Edrick
Estaba demasiado sorprendido por la proposición de Kelly como para hablar. ¿Fue ella la que pagó al tabloide para que mantuviera la foto, sólo para poder manipularme para que tuviera una falsa relación con ella? ¿O fue otra persona la que se lo propuso... como mi padre?
-¿Y bien?-, dijo, batiendo las pestañas delante de mí. -¿Qué me dices?
-I...- Hice una pausa, parpadeando incrédula mientras mi cabeza daba vueltas. -Necesito una copa-. Sin decir nada más, giré sobre mis talones y me dirigí hacia la puerta del salón de banquetes.
-¡Al menos piénsatelo!- Kelly me llamó con un tono de voz cantarín. -¡Estaré esperando a oír tu decisión!.
Suspiré al volver a entrar en la sala del banquete, dejando que la música y el ruido de los invitados me invadieran. ¿Por qué no podía simplemente disfrutar del banquete? ¿Por qué parecía que este tipo de cosas siempre tenían algún tipo de connotación política?
Mientras me dirigía al bar, intenté olvidar la conversación con Kelly. Ella ya estaba un poco borracha, y era evidente que sólo estaba siendo vengativa porque parecía que todavía no podía superar el hecho de que yo nunca iba a estar interesado en ella románticamente.
-Ginebra con tónica, por favor-, le dije al camarero. Me di la vuelta y miré a los invitados de la fiesta mientras esperaba mi copa. Al hacerlo, vi una cabeza familiar que se abría paso hacia mí entre la multitud.
Mi padre. Estupendo.
-Hola, papá-, le dije cuando se acercó. Le tendí la mano, pero no me la estrechó, sino que pasó a mi lado para pedir su bebida. Así que iba a ser una de esas noches; mi madre no mentía cuando decía que estaba de mal humor. Con un suspiro ahogado, me di la vuelta y cogí la copa del camarero. Estaba dándole un sorbo y ocupándome de mis asuntos cuando, de repente, mi padre me puso delante un papel doblado.
-¿Qué es esto?- pregunté frunciendo el ceño mientras lo cogía y lo abría. Mis ojos se abrieron de par en par al ver que era un gráfico de la cotización de nuestras acciones. Parecía que habían bajado un poco durante la semana pasada; estaba perfectamente correlacionado con el día en que ocurrió el incidente de los tabloides.
-Tu pequeño error ya está afectando a nuestro negocio-, dijo mi padre. Inclinó la cabeza hacia atrás y se bebió el vasito de whisky de un trago, luego lo dejó de golpe sobre la barra con una fuerza que incluso hizo saltar al pobre camarero. -Tienes que hacer lo mejor para nuestra empresa. Esto ya ha durado demasiado.
De repente, me di cuenta de que mi padre debía de ser quien había incitado a Kelly a hablar conmigo. Sin duda estaban confabulados y eso me hizo hervir la sangre.
-Tú la incitaste, ¿verdad?-. pregunté, girándome para mirarle mientras agarraba mi vaso con tanta fuerza que estaba segura de que se rompería. -Le dijiste a Kelly que intentara convencerme de tener una relación falsa con ella.
Mi padre se limitó a encogerse de hombros y cogió su tercera copa de la barra, esta vez sosteniéndola despreocupadamente mientras empezaba a dirigirse hacia la pista de baile.
-Es hora de que madures, Edrick-, dijo. -Es hora de hacer lo que es mejor para la empresa.
Me quedé mirándole mientras desaparecía entre la multitud sin decir una palabra más. Aún no me había terminado la copa, y a estas alturas ya ni siquiera me apetecía; sólo necesitaba salir a tomar el aire. Dejé la copa en la barra, me di la vuelta y salí corriendo hacia el jardín.
Necesitaba dar un paseo y alejarme de todo esto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La niñera y el papá alfa