La secretaria Indomable romance Capítulo 59

Estaba mirando la pantalla, Jack sostenía el vaso, y le daba vuelta en su mano, creando una onda sonora en mis oídos. No podía comprender por qué yo escuchaba, el ruido del vaso. Lo miré a él y también, escuche los movimientos curvados que hacían sus labios. Como si pudiera interpretar cada faceta de él.

El vaso, emitía el sonido. Escuchaba los latidos. ” Mierda es así, que se escucha” El gruñido que hacia mi estómago de no haber comido nada. Era insoportable, como si tuviera un terremoto, en mi estómago. Me tapé los oídos para no escuchar más. Pero el completo silencio, me permitía escuchar todo mi cuerpo, analizar todo el movimiento de otra persona.

Existe alguna posibilidad que sea una habilidad que tengo oculta y que hoy quiere salir a la luz. No entendía, la cabeza me empezó a doler fuertemente. Me agarré el dolor, era demasiado, diría.

_ ¡Me duele, mucho la cabeza, voy a salir!

_ ¡Puedes irte, solo vete con esto! Te será útil de pensamiento.

_ ¿Un calibre nueve?

_ ¡Nunca doy algo sin saber el motivo y los porque!

_ ¡Hmmmm, no soy de término medio, habla claro!

_ ¡Tienes gente, en el perímetro, cerca de tu casa, y no son de los míos!

_ ¡Me estás ayudando o advirtiendo y amenazando a la misma vez?!

_ ¡No, pero si lo quieres tomar así! Está perfecto.

_ ¡Eres un maldito psicópata!

El curvo, los labios en una sonrisa burlona, que desapareció de inmediato, dándome una cara cuadrada y fría.  Que tan rápido cambia de personalidad.

Salí de la residencia sin mirar atrás. Afuera me esperaba un coche  nuevo, el portero me entregó la llave, al mirar no era el mío, sino un Infiniti GT, su carro más privado y un modelo  extremadamente precioso, negro. Sin hablar de mi Lexus ls500. Mi pequeño bebe. Mire el carro, y volteé y mire a la residencia. En mi pensamiento seguían pasos. De quien, no sabría decirte solo, lo escuchaba. Y sin aun arrancar el motor del auto lo escuchaba desde dentro. 

Como la niña desobediente y caprichosa que tengo dentro, que me gobernaba cuando le daba la gana. Arce el arma y le di un beso. Mire a la ventana que entregaba a la habitación de Jack. No sabría que él me estaría mirando, pero es como lo sentía, así que lo hice.

Cuando, me subí a este pequeño bebe, estaba tan hermoso, su motor chillaba un chillido que me pareció superfascinante. Escuchaba todo lo que pasaba en la máquina. Cada ruido. Hasta me dije a mi misma. «Eso es señal, de que mis cables de verdad se desalmaron» escuchar sonido interno, y movimientos eso era completamente nuevo.

Eso me decía, que el peligro se avecinaba. Pero en otro memento me sentía como una persona nueva. Como si una nueva vida se apodera de mí. Una nueva yo, que era completamente diferente. Mire el auto, todas las modelaciones, y personalizaciones de última tecnología. 

Estaba completamente equipado. Un sistema de seguimiento y automanejo.  

_ ¡Este sí que se prepara!

El auto está brindado. Quien diría que me cuidarías así. Pequeño demonio frío, pero eres tierno al entregarme ese bebe para cuidarme.

De tan potente que era, el auto ni siquiera me di cuenta cuando había entrado en mi territorio. Baje y entre a mi apartamento. Parquee el auto y subí a mi apartamento. Pensé en un momento en lo que dijo Jack, sobre acechadores en mi perímetro, significaba que mis momentos de paz habían terminado. 

Lo más extraño, es que pensé en eso, y solo  sonreí levemente como si esperara que todo eso sucediera. En vez de caminar con paso apresurado, para entrar a mi habitación, camine como una auténtica villana en el pasillo, haciendo sonar cada paso que daba. 

Cuando por fin llegue frente a mi habitación a mi puerta, mire el pasillo, y dije «que carajo, me pasa que fue todo esto». Entre, moví la cabeza en señal que de verdad estaba loca, pero¿por qué?. Fui directo a la cocina y, tome una copa. Volví a la sala lo llené de whisky. Para no volver a la cocina, tome la botella. 

Nunca tenía la costumbre de dejar mis zapatos frente al sofá, tampoco mi chaqueta. Tomaba como una auténtica bebedora y pensaba. Volví a mirar el arma. Y en mi mente volvió la palabra “juego, solo una pieza en el ajedrez” si soy una pieza tarde o temprano aran de mí un uso, que tal vez más me provoque la muerte.

_ ¡Maldito, maldito, maldito! ¿Cómo se atreve a jugar conmigo?. ¿Cómo se atreve?. ¿Quién le dio ese permiso?. No tengo que preguntarle, claro quedarme aquí no es la solución, nadie juega conmigo. 

Recogí el arma, y tome la chaqueta, de pronto me di cuenta de que no tenía mis zapatos puestos. Que mi chaqueta estaba tirada. Algo que nunca tuve la costumbre de hacer. Me sonreí al ver, que tan rápido que cambie de personalidad, la que cambio fui yo. En ese empecé  a escuchar, cada sonido del edificio, las gentes que hablaba, hasta el sonido de los carros en las afuera. 

Deje caer, el arma y mi chaqueta, para tapar mis Oídos, pero nada funcionaba. Me volví a sentar para calmarme. Cuando estoy calmado no lo escuchaba. Fue solo cuando me agite. Esa personalidad mía, y esa habilidad solo estaba, cuando estaba agitado.

Ahora lo entiendo, meses atrás, cuando me enfrente a Jack, cuando me enfrente a Eliodoro, cuando me enfrente a los mafiosos, había una personalidad diferente en mí, había una rabia que me superaba en carácter. Pues todo eso, sucede solo cuando me enojo y estoy agitada.

De nuevo la palabra,”juego” volvió a mi cabeza. Jack me dijo que si quiero jugar él, tengo que dejar de ser un peón. Pero, estoy jugando y siendo un peón a la vez, si no juego para Stone, jugaré para Jack, en este caso, sigo siendo un peón. «Maldito, bastardo, me usará de toda las formas» Es un juego, peligroso en ambas parte seré una mera traicionera. Calor que así será. Tengo que jugar para mantenerme con viva.

Las cosas no son así de simple. Kelvin se acercó ami, con el propósito de  conseguir más información de mí, para Stone, demonios, este maldito me vendió. Selo, haré pagar demasiado caro. Ahora entiendo,  porque su hermana quería entregar los bienes familiares, con solo se demostrara su amor, «verdadero» a este psicópata. Lo que más me  mata, es que con ese maldito, pase la noche más loca de mi vida. «Hay, te derramaré tu parte con más de diez balas, lo juro, que te are pedacitos». 

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