! —gritó Ella. Se fue corriendo a su habitación, dejándome de pie en medio del comedor con una expresión de desconcierto en la cara.

Edrick entró y dejó la pizza sobre la mesa.

—¿Qué haces todavía vestida? —preguntó, mirándome. —Ponte el pijama. Es hora de una fiesta de pizza.

Me quedé de piedra. No sólo las criadas y Selina no habían mencionado que se suponía que esta noche íbamos a celebrar una fiesta de pizza, sino que también me sorprendió que Edrick quisiera que comiéramos en pijama. Pero antes de que pudiera preguntar por qué, Edrick salió del comedor y desapareció en su propio dormitorio.

Sólo pude mirar a Selina y a las sirvientas estupefacta. Selina se rio al ver mi cara de confusión.

—Hace esto de vez en cuando —dijo. —Hace feliz a Ella.

—Oh. —Seguía sorprendida, pero tenía sentido que Edrick quisiera hacer feliz a Ella después de todo el estrés que había pasado últimamente. Decidí no cuestionarlo más y fui a mi habitación a ponerme un pijama con el que me sintiera cómoda delante de todo el mundo, luego volví al salón para ver que Edrick y Ella ya estaban sentados en el suelo delante de la televisión con platos de pizza en las manos.

—¿Papá? —preguntó Ella, con su vocecita soñolienta.

—¿Sí, Princesa? —preguntó.

Ella bostezó.

—¿Podemos tener más fiestas de pizza?

Edrick hizo una pausa. Se me encogió el corazón al ver esta interacción entre padre e hija, y se me encogió aún más al oír su respuesta.

—Claro, princesa —le dijo con dulzura, besándole la frente. —A partir de ahora, haremos muchas fiestas de pizza. Tú, yo y Moana.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La niñera y el papá alfa