La secretaria Indomable romance Capítulo 76

Traición, es una palabra, tan cruda que solo pensarlo te revuelve el estómago. Estaba preocupada, por papa. Que me olvide del gran ogro. La traición era como un signo de edema en la familia Bill. Tal como Jack, papa Bill. Ya habían pasado por esa clausura. Es horrible ser traicionado por los seres que intentas proteger.

Fui al estudio, y papa estaba triste. Reflexionaba sobre lo que tenía que hacer. Pero no encontré a Jack con él. 

_ ¡Papa, por favor! ¡Cálmate, sí,Solo quiero que te recuperes bien de tu salud! 

_ ¡Pequeña, sabes lo peor de sentir la traición de las personas, por las cual pones tu vida en peligro para protegerlo!  

_ ¡Pa, es un sabor muy amargo de poder tragar!

_ ¡Si, eso mismo es un sabor que te es tan difícil de digerir! ¡Que prefieres escupirlo y no volver a saber de este sabor en tu vida!

_ ¿Que quieres hacer pa?

El suspiro y me miro.  Sus ojos profundos y su mirada catalizada, estremeció mi piel.

_ ¡Cuando una espina, te impide caminar, solo lo arrancas y tu camino será libre! 

Dicho, eso abrió su gavetero y recogió su arma favorita que podía decir. Un calibre nueve.

_ ¡Papa, ten cuidado! ¡Es tu hermano! 

Su cara estaba roja de la ira. Y supuse que nada de lo que yo diga será, algo que lo pueda calmar.

_ ¡Justo, por eso kat! ¡Porque es mi hermano, tengo que dar la lección!

Dicho, eso se marchó y salió afuera. Me asusté y sabía que algo estaba por pasar. Cuando salí Jack estaba sentada en el jeep negro. Su cara era tan distinta y fría, que su mirada me paralizo en mi lugar y no trate de detenerlo más.

Me puse la mano en la cara, para suavizar mi estrés. No sabía qué hacer. Volví a la sala y me topé con la tía.

_ ¡Katty, veo que te esmeras mucho para poder ser parte de la familia Bill, parece que se te olvida tu origen! ¡Recuerda que solo eres una simple secretaria y no cruces tus límites!

 Y esta anciana que se está creyendo. Está fingiendo no saber lo que está pasando o simplemente está sentada y ver el espectáculo, de lo que estos dos hermanos están por hacer.

 _ ¿Qué?

La miro de pie a cabeza, estoy tan fuera de mi ser, que darle una bofetada no sería demasiado.

_ ¡Últimamente, estás muy apegadas a nuestras familias, te hemos criado y dejado ser a tu antojo, hiciste no sé que cosa para estar más cerca de los chicos! Y de Marcelo, pero sé que ellos están ciegos y no pueden verlo, ramera y sinvergüenza que eres. Estás tratando de acostarte con el padre y el hijo también. 

No, eso está de más. Esta mujer que nunca, en su vida, ha levantado un plato no puede venir y darme a mí un sermón. Mucho menos tratar de interponerse en mi vida. Y tampoco tratar de hacerme lucir mal. Una palabra más no responderé y la haré pagar con esa placa de nariz postiza que tiene.

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