La secretaria Indomable romance Capítulo 75

Me moví, adentre más en la poca oscuridad de la esquina. Pero note que camina a mi dirección, seguro quería confirmar que nadie lo estaba mirando. Y no me queda de otra que entrar a toda prisa. Pero en este momento Jack salió y me topo el hombre haciendo que mi última gota de alma se saliera de mi cuerpo y dejara de existir en este mundo. Mis pies perdieron, él equilibró y caí en sus brazos. Mi cuerpo y mente temblaron tras ese susto. 

Recupero mis sentidos. Y lo empujo por ser un hombre despiadado. Ante de que pudiera hablar, me paro delante de él, sellando su boca con mi mano y lo jalo a lo poco oscuro. Este tipo no puede vernos. No debe vernos y yo debo de investigar más de que estaba hablando. Cuando vi movimiento donde suponía que sentía la mirada se devolvió. 

Al parecer este tipo que sostengo mi mano en su boca. Lo aprovecha y saca su lengua para pegarla a la Palma de mi mano. Haciendo un cosquilleo entraño en mi ser. Un comportamiento poco, propio e higiénico de este hombre. Quito mi mano de su boca para limpiar la saliva en mi palma. 

El muy descarado, lo recibe como merito a su fetiche, sonríe. Y luego me mira serio.

_ ¿Quién era ese?

Al parecer, él también vio algo extraño. 

_ ¡Ese tipo, me parece muy sospechoso!

_ ¡Si, eso creo también! ¡Te importaría investigar por mí?!

Una petición, que me saco de mis expectativas. Este hombre tenía mucha estima sobre mí.

_ ¡Jack, solo especulo y además! ¡Tus hombres deberían de hacer este trabajo!

_ ¡Solo quiero que tú lo hagas! ¡Así podrás interrogarle a gusto!

_ ¡No, bromeas conmigo, Bridón!

_ ¡No, estoy bromeando, digo la verdad! Quiero que tú lo manejes. Y espero un resultado satisfactorio.

Sin ante permitirme, un lugar para negar, ni tampoco hablar. Él ya se había esfumado de mi lado. No entiendo, como siempre, me pone en aprietos. Entro a la sala. Y bajo. Veo a papa en una conversación, y me acercó un poco a él. Ya hace mucho que hable con él. Y verlo devuelta me siento feliz.

Por lo menos, tendré quien me defienda en las garras de este tipo, cuando me amenace con cualquiera de sus locuras.

_ ¡Nena, estas! _ me pregunta Don Marcelo con una sonrisa.

_ ¡Si, como estás ahora! _ le pregunto yo.

_ ¡No, tú me salvaste, y me protegiste! ¡Esa pregunta debería de hacerla yo!

_ ¡Estoy, bien! 

_ ¡Eso es muy bueno! ¡Jack me contó que acabas de ver algo extraño en uno de los hombres! 

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La secretaria Indomable