Emma Mark.
Me dejo sola al fin...
Su ausencia en la habitación se siente como ligera como si el alma me volviera al cuerpo, en efecto mi alma volvió a mi cuerpo pero echa pedazos, me siento sucia y adolorida.
Salgo de la ducha donde me dejó y cierro la puerta con seguro, no quiero ver la cara de nana que de seguro me va a ver con cara lastima y tristeza, no quiero escuchar sus "niña por dios ¿Estás bien?" ¿Cómo cree que voy a estar después de lo ese bastardo me hizo?
Dios ¿Dónde estás? No te pido la salvación eterna, no te pido riquezas y poder, solo te pido volver a mi vida anterior donde era feliz ¿Que mal hice para que me ocurra esto? ¿Cuál fue el motivo para que me hayas cruzado en el camino de esa bestia?
¿Que me ha hecho este hombre? Me duele mucho mi zona baja y vientre, odio el dolor y este es el más fuerte que he sentido en mi vida, mis piernas flaquean y mi vista se nubla por las lágrimas.
Me devuelvo a la ducha caminando torpemente, la sangre sigue brotando de mi interior tanto como mis lágrimas y me siento desfallecer. De pronto tocan la puerta del baño y escucho la voz de nana.
-Mi niña aquí estoy, Matthew me mandó a llamar ¿Estás bien? -Justo lo que pensé que diría, vuelve a tocar la puerta con más intensidad e intenta girar el picaporte, cuando se dio cuenta de que no abría dejo de tocar y se fue por lo que escuché.
Sonreí amargamente, un poco de paz para mí así sea unos instantes, limpie mi cuerpo con jabón y cuando estaba quitando el jabón de mi me maree horrible, me sujete de la pared y escucho que tocan la puerta bruscamente asustandome, es él.
-Abre la puerta de una maldita vez -En su voz escucho enojo, no quiero más golpes, cierro el agua y trato de salir lo más rápido posible mientras tomo una toalla para cubrirme.
-Voy -Alcanzo a decir con voz baja y débil, me siento cada vez peor, no siento mis dedos, los párpados me pesan y cada paso se me hace más difícil.
Volteo a ver a mis piernas y un flujo abundante de sangre sale de mi, me sujeto de las paredes como puedo tratando de seguir hacia la puerta.
-¡Abre la maldita puerta de una vez o la rompo y te quedas sin una pizca de privacidad! -Grito asustandome cada vez más, intente hablar pero el nudo en mi garganta no me dejó, tocó la puerta cada vez más fuerte, me sentí desmayar, jodidamente mareada.
Vi como atravesó la puerta de una patada pasando por ella como si un demonio se tratara, para mí si lo era, cuando volteo a verme con esos ojos inyectados en rabia mi corazón se quería salir de mi pecho antes de que diera el primer paso estaba cayendo desmayada siendo su cara de preocupación lo último que vi antes de cerrar los ojos.
Sentí unos brazos que me cargaban y luego unas sábanas calientes cubriendo mi cuerpo.
(...)
Despierto asustada de una horrible pesadilla... Me senté de golpe en la cama y me arrepentí, el dolor en mi vientre bajo es horrible. Llevé mi mano derecha acariciando la zona para calmar el dolor, gemí de dolor y lágrimas brotaron de mis ojos.
Suspiré varias veces y al fin con mucho esfuerzo pude levantarme de la cama, caminé hasta el baño hice mis necesidades y me duché otra vez, luego fui al armario para mí suerte si así se puede decir, toda la ropa que hay aquí es de mi talla y toda es nueva no se que pensar si ya tenía dueña y casualmente es mi talla o él la trajo para mi, vestí ropa cómoda un pantalón corto y una blusa de tirantes y bajé en busca de Nana.
-Lucero por Dios estaba preocupada, no te encontré en toda la casa -hablo Nana.
-Ven no has comido nada -Acarició mi pelo -Matt está por llegar y si te encuentra aquí se enojara -Me ayudó a levantar e íbamos caminando.
-¿Que mierda haces aquí afuera? -Me congelé al escuchar esa voz, Nana también se asustó, lo sentí al tensar su mano.
-Yo solo queria salir a caminar y estirar las piernas un rato -Se acercó a mi y mi respiración se entrecorta mientas mis latidos de aceleran.
-¿Vestida así? -Dijo apretando la mandíbula con evidente molestia.
No dije nada sólo lo miraba asustada, él me miraba enojado, agarró mi muñeca y me condujo hasta la casa. Cuando entramos a la habitación me tiró al suelo.
-¿Quieres comportarte como una ramera? -Gritó y pateo mi estómago -¡Contesta estúpida! -Volvió a patearme y gemí de dolor escupiendo sangre, quedándome sin aire.
-No -Conteste sin fuerza, me levantó del suelo tirándome a la cama brusquedad -Te haré sentir una puta de verdad -Empezó a romper mi ropa con fiereza.
-No, ya basta por favor, no -No quiero que me viole otra vez, mis súplicas no eran escuchadas.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La obsesión del CEO mafioso.