La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 111

Sasha asintió, Jacob la tomó en brazos y salió con Sasha del estudio y la llevó a la habitación de ellos.

—Jacob...

—Sasha, nadie te quitara a Alex.

Sasha se quedó más tranquila y Jacob también al sentir que se acomodaba en su cuello, cuando entró en la habitación, recostó a Sasha.

—Descansa, iré a ver cómo se lleva Alex con los niños —dijo, le dio un beso y Sasha correspondió, Jacob la dejó descansando y salió de la habitación, al bajar las escaleras fue a dar un vistazo a los niños y Alex estaba jugando con ellos, así que regresó para ir al estudio y sonrió con ironía al ver a sus amigos entrar, así que los invitó a pasar al estudio.

—Si Alex saca a Sasha de ese estado de depresión, es suficiente para mí, no me importa si el padre es Jaime o un asesino en serie, yo le voy a querer como a mi hijo si eso tranquiliza a Sasha, ella esperaba lo mismo de ustedes.

—No importa el padre, si a Sasha la hace feliz, es bueno —dijo Azul y Orlando la miró un poco disgustado.

—Si es así como piensas, Orlando, será mejor que me vaya —Azul tomó su bolsa.

—Tienen mi apoyo, iré a visitarlos después —dijo y salió enojada del estudio y Orlando fue tras de ella.

—Si a ellos no les importa, ¿por qué habría de importarnos a nosotros? —dijo Josué y los demás capitanes asintieron y excepción de Joel, Viridiana nada más le dio un vistazo y suspiró.

—Supongo que nos presentarás a Alex ¿no? —dijo casual Viridiana.

—Es la copia de Jacob.... y con otro en camino serán quienes más hijos tengan.

—¡Sasha está embarazada! —exclamó con incredulidad y felicidad Natalia.

—Sí, en el caso de Sasha es un embarazo de alto riesgo a tener un aborto, así que debe de estar tranquila —dijo José y la alarma se activó en mis padres y abuelos, hablaron un poco, ya que Jacob les contó la historia detrás del pequeño Alex.

Mientras en la puerta Orlando alcanzó a Azul:

—Azul, no me malinterpretes.

—¡No lo hago! Tú fuiste quien lo dijo.

Orlando abrazó a Azul quien parecía querer llorar:

—Lo siento.... no era mi intención hacerte sentir mal.

—Los hijos no tenemos la culpa de lo que son nuestros padres, Orlando, siendo el mellizo de Sasha no sientes en la profunda depresión que está por la pérdida de sus hijos... sí, ese cabrón tiene culpa de uno y quizá de los dos, y es que no sé si él se hizo cargo del niño, pero al final tuvo conciencia de la pobre criatura y de la mujer a la que le hizo daño, un daño que dejó una herida profunda en las emociones de Sasha, y ahora ella lucha por salir de la depresión, y si lo único que necesita es a ese niño, no deberían de apartarlo, o ella perderá la batalla y se arrepentirán, recuerda que el “hubiera” no existe.

Orlando comprendió que estaba en un error y Azul había visto más de lo que él debió de ver y sentir sobre su melliza.

—Tienes razón, ¿podrías no marcharte y convivir con mi nuevo sobrino?

Azul dio un suspiro, le dio un manotazo a Orlando:

—Bien, pero sólo es por Sasha y no por ti.

—Supongo que si algo le sucede, tía Sara y Orlando tendrán la culpa.... vamos a conocer a la copia de éste —dijo Joel después de escuchar a Jacob invitando a los demás a salir del estudio.

Al salir todos, la abuela y mamá quedaron solas en el estudio:

—Tenemos indicios a prejuzgar, aun sabiendo el tipo de padre que había tenido Jacob, ese niño no es diferente y es más pequeño sin la influencia de ese hombre.

—Estaba tan a la defensiva que me olvidé de los sentimientos de mi propia hija.

La abuela habló un poco con mamá y los demás estaban que no creían al ver la mini copia de Jacob, mamá no fue al jardín sino a la habitación donde descansaba Sasha, al abrir la puerta miró a Sasha quien tenía los ojos cerrados, mamá pensó que estaba dormida, pero Sasha abrió los ojos al sentir a alguien acercarse.

—¿Mamá, qué haces aquí?

—Vine a ver cómo estabas, y a pedirte una disculpa... esta vez tienes todo el derecho de gritarme y correrme si lo deseas.

Sasha dio un suspiro, ya que recordaba la última vez que vio a mamá:

—Lo siento por aquella vez y te perdono sólo si no me vas a persuadir sobre Alex.

—No lo haré, Jacob nos contó todo, también recordé que Jacob y Jaime con hermanos así que, bueno Alexandre podría ser como Jacob.

—Yo creo que sí, Alex es un niño bien portado y bueno... Y pidió llevar el nombre de Jacob.

—Si a ti te hace feliz, entonces está bien, Cariño.

—Gracias mamá.

Mamá le dio un abrazo y besó a Sasha:

—Descansa hija.

—Lo haré mamá.

Después de que Sasha cerró los ojos, mamá salió de la habitación y bajó para ir al jardín, al llegar miró a Alex jugar con Dante y Daniel, mamá realmente sentía que había hecho un mal prejuicio sobre Alex, mandó mensajes a la familia sobre el nuevo integrante de la familia y que ese día le darían la bienvenida.

Dos horas después Jacob fue donde Sasha, al verla dormir sólo la miró y acarició su mejilla con ternura, la frágil apariencia de Sasha perturbaba su corazón, había querido tanto protegerla, pero no había podido impedirlo, Sasha comenzó a despertar y lo primero que miró fue el amoroso rostro de Jacob.

—Debí de hacer algo bueno para merecerte —dijo Sasha y Jacob sonrió.

—Será porque tienes un hermoso corazón —dijo Jacob y Sasha sonrió sonrojada—, ¿cómo te sientes?

—Bastante bien, podemos ir abajo, aquí me aburro sola.

Jacob rio un poco y tomó la mano de Sasha y le dio un beso:

—Si te sientes bien, claro que puedes ir abajo, la familia ya está reunida.

—Será la primera reunión familiar de nuestro hijo.

—Has visto a tus sobrinos, vamos para que veas qué gordos están —José llevó a Sasha donde Elisa y los gemelos, esos pequeñines eran blancos, gorditos y sacaron los ojos de su padre y el cabello de la madre, una hermosura de niños, Sasha les pellizcó las mejillas con suavidad.

La velada terminó temprano para Sasha, ya que no aguantaba el sueño, así que Alex y Jacob la acompañaron, como no habían preparado una habitación para Alex, él durmió en medio de ellos, aunque al principio Jacob iba a dormir abrazándolos, al final durmió boca arriba como la última vez, ya que temía aplastar a Alex, en la madrugada Sasha extendió su mano dejando la sobre el abdomen de Jacob, este despertó y volteó a ver a Sasha, quien estaba dormida profundamente y no tenía signos de que algo le sucediera, así que siguió durmiendo con la mano de Sasha sobre su abdomen.

El domingo pasó rápido sin ningún problema o novedad, por lo que el lunes llegó como un invitado desagradable, ese día Sasha se había arreglado y Jacob la ayudó a cambiar a Alex para ponerle el uniforme, Jacob quería acompañarla, pero Sasha dijo que estarían bien solos, así que a Jacob sólo le quedó encargarle su familia a Sánchez y Benítez.

Sasha miraba la multitud de gente en la entrada del kínder, se puso nerviosa, hacía tanto que no estaba en un lugar con tanta gente que tenía miedo de salir del auto.

—Señora, podemos retirarnos si así lo desea —dijo al final Sánchez.

—¡No! Está bien, ya bajo —dijo Sasha un poco nerviosa—, Benítez.

—Enseguida señora —dijo y ambos guardaespaldas salieron del auto, a Alex le parecía extraño que ellos dos siempre estuvieran al lado de Sasha incluso en casa, parecían vigilarla, Benítez abrió la puerta, y Sasha bajó para después quitar el cinturón de seguridad de la silla para niños y que bajara Alex, al bajar le puso la mochila y le tomó la mano, tardó casi un minuto para dar el primer paso, una vez dado el primer paso Sasha no dejó de avanzar hasta llegar a la puerta y entrar al kínder, después dejó que Alex la guiara a su aula escolar donde una maestra joven la recibió.

—Buenos días, Alex, muchos días sin verte ¿cómo te sientes? —Alex sólo respondió los buenos días—, está bien, si no quieres hablar, entra para que te acomodes.

Cuando Alex se fue la maestra, miró a Sasha y los dos hombres que estaban detrás de ella, y conocía a los dos, ya que habían ido en diferente día por la tarea de Alex.

—Debe de ser difícil para él, ¿planean cambiarlo de kínder?

—No, él aún quiere quedarse por sus amiguitos.

—Me alegra que sea así.

—Por la tarde vendré por él —dijo Sasha y se asomó para decirle adiós con la mano a Alex, después se despidió de la maestra, Sánchez y Benítez la siguieron.

Cuando llegaron, Jacob salió del estudio y fue a abrazar a Sasha:

—¿Qué tal el primer día dejándolo en el kínder?

—Fue bien, aunque es extraño con unos días, ya me había acostumbrado a que estuviera todo el día con nosotros.

—Lo sé, pero ya podremos disfrutar de él todo el fin de semana.

Sasha hizo puchero:

—Iremos a casa de nuestros padres —Jacob la abrazó más—, pero es bueno que conviva con nuestra familia.

Jacob le besó la frente:

—Sí es bueno, pero al medio día ya estará en casa y será todo tuyo.

—¿No estarás por la tarde? —preguntó con desánimo Sasha.

—Si me quieres en casa, yo estaré aquí amor.

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