La obsesión del CEO mafioso. romance Capítulo 9

Emma Mark

Me despierto, sigo aquí, otra vez en la terrible pesadilla, dentro de unas sábanas calientes, sobre una cama más que suave y cómoda, estoy encerrada en una jaula de oro.

No, no la puedo llamar así si no tengo ni la más mínima libertad para disfrutar de los lujos que según el me ofrece.

¡Dios! como quisiera dormir y jamás despertar, ahogarme mientras duermo y quedarme en esos sueños donde soy feliz y libre, miro a mi lado y afortunadamente él no está aquí, gracias a Dios pensé, me levanto y camino hasta el baño a ducharme, de camino paso ojeo por la ventana y veo los pájaros habiendo nidos, sonrió y sigo mi camino.

Entro en el baño y me doy una ducha con agua fría para despertarme, ojalá pudiera dormir todo el día pero lo tengo prohibido, ridículamente prohibido, ya lista salgo y lo que veo me deja helada.

Salgo con una toalla cubriendo mi cuerpo mojado y otra en mis manos mientras seco mi cabello, al verlo mi paso queda detenido bruscamente y puedo escuchar los latidos de mi corazón ¿Cómo pude ser tan boba y no notar su presencia y salir así? Me metí en la boca del lobo.

Inmediatamente tome muy serio sus palabras porque se que es capaz de hacerlo, cogí las toallas del suelo y fui a vestirme rápidamente. Miré y en el armario había muchas opciones que no eran lo que quisiera usar, ojeo dentro del armario y optó por ponerme un pantalón de cuero ceñido al cuerpo que eran unos pantalones que siempre me quise poner ¿Quién pensaria que en esta situación me podría poner el pantalón de mis sueños? En la parte de arriba opte por un suéter cuello de tortuga blanco y tejido, esté disfrazara la marca de sus dedos en mi cuello, me calce unos tacones negros que me había dado nana porque él los compró para mí, hice en mi pelo un moño algo despeinado, maquille un poco mi cara con base y polvo para tapar los golpes, debería parecer una chica normal si quiero superar esta salida y seguir con vida, me peine las cejas con gel, aplique mascara en mis pestañas y me coloque un lindo labial rojo en el centro de mis labios difuminando a los bordes como siempre había querido usar, al estilo coreano, maquillarme por un momento me hizo sentir normal y feliz, salí en busca de Matthew, al llegar a la planta baja me lo encontré, me vio de arriba a abajo y me sonrió, supongo que aprueba mi apariencia, agarró mi mano para acercarme a él, después pasó su brazo por mi cintura pegándome a su pecho, me puse nerviosa y me límite a bajar la mirada, me encamino a la cocina, donde habían algunas personas en orden esperando.

—No les había presentado a mi mujer —Agarró mi cintura posesivamente y con más brusquedad, todos me miran y rápidamente agachan la cabeza asintiendo.

—Quiero que todos aquí respeten a la señora de la casa, mi mujer, cualquier cosa que les pida lo hacen sin reprochar... Claro, todo menos escapar —Corrigió — Quién le falte el respeto a mi mujer pagará con su vida —Con mi mirada di un paseo a los rostros de las personas presentes, noté como la chica que me insultó anteriormente se puso nerviosa.

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