Me llena de coraje. Que estuve más que dispuesta a entregarle mi virginidad, a este patán. “Como lo odio”. Desearía matarlo, pero no tengo que devolverle la moneda con un cambio mucho menor.
Pero si lo veo de otra perspectiva, si le daré una lección, no por seducirme, para sacarme información, personal de mí, para este desmadre de Stone. Si no por jugar con los momentos, que considere especial con él. No jugó conmigo. Es como deberíamos pensar todas.
Pero ahora, creo que nadie jugo con nadie, acepte el momento. Fue único y especial. ”No hay hombre que pueda jugar con una mujer, si ella no dispone de este paseo al otro extremo del universo” Fue algo que se acordó entre ambos, en este caso no puede jugar contigo, si hubo un juego. Lo jugamos los dos” “Que nadie, nunca jamás te subestime mujer, eres mucho más que cualquier hombre”.
Aumentando mi autoestima a un millón porciento, dejo en vano el tema de kelvin, pero aun pendiente para su momento. Me doy una ducha caliente, y me meto en la cama. Antes de cerrar los ojos, mi celular sonó. La primera no hice caso, la segunda tampoco, cuando veo que estaba siendo insistente, lo tome.
_ ¿Quién diablos, no me quiere dejar dormir?
_ Desde cuando, eres tan agresiva mujer?, sal ahora de tu apartamento!
_ L¡o siento, estaba durmiendo!
_ ¡Puedes que duermas y nunca despiertes, sal ahora!
_ ¡Explicate, que está pasando y ese tono!
_ ¡Te estás comportando, como una auténtica mujer incontrolable, será mejor que salgas ante que inicie un revuelo en tu residencia!
_ Un revuelo?.
El instinto me dijo, que las cosas habían salido de control. ¿Por qué el apuro?, no apague el celular y empecé a sacar ropa del armario sin cuestionar más.
_ ¿A dónde me dirijo?
_ ¡Encuéntrame, en el muelle!
_ ¡De acuerdo!
El tono de Jack, era alarmante como si algo súper, malo estuviera a punto de pasar. Después de sacar unas cuantas prendas del armario, fue que pude ver que las pocas ropas que tenía, que eran de alto gusto. “Cuando fue que me volví tan inexperta en elegir mis ropas, había un montón de vestidos, pantalones y camisetas. “Acaso era vaquera”.
Había una maleta, en una esquina de mi armario, la abrí, había varios shorts cortos, sonreí al ver que si tenía ropas que podía lucir mi cuerpo. La antigua yo era demasiado obediente, y protectora. El momento de la acción había llegado. Y era momento de ser la villana, o la heroína.
Me puse una chaqueta negra de cuero, y un pantalón corto. Cogí una gafa y mis tarjetas los puse en un pequeño bolso que podía entrar en mi bolsillo. Sin olvidar el arma. Salí del edificio a toda prisa. Arranque el motor. Estar dentro de este vehículo, sí que sentía una verdadera adrenalina.
En unas pocas cuadras, en el retrovisor, vi algo que fue más que luz, una explosión, en mi apartamento. Frene el auto de un solo golpe. Me asusté demasiado. ¿Quién quería matarme? ¿Quién es tan audaz, para hacer eso? De toda forma Jack me salvo la vida. Si no le hubiera hecho caso y mostrarme tan resistente habría muerto.
Las lágrimas comenzaron acorrer por mis mejillas, al ver como el fuego estaba, por los altos. Me subí al auto, al ver que venía el equipo de bomberos. Las lágrimas seguían en mis mejillas, me las sequé con brusquedad, la rabia se había empoderado de mí.
Conduje hasta llegar a la residencia de Kelvin, las luces seguían prendidas. Su carro estaba parqueado. En la ventana estaba él, parado con una chica. Hablaban. Lo miré, conté cada segundo que lo estuve mirando.
Desearía entrar, y empaparlo de balas, pero no sabía quién fue. Lo único que puedo hacer es darle una señal que sabía todo. O no, eso es de cobarde. Le tenía que hacer pagar por su deuda, de una manera mucho más alta y cruel.
“Una mujer, no derrama lágrimas, cuando te causan dolor, te vuelves más fuerte y poderosa” y esto estaba a punto de comenzar. Me subí al auto y conduje hasta el muelle. Frente justo enfrenté de Jack, me bajé del auto.
_ ¡Gracias.
_ ¿Por qué?
_ ¡Nunca, supe que eras amante de la velocidad!
_ ¡Hoy lo sabes, no hay nada de que sorprenderse!
_ ¡Por alguna razón, me gusta cuando usas esta actitud, y por otra razón me gusta cuando está la antigua tú! Aunque no sé cuando esta quien, o no está quien.
Frene, tan fuerte que si no tuviera con el cinturón, saldría volando del vehículo.
_ ¡Yo, siempre estoy!
_ ¡Y por eso, debías frenar así, como una loca! Yo conduzco. Tú no estás bien de la cabeza.
En esta lo escuché, pero él no esperaba que me subiera encima de él, y que no bajara del vehículo.
_ ¡Te moverás o no!
_ ¡Creo que talvez, quiera quedarme así, es una muy buena posición más en auto bajo!
_ ¡Si te das cuenta, si sigo conduciendo, terminaremos en algún acantilado!
_ ¡Puedes hacerlo, cuando estés sola!
Se movió al asiento del copiloto. Eche la cabeza atrás, para descansar. Tenía la cabeza en mil mundos, meno en tierra. No podía creer que ya me querían muerta. El juego había empezado. Tenía que jugar todo a mi manera.
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